Capítulo 14 ~ Traición (7)

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(P.o.V. Mayra)

Thomas no parece ser el más indicado para ponerme en contexto sobre lo que estuvo sucediendo últimamente en Orholt, sabe menos que yo de lo importante. Hemos caminado la central de Tierra por dentro y por fuera ya, me acerco a la ventana del pasillo que estamos recorriendo y miro hacia afuera.

— ¿Cómo puede ser que estemos en guerra? No me lo creo... No me lo imagino...

— Lo sé, a mi también me costó. El primer día que anunciaron quise irme de aquí, huir y refugiarme en otro elemento, sé que los de Aire tienen la bondad de recibir a cualquiera que tenga problemas. Pero no lo sé...

— Yo ya no sé nada.

Me siento en el borde de la ventana, es una ventana muy alta, de piedra, la cual está fría y rugosa al tacto. Me miro la mano, con un poco de polvo, de tocar la superficie aquella. Sólo ahora me percato de que no he visto vidrios en las ventanas de los pasillos, sólo en las habitaciones. Ni siquiera tienen vidrio las ventanas de los salones de clase. Ignoro esos pensamientos, son sólo tapas que le pongo encima a lo que realmente me preocupa. Lo miro a Thomas, que se sienta frente a mí y lleva las rodillas al pecho, abrasándolas y clavando la vista en sus pies.

— ¿Sabes algo de Corinna?

— Sé menos que tú seguro, la ultima vez que la vi fue antes del exámen de inicio. Pero la he oído, o eso creo.

— ¿Que quieres decir?

— La he escuchado tocar la guitarra, y el violín, y el piano, y tantos otros instrumentos, y la he escuchado cantar algunas veces también.— Se sonríe, algo avergonzado, sin darse cuenta. ¿La ha estado espiando acaso? Deja de mirar sus pies para dejar que su mirada se pierda entre los árboles.— A veces cuando salgo... cuando salía, ya no me dejan salir más, me acercaba a la central de Energía para ver si podía encontrarme con ella. Debí imaginar que ella no rompería las reglas de salir de la central, pero ella sale a su manera. Una de las noches me senté al borde de los árboles y no sólo escuché una bella música, si no que la vi, la música, la pude ver. Eran imágenes, acompañadas de las más bellas melodías... Imágenes doradas, bailando en el marco de una ventana abierta. No supe que era de ella hasta que la oí cantar, pero a partir de escuchar su voz no me quedó ninguna duda.

— ¿Y eso desde cuando pasa? ¿Y cada cuánto?

— Bueno, desde la noche siguiente al exámen...— Se rasca la nuca y sonríe inocentemente. Me hace reír a mí también. — ¿Nunca la escuchaste?

— Mi habitación estaba lejos de la suya. Casi del otro lado del edificio. Y nunca la oí tocar en público, no sabía que tenía instrumentos.

— Supongo que no los tiene, pero sabes como es ella, puede crear lo que se le antoje, que es lo que creo que hace con la música. Te puedo jurar que hace danzar a la música misma en el aire. Es mágico. Es hermosa...— Lo miro con una ceja levantada, su cara de tonto lo dice todo.

— ¿Es hermosa?

— Hermoso, dije hermoso, es un hermoso y mágico sonido.

— Seguro que lo es...— Sonrío, con cierta tristeza, pero sonrío. Extraño un poco a mis amigos. He estado demasiado tiempo aquí... — Sabes, tengo que hablar con Amelia, ¿Me guías con ella? ¿Es bajando las escaleras? Recuerdo haber virado a la izquierda y a la derecha tantas veces que no creo que pueda llegar por mi cuenta.

— Claro, yo te llevo.

Caminamos un trecho bastante más corto de lo que esperaba. Thomas me espera fuera de la habitación de líderes, donde pensamos que estarían reunidos, pero sólo está Nicholas, sentado en una silla al revés, apoyando el pecho sobre el respaldo.

— Mayra... hola, ven, pasa.— Me le acerco y me siento en la silla junto a él. Subo los pies al asiento y cruzo mis piernas para sentarme más cómodamente.

— Nicholas yo...

— Sólo Nick, puedes llamarme Nick, si quieres...

— Eh si, claro, Nick. Necesito volver a mi central. Si están bajo ataque necesito ir con ellos.

— Aquí estas más segura Mayra. Nosotros podemos protegerte.

— ¿De qué me tienen que proteger? ¿De quién?

— Yo... no puedo discutir eso contigo.

— ¿Y porqué no? Aquí tanto tu como yo somos extraños, ¿No quieres volver con tus amigos, con tu gente? Pues yo si, necesito volver.

— No soy yo quien lo decide...

— ¿Y entonces quién? ¿Quien decide mi libertad por mí, Nicholas?

— Yo, yo la decido.— Amelia entra en la habitación, seguida por Adam, maldito buchón lee-mentes.

— Cuida tu boca, no soy ningún buchón.— Amelia se gira y lo mira fijo. Acto seguido Adam se retira calladito y con la mirada baja. Se voltea a verme una vez más. Tonto.

— Bien, entonces, Amelia ¿Porqué no puedo irme?

— Porque primero necesito que hagas algo por mí, ¿Puedes hacer algo por mí?— Asiento levemente, no sé si me convence, pero intento contentarla. Aún recuerdo el incidente, y como fueron las cosas entre ella y yo durante ese día de la presentación de elementos. Sé que no debo confiar en ella, pero estoy en un lugar rodeado por gente que la sigue, no tengo otra opción.

— ¿Que necesitas que haga, Amelia?

— Necesito que le cuentes a todos los que están aquí en Tierra, los alumnos de Fuego, y de Oscuridad también, que les cuentes la verdad de lo que pasó ese día de la presentación. Necesito que les confirmes que pueden confiar en mí. Sólo lo aceptarán si viene de ti.

— Pero no puedo hacer eso.

— ¿Qué? ¿Y porqué no?

— Porque no pueden confiar en ti, ni yo ni nadie puede, tú me atacaste ese día...— Amelia me mira por un segundo con tranquilidad y luego su mirada cambia de repente, de la nada aparece en sus ojos el odio que me tiene. Un odio que puedo sentir en mi piel, que no sé de dónde viene, pero sé que no es poco.

— Ame... Cálmate...— Nick me pone detrás de él con su velocidad, se para enfrentando a su compañera líder, defendiéndome.

— No me pidas que me calme cuando tu amiguita me acusa de algo tan grave. Es igual que el resto, sabía que los de Energía eran demasiado violentos como para razonar con ellos. ¡Un poquito de ayuda y se destruyen entre sí!

— ¿Qué dices?...— Me quedo anonadada, ¿a qué se refiere con un poquito de ayuda?

Elements (Libro Uno) ~ EDITANDOWhere stories live. Discover now