Capítulo 12 ~ Discordia (1)

1.8K 185 3
                                    

(P.o.V Mayra)

— Sólo tienes que concentrarte un poco más Mayra... No es tan difícil.

— Tu lo dices porque a ti seguro siempre te ha sido fácil todo, ¡no viviste lo que yo Dreyx!— Bajo los brazos dejando desvanecerse la esfera de energía que Dreyx y yo estábamos creando.

– Genial, ahora tendremos que volver a empezar...

– No pienso volver a pasar todo ese tiempo construyendo una tonta esfera Dreyx, ¡llevo tres semanas practicando y no he logrado nada! Todos los demás ya están pasando a clases más avanzadas y yo...— Dreyx se ríe y eso me pone aún más furiosa.— ¿Y de que te ríes payaso? Cuenta el chiste así nos reímos los dos...— Él levanta los brazos en su defensa y sigue riendo. Me cruzo de brazos y espero a que se deje de reír.

— Es que sigues hablando de días y semanas y honestamente eso aquí no sirve de mucho...

— ¿Que dices? Días, noches, siete son una semana, ¿nunca fuiste al preescolar?

— Pues digamos que si, pero supongo que te habrás dado cuenta, primero, que hay dos lunas más en el cielo, y segundo que los días son inusualmente largos aquí, pues en realidad sólo son adornos, es para mantener la lógica de las mareas y que los de agua puedan practicar en su elemento. La noche y el día, el tiempo en sí, no pasa de la misma manera aquí en Orholt que allá en la Tierra.

— ¿Y eso era lo tan gracioso?

— En realidad me reía de tu clara inutilidad elemental pero... ¡Oye era una broma! ¡No te enfades!— Ya estoy muy lejos para cuando se arrepintió de decirlo. Hizo bien en no seguirme. Ese tonto Dreyx se cree lo más, al menos aún tengo amigos de verdad que no son como él...

— ¡Mayra! ¡Hola! ¿Comes con nosotros?— Francis pasa su brazo por encima de mi hombro y me obliga a girar en dirección al comedor. Detrás de él camina en silencio Saint.

— En realidad aún no es mi momento de cenar pero supongo que no hay problema, de todos modos mi lección de hoy con mi "Centinela"...— pongo mucho énfasis y hago comillas con los dedos al hablar de Dreyx—... No estaba yendo ni para adelante ni para atrás.

— Con más razón entonces, vamos a comer, con la panza llena el corazón está contento.

Nos sentamos los tres en el comedor y Corinna se acerca a nosotros. Tras una breve charla terminamos comiendo pizza los tres y Corinna se va a servir a los demás.

— ¡Esto está delicioso!— Es la primera vez que veo a Saint con tanta euforia, creí que no tenía eso en él.

— Si... Muy rico...— Casi no comí nada, juego con la porción entre mis manos, y le arranco el queso de a pedacitos, no tengo tanta hambre a decir verdad.

— ¿Porqué la cara larga?— Francis sabe que algo no anda bien, que extraño. Revoleo los ojos y me encojo de hombros. Él cruza miradas con Saint y se deciden por no preguntar más.

— Fran, no sabes, hoy generé mi primer campo de fuerza, las clases de defensa van geniales. Estoy muy contento con todo lo que pude hacer hoy.— Saint y Francis comienzan a hablar de lo genial que les va, y lo mucho que aprendieron, y lo buenos que son, y, y ya no quiero escucharlos. Dejo caer el pedazo de pizza en el plato y sin siquiera decir una palabra me paro y me voy.

Hoy no es el mejor día para andar rodeada de gente, quizás una caminata nocturna me venga bien. Ya hace días que lo hago, me tranquiliza, y aprovecho para practicar un poco mi farol de energía, que parece ser lo único que sé hacer bien.

Me escabullo por la ventana del salón de Fendrel, ya aprendí que salones de la planta baja son los que están vacíos a esa hora, y para mi buena suerte, Fendrel sólo enseña de día, con lo cual sus aulas están siempre vacías. Corro la distancia que me separa del bosque sin encender una luz. Sé que Matthew ya sabe lo que hago, pero al menos no me ha mandado al frente aún y aprecio eso. Él si que entiende cuando necesito estar sola. Supongo que es parte de mí, la necesidad de estar sola aquí afuera, de haber vivido tanto a la intemperie. Y me gusta, es verdad, me gusta mucho, es una de las cosas que extraño de la Tierra.

La noche es tranquila, el manto negro es iluminado por sus tres lunas, y no hay estrellas. La noche está despejada y el viento acaricia mi rostro. El rocío de las hojas me roza la piel de los brazos descubiertos, el bosque es un lugar muy pacífico a estas horas. Intento encender una lámpara de energía. Una vez, dos veces, tres... Maldita sea. Estúpidos poderes. O "no poderes", porque poco y nada me han demostrado existir. Camino entonces en la oscuridad, intentando mantenerme en pie y no tropezar con ninguna raíz.

En la lejanía oigo voces, son personas... Pues obvio que son personas, que pensamiento tonto, pero no importa, mejor me callo, y ni siquiera estoy hablando. Dejo de lado mi charla mental y me concentro en acercarme de a poco, y siempre en la seguridad de la oscuridad, para ver quiénes son, pues no está permitido salir al bosque de noche...

— ¿En serio crees que es lo correcto? ¿Seguir a Amelia? ¿La misma Amelia que intentó matar a la novata?— Es el líder de tierra, hablando con el de oscuridad y con Nicholas, el líder de fuego.

— Incluso con la fuerza de mi don pudo huir de mí fácilmente antes que Nicholas regresara con el director. No me parece sensato...— Agrega Dorothea, la otra líder de Tierra.

— Bueno pero no te tiene que parecer sensato, están conmigo y con Nicholas o no lo están, es simple...— La mirada de Adam es poderosa cuando algo se le mete en la cabeza, es testarudo.

— Dore y yo la vimos tratar de arruinar el exámen de la última novata. Además, Adam, sabes que estoy bajo observación, no puedo estar en esto, mis manos están atadas. Aunque el Director no aparezca debo cumplir con las reglas que se me han impuesto.

— Nicholas, yo ya hablé con ella, no va a importar que estés en observación cuando todo empiece. Nada va a importar cuando Amelia termine de crear el...— Pisé una rama.— Shh. ¿Escuchaste eso?

— Adam, yo me fijo, tu vete.— Nicholas está mirando a su alrededor con nerviosismo.

— Pero entonces, ¿estás con Amelia en esto o no?— Nick duda ante la pregunta de Adam, pero el líder de oscuridad ya sabe lo que Nick va a decir, y también lo que yo estoy pensando. — Es la novata, es Mayra. Que no escape, llévenla a Ashwald.

— ¿Qué? ¿Porqué a mi central?

— Porque tu amigo Nicholas ya se decidió a participar hace mucho tiempo, y su central está siendo tan observada como la mía.— Adam se transforma en sombras y desaparece. Intento retroceder lentamente y piso otra rama. Demonios, porqué cuando más necesito ser silenciosa es cuando más ruido hago. Ya no me importa, tengo que correr. Si Nicholas está del lado de Amelia eso significa que estoy en peligro y...

— Mayra... No me hagas perseguirte. Gabriel, adelántate a la central de tierra y habla con Dorotea, dile que estamos con Ame en esto. Yo me encargo de la novata...

Me doy media vuelta y corro lo más rápido que puedo, dudo que sea suficiente frente a la velocidad sobrehumana que el don de Nicholas le otorga, pero tengo que intentarlo. Corro en la oscuridad lo más rápido posible, esa es mi única ventaja, no seré tan rápida pero ya me conozco esta parte del bosque.

— Mayra...— Nicholas está cerca, me escondo detrás de un árbol de tronco grueso y me hago pequeña, con la esperanza de que no me encuentre. Me cubro la boca con las manos y se me empiezan a juntar lágrimas en los ojos. Tengo miedo. — Mayra por favor... no es lo que piensas... Deja de esconderte así puedo explicártelo bien...

Escucho que se aleja unos pasos y uso esa oportunidad para correr. Pero de nada sirve, Nicholas aparece delante de mí e ilumina cinco metros a la redonda con una bola de fuego. Quedo presa del pánico y levanto mis manos en su dirección. Cierro mis ojos con fuerza y puedo sentir algo cambiar dentro de mí. Abro los ojos y el fuego se apagó, Nicholas está en el suelo a unos metros de mí, pero yo no lo toqué, que es lo que...

— ¿Puedes controlar el aire...?— Se incorpora a medias del suelo, su cara de horror y la mía deben parecerse ahora mismo. Mi pecho quema, como si hubiese fuego en mi hombro. Me llevo ambas manos al pecho como si con eso pudiera sostenerme en pie. Puedo sentir como toda mi fuerza se desvanece en segundos y lo último que veo antes de cerrar los ojos es un haz de luz plateado y uno dorado emergiendo de mi pecho...

Elements (Libro Uno) ~ EDITANDOWhere stories live. Discover now