Capítulo 21 ~ Los pies sobre la Tierra (4)

135 22 1
                                    

(P.o.V. William)

Qué agotamiento. Lo primero que se me cruza por la mente es que debo haber muerto, y que si no me morí, seguro Lanna me va a asesinar. ¿Qué creía? ¿Que a ocho torpes novatos les iba a salir todo bien de una? Que tonto fui. Todo es mi culpa, pero cuando la vi a Jo... No pude evitarlo, ni contenerme. Oigo ruidos a mi alrededor, pero aún no abro los ojos, es que tengo un cansancio fuerte que me absorbe y me mantiene en el suelo.

Escucho un montón de personas. En conversaciones que no comprendo, gritando y moviéndose.

— ¡Avisen al Jefe!

— ¡Paren la producción!

— ¡Que alguien traiga al médico!

— ¡¿Deberíamos llamar al cuerpo de seguridad?!

Algo confuso y aún tratando de entender donde estoy, escucho con atención. El aire está espeso y me hace toser ligeramente como si hubiéramos caído sobre carbón.

Siento una mano delante de mi nariz, estoy respirando, escucho un suspiro de alivio. Entonces vuelvo a concentrarme en las voces de los hombres que me rodean, en el espacio a mi alrededor. Las máquinas crujiendo y deteniéndose inundan el ambiente.

— ¿Señorita Kendall?— Un hombre, que por su voz parece entrado en años, habla cerca de mí, pero no me habla a mí, Kendall es el apellido de Lanna.

— ¿Mario?— Ella habla en voz baja pero se le nota la confusión.— ¿Estamos en Kenerg?— Abro los ojos, quien reconozco como Mario asiente, se quita la gorra que llevaba puesta y la estruja entre sus manos con preocupación.

— Señorita Kendall, ¿De dónde salió? Estábamos en medio de una extracción, es peligroso estar dentro de la fábrica sin cuidado... Hace mucho no la veíamos por aquí...

— Lo siento Mario, dile a tus hombres que no pasa nada, ya nos íbamos de todos modos.— Lanna me sacude con una mano, mientras le sonríe a Mario.— Vamos Will por favor, despierta porque te juro que después de lo que pasó debería asesinarte con mis propias manos...— Me dice en voz baja pero suficientemente amenazante como para que le crea.

— ¿Te vas tan pronto...?— Esa voz es distinta.— Mario por favor, que algunos de los muchachos escolten a mi hija y a su amigo a la enfermería. Yo iré en breve a acompañarlos.

— Si señor, enseguida.

Mario entonces le ofrece su mano a Lanna, y la ayuda a ponerse de pie. Se sacude un poco el polvo de la ropa y en eso me ve, con los ojos abiertos.

— Ahora despiertas, me hubiera servido mucho más hace cinco minutos...— Me observa con mucha ira, yo miro a mi alrededor sin entender nada.

— ¡El resto reanude la producción! ¡No podemos detener la extracción de energía oscura por cada inconveniente!— La voz de ese otro hombre suena intimidante, más aún para los trabajadores de esta fábrica oscura que enseguida se ponen a trabajar. Es un lugar horrendo. De todos los lugares del mundo en los cuales podíamos aparecer, este debe ser el peor.

Avanzamos por el lugar, escoltados por un par de empleados, hacia la enfermería. Es irónico que un lugar tan horrendo tenga una enfermería tan grande y bonita como la que  hay frente a mis ojos.

Cuando entramos, la habitación es mucho más luminosa que el resto, allí está esperándonos una amable enfermera que no reconozco. Nos hacen recostar en las camillas y ella comienza a revisarnos. Los ojos, el pulso, los brazos, la presión sanguínea. Primero a Lanna, luego también a mí. Finalmente toma asiento detrás del escritorio que tiene al fondo de la sala y levanta el teléfono.

Elements (Libro Uno) ~ EDITANDOWhere stories live. Discover now