Capítulo 15 ~ Lo que quedó atrás (4)

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(P.o.V. Lanna)

— Eres la peor persona que he conocido, tú provocaste todo esto.— Mayra está enloquecida. Desconozco si ella sabe lo que hace. Mayra esta tan fuera de si que me hace dudar si nos ve o tan solo ve el dolor, el miedo, y la culpa que siente. No hace falta usar mi don para saber lo que siente. Adam me empuja hacia un lado con su cuerpo, me salva del impacto de una compacta masa de tierra que mide casi lo mismo que yo, y yo soy bastante alta. Mayra nos ataca mientras Thomas intenta detenerla, pero ella no se detiene. Esta totalmente fuera de sí. Y luego se detiene. De la nada y como si nada hubiese pasado, vuelve a caer de rodillas al suelo. Thomas se arrodilla a su lado, temiendo las represalias. Me levanto y Adam se para junto a mí. Amelia sonríe abiertamente, con ira pero también con satisfacción.

<<¿Qué demonios está pasando? Adam...>>

— No lo sé, pero no me importa, nadie tiene el derecho de atacarte... de atacarnos...— Él piensa en devolver el golpe pero freno su mano.

— Por favor...— Adam me mira confundido, y con algo de enojo en su mirada.

Mayra vuelve a intentar golpearnos, a Amelia en particular, pero la líder de Fuego apenas si se mueve para crear una bola de fuego que atraviesa el ataque de Mayra, desintegrándolo con facilidad y casi quemándola en el proceso. A pesar de estar arrodillada en el suelo, sin ninguna clase de postura ni de movimientos adecuados para usar la tierra, a Mayra no parece afectarle, ella continua atacando, aunque cada vez con menos fuerza, hasta que se detiene, se sienta sobre sus talones y tan solo llora.

Amelia avanza un paso en su dirección, sus ojos se tornan rojos y Mayra grita, grita a todo pulmón, Amelia está usando su don en ella. Mayra está intentando quitarse, lo que parece ser calor, con las manos, de la forma en que sea, pero el calor de Amelia es interno, no se quita así como así.

Adam duda al principio, la mira a Amelia, a Mayra y luego a mí. Su expresión cambia drásticamente cuando su mente se aclara, Adam va a atacar. Con sus brazos lanza una onda expansiva que vuelve noche el día. Thomas se defiende y protege a la debilitada Mayra con su propio cuerpo. Cuando la ola está por caer encima de ellos Amelia hace una señal, una simple seña con su mano, y es suficiente para que Adam se detenga y el ataque se esfume tan rápido como se creó.

— Resolvamos esto según las normas, una lucha de uno por cada uno.— Ame me mira, y me señala con su dedo, invitándome a unirme, y participar. Adam se interpone entre ambas, pero Amelia con su dedo en punta sigue insistiendo.

— Amelia... Sabes lo que pienso sobre eso...— Adam se mantiene firme en su lugar, me resguarda detrás de su espalda, y para mi sorpresa, Amelia cede y simplemente sonríe.

— Bien, entonces Peter, pelearás conmigo.

— Mayra no está en condiciones de dar pelea. — Thomas intenta detener el uno a uno, pero a Amelia poco y nada le interesa, es aún mejor para ella si su contrincante no da pelea.

— Es la norma Thomas, ella puede pelear claramente, si no como crees que...— En una ráfaga de viento, que nadie vio venir, Mayra desaparece. Tanto Ame como todos quedamos atónitos. Ella se traga sus palabras, y es Peter quien sube la voz, antes que Amelia enloquezca.

— Entonces uno a uno...— Peter se adelanta unos pasos hasta plantarse delante de su oponente, Thomas, y no duda en atacar primero. En dos sutiles movimientos arranca una roca de la tierra y se la lanza a Thomas, quien no se defiende y recibe el golpe de lleno en su hombro izquierdo, haciéndolo caer. Me duele tener que limitarme sólo a mirar, pero es la norma.

— No pelearé contigo Peter, no lo haré...— Entre dolor y pena, Thomas se levanta, y se para de vuelta en su lugar, con una mano en el hombro, como si así pudiese sostener su dolor.

— Entonces esto va a terminar muy rápido.— Peter lo sigue atacando sin piedad. Una y otra vez le lanza sus ataques y lo hace caer varias veces al suelo. Todas las veces Thomas vuelve a levantarse, y su no reacción hace enojar aún más a Peter.— ¡¿Porqué tenías que ser un traidor y no podías solamente ser mi amigo!?— Se que no espera respuesta a eso, y los ojos de Peter se tornan verdes. Del suelo que rodea a Thomas emergen dos hiedras trepadoras que se cierran en torno al cuello de Thomas y lo levantan en el aire como si no pesara nada. <<Lo matará...>> Adam niega con la cabeza, pero duda, no está tan seguro como quiere aparentar. Me mira y luego mira a Amelia, esperando que ella señale el alto, que detenga todo esto, pero no necesito leer mentes para saber que no lo hará. Thomas se aferra a las enredaderas, luchando por instinto con ellas, no por elección.

— Lo va a matar, Adam, te digo que lo va a matar y Amelia lo va a permitir. ¡Lo matará! ¡Haz que se detenga! ¡Basta!— Ya ni siquiera le grito a Adam, le grito a ella, la que permite que un chico se vuelva contra su mejor amigo a este nivel de violencia. Empujo a Adam a un lado y me apresuro a interponerme. Me paro entre Thomas y ellos, y antes que puedan decirme nada, uso mi don en ellos, en ambos a la vez.

— ¡Lanna, no!— <<Ocúpate de salvar a Thomas, yo puedo salvarme sola...>> Oigo el ruido que hace el cuerpo de Thomas al golpear el suelo, pero solo veo a Amelia y a Peter, y ellos solo me ven a mí.

El miedo más profundo de Peter... el error, fallar, perder. Lo llevo hacia atrás, hacia su infancia, a su primer derrota, con su hermana, mejor dicho contra ella. Su hermana mayor desde pequeña ya controlaba sus dones elementales, y en cuanto Peter cumplió los cinco años, sus padres decidieron enfrentarlos, con la esperanza de despertar el poder elemental de Peter, que realmente no sabían si estaba o no dentro de él. A su hermana no le importó lastimarlo con tal de demostrar su habilidad, y él no quería pelear con ella, porque la quería demasiado como para pensar siquiera en lastimarla. Era demasiado pequeño, y yo lo obligo a ser ese pequeño nuevamente. Lo vuelvo a enfrentar a su poderosa hermana y lo dejo ahí. Peter cae de rodillas y unas lágrimas vacías comienzan a recorrer su cara. Llora de dolor, físico por los golpes de su hermana, pero de un mayor dolor que es emocional, porque aún así es su hermana y la quiere, y aunque sus padres le festejen a ella por haber peleado también, y aunque lo castiguen por no defenderse, él los quiere también.

Amelia... el temor de Amelia, no... no encuentro temor. No puedo encontrar un temor en ella, pero no puede ser que no haya miedo, todos tuvimos miedo alguna vez... Todos le temen a algo.

— No, Lanna, yo no le temo a nada, el miedo es como el frío, una sensación de ausencia, ausencia de fuego, de calor, y yo de eso tengo mucho.— Siento frío recorriendo todo mi cuerpo. Me congela los huesos y me hace temblar. Y soy yo la pieza que cae de rodillas en el tablero, ella me ganó. Hace mucho... frío...

Elements (Libro Uno) ~ EDITANDOWhere stories live. Discover now