Capítulo 2 ~ La novata (1)

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(P.o.V. Mayra)

Cuando llegué a la plaza central de Garden Grove, me rodeó una extraña luz, que creí que eran policías, pero al mirar mejor aparecí aquí. Este lugar extraño que apareció ante mis ojos no era la plaza de G. Grove, noté que jamás había atravesado un bosque para llegar, entonces ¿Porqué ahora me rodeaba uno? Ya no estoy en Garden Grove, creo que ni siquiera estoy en California.

Este lugar tiene cierto parecido a una plaza, es un monumento de piedra, rodeada por un claro de verde pasto, y más allá un frondoso bosque. La estatua es de Dragones, siete para ser exactos, entrelazados.

— Bienvenida a la Academia de Orholt para Elementales— a mis espaldas una voz suave y calmada me da la bienvenida, pero ¿a mí? Me volteo para encontrarme con un anciano muy formal y bien vestido que me mira con calma. No entiendo, dijo elemental, yo no soy elemental, de hecho no se qué o quién soy, ¿porqué sería elemental? ¿Que hago acá? O mejor dicho... ¿Dónde es "acá"?

— Mire viejo, con todo respeto, no soy elemental, ni soy de por acá, ni sé en donde estamos. Yo vivo en la calle y estaba intentando llegar a Garden Grove, esto tiene que ser un error, uno muy grande.

— ¿Americana, no es así? He estado algunas veces en California, un clima muy bello por supuesto. Sígueme por favor. Te llevaré a la Torre de los Iniciados.

— Señor...— Intento llamar su atención pero él sigue hablando sobre el lugar y los elementales.

— Verás, en Orholt hay al de dos a seis iniciados por semana y...

— ¿Me está escuchando?...— ignorándome, continúa con su relato y con su caminata, pero yo no quiero explicaciones, quiero irme. Nunca molesté a nadie, ¿Porqué me toca algo así? Tan solo quiero irme a casa... o solo irme de aquí. Basta.— BASTA.— Una luz dorada sale de mis puños cerrados y golpea la espalda del hombre. En su chaqueta hay una pequeña mancha dorada. Con un movimiento de manos del anciano, esa marca desaparece. Pero la luz, y la mancha, y el saco del señor... ¿Que acaba de...? El hombre se ríe, se da vuelta y me mira con una sonrisa.

— Como te venía diciendo, bienvenida a Orholt, joven elemental.— Su sonrisa tranquila me pone en evidencia como una completa tonta. Asiento, todavía en shock, y de a poco voy tomando conciencia de lo colorada que debe estar mi cara. En contra de todos mis sentidos sigo al hombre a través del bosque. Me miro las manos mientras camino sin prestarle mucha atención a lo que me va explicando, no entiendo que fue lo que pasó, pero evidentemente fue patético, no solo atacar al ancianito si no esa... luz...— Eso que hiciste antes fue energía.

— ¿Energía?— El hombre capta mi atención, lo miro con curiosidad, y me adelanto hasta caminar a su lado, no puedo evitarlo, la intriga me gana.

— Así es, tu energía. Lo entenderás mejor cuando hayamos llegado a la torre.— Camino en silencio mientras el bosque se vuelve más luminoso, los árboles más separados entre sí, y más adelante se abre un claro muy amplio. En el centro del claro se alza una magnífica torre de siete pisos, con muchas ventanas.

— ¿Que es eso?

— Es el edificio temporal de alojamiento de los novatos. Son seis pisos de veintiocho camas cada uno. El último piso son los baños. Si, ya lo sé, no pensamos muy bien la arquitectura de la torre cuando la construimos pero nos da algo de pereza reconstruirla.— Dice frenando para que pueda hecharle un vistazo a la torre en todo su esplendor.

— Pues claro, construir una belleza así debe llevarles años enteros, décadas quizás.— El hombre sonríe y se ríe ligeramente. Me siento un poco ofendida pero se ve que le sale naturalmente.

— Ya todo será más claro, date tiempo... Joven, no te he preguntado tu nombre.

— Mayra, Mayra Huxley.

En cuanto entramos al comedor nos encontramos con cinco o seis mesas llenas de personas, mesas largas, de al menos treinta asientos, y en el fondo una chimenea mantiene caliente el lugar. Hay mucha, mucha gente. Demasiada. Al verme todos comienzan a cuchichear, y se ríen. Comentan cosas al oído y me señalan. Sigo sus miradas hasta mi ropa, mi apariencia, mi... todo. Claro, no están acostumbrados a ver una chica en trapos que viene de la calle. Me pongo colorada y dirijo la vista al piso, menudo papelón para un primer día.

Elements (Libro Uno) ~ EDITANDOWhere stories live. Discover now