Capítulo 17 ~ Sin Control (7)

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(P.o.V. Mayra)

— Mayu...— No abro mis ojos. Estoy de rodillas sentada en el suelo, intentando mantener mis pulmones llenos de aire. Respiro con dificultad, sosteniendo mi cuerpo con mis manos sobre la tierra seca. De mi frente y de mis labios gotea sangre. Me paso el reverso de la mano y la miro, cubierta de una mezcla sangrante de tierra y sudor. De la tierra venimos y a la tierra vamos, ¿cierto?

— ¿Qué...?— Una corriente de frío me hela las venas, desde el centro del pecho, irradiando hacia el resto de mi cuerpo. Ya no hay mucho que puedo hacer, hasta para respirar necesito concentrarme. Abrazo mi torso, intentando en vano mantener el calor corporal.

— ¿Ya te vas a dar por vencida? Me estoy aburriendo de darte una paliza.

— No me extraña, llevamos un día entero...

— Dos, llevamos ya dos.— En mis manos intento crear una esfera de energía, pero solo logro hacerla titilar y apagarse, estoy agotada, física y mentalmente. Levanto la vista, Amelia está sentada en la cima de una pila de escombros, mirando sus uñas, como si nada pasara. Sus ojos brillan rojos y eso es lo único que delata que sigue torturándome.

— Dos días, en teoría, y yo ya me aburro, terminemos con esto.— Amelia se levanta y se me acerca, su mano se enciende en llamas y a medida que ella camina puedo sentir con cada paso una lágrima recorrer mi rostro. Será quizás el alivio de saber que me va a matar finalmente, que va a dejar de jugar conmigo y todo va a ser tranquilidad de ahí en más. Y me quedo, en mi lugar, abrazada aún a mi pecho, helada, sola. Pienso en lo poco que sé de mi misma, en lo poco que sé de mi pasado, me entristece saber que no voy a poder saber más. Recuerdo cuando llegué a Orholt, con el Director Bertram, recuerdo las reacciones de todos ante mi imagen, la historia de Matthew sobre el origen de los elementales. Me pregunto de donde habrá sacado esa historia. Recuerdo el incidente con la selección de grupos, conocer a Dreyx... Dreyx... Recuerdo la frustración de pensar que había encontrado mi lugar en el mundo y ver que no era ni soy lo suficientemente buena para esto. A medida que Amelia termina de acercase a mí, se me viene a la mente cuando huí de la central de Energía, algunos flashes de imágenes surgen al respecto, imágenes que no recordaba del todo. No puedo creer que haya caído en el juego de esta mujer.

Amelia hace aparecer una llamarada más grande que yo y la lanza en mi dirección. Ya no tengo ganas de seguir resistiendo, solo quiero que todo se detenga, solo quiero dejarme ir. Pero el fuego no me quema. La llamarada me llega pero no me golpea, abro mis ojos y me enfrento a una imagen incomprensible. El fuego se cierra a mi alrededor, como si hubiese hecho un campo de fuerza, y allí permanece. Veo las llamas y puedo sentir en mi estómago como voy perdiendo el control, como todo a mi alrededor se oscurece de repente, más oscuro que la misma noche que el fuego a mi alrededor ilumina. El mundo se difumina en una masa uniforme, a mi parecer me desvanezco, pero sigo aquí. Sigo aquí, sigo viva. Y de repente desearía no estarlo.

Casi puedo escuchar el quiebre imperceptible, como si dejaras caer un vaso de vidrio al suelo, y pudieras sentir la vibración del suelo mientras estalla en miles de pedazos, esparciéndose por el suelo. Abro y cierro los ojos en lo que me parece un parpadeo pero inevitablemente veo que tardo más que eso. El entorno a mi alrededor cambia, la tierra se quiebra de a poco, hay vientos casi huracanados, y varias ondas expansivas de energía emergen de mí, pero no lo controlo. Soy una espectadora en mis propios ojos.

Veo a Amelia salir impulsada hacia atrás, contra el árbol más cercano, pone los brazos frente a su cara para tapar la cegadora luz de mis ondas expansivas. Mis pies se elevan del suelo, mi piel brilla con todos los colores de los elementos. Es doloroso, pero ya casi no siento nada. Cierro los ojos y me concentro en calmarme.

<<¿Qué me está pasando?>> Cuestiono la realidad de esta situación, no comprendo lo que sucede y no creo poder comprenderlo. Siento que el sello en mi hombro quema como aquellas tantas veces en la tierra, antes que ocurriera algún desastre. Quema en mi piel como si fuese a chamuscarse y caerse, pero no lo hace.

Abro los ojos, ante mi está Dreyx, a unos metros. Sus ojos brillan de color violeta.

<< Dreyx...>> Sonrío al verlo, y mis de mis ojos caen lágrimas. Él me sonríe, no puede acercarse a mí, pero está ahí. Da un paso en mi dirección, pero la tierra se quiebra frente a sus pies, dibujando un círculo a mi alrededor.

<<Mayu... Te contendremos tanto como podamos, el resto queda en tus manos, solo tú puedes enfrentarlo, tal como lo hiciste aquella vez...>> Escucho la voz de Dreyx, que se mezcla con otra voz en mi cabeza. Veo detrás de él a Adam y Nicholas sacando a Amelia del claro, y llevándosela a resguardo. Casi no pueden mantenerse en pie, pero Dreyx si. Como si sus pies estuvieran clavados al suelo. Lo miro confundida, no parece ser Dreyx, al menos no solo Dreyx.

Siento una puntada de dolor en el centro de mi cabeza, de repente vuelve a mí una imagen, quizás... un recuerdo.

— Mayu... Mayu... ¿Dónde te escondes?— Oigo risas de niños.

Una niña está escondida detrás de un sillón y un niño pelirrojo la busca. Se ven y empiezan a correr uno detrás del otro alrededor de la casa en la que están.

La niña no tiene más de tres años, y él quizás cinco. Son muy tiernos, y se ríen...

— Mi niño, lleva a Mayu a su habitación, métanse en el armario y no salgan hasta que yo no los vaya a buscar, rápido.— No le veo la cara, pero aquella mujer besa la frente del niño pelirrojo, acaricia su mejilla con la mano, y ayuda a que el niño se cargue a la niña en la espalda. Luego salen corriendo por los pasillos. Se esconden en el armario y cierran las puertas detrás de sí, espiando por las rejillas. La niña se baja de la espalda del niño y ambos se abrazan.

— Todo estará bien Mayu... Estás conmigo...— De repente entran muchas personas uniformadas a la habitación.

— La señora de la casa no se encuentra, y se ha llevado a la niña consigo, no tiene sentido que busquen aquí...— Uno de los hombres golpea a la señora que antes había besado al niño pelirrojo. Los hombres revuelven el cuarto entero y luego abren la puerta del armario. Pero no ven a los niños. Puedo ver los ojos de la señora brillar levemente dorados, lo disimula rascándose la frente. Está haciendo a los niños invisibles...

— Volveremos cuando la señora de la casa regrese. Si le dices algo serás la primera en morir.

— Perfecto señor, no diré nada señor.— Los uniformados se van, en sus chalecos se lee DCPE. Son del departamento de comprensión y prevención elemental... En cuanto se van la mujer cierra la puerta del cuarto, guiñándole un ojo a los niños. El niño pelirrojo cierra las puertas del armario otra vez. Allí se quedan ambos, juntos, en silencio. Hasta que los gritos vuelven a romper el aire de silencio. Son los gritos de aquella señora.

Por debajo de la puerta del armario entra humo, de repente mis ojos y los ojos de aquella niña son los mismos.

— Tranquila Mayu, yo te protejo.— El niño pelirrojo se sienta con las piernas cruzadas en el suelo, y me ayuda a sentarme en el espacio que queda, cierra sus brazos a mi alrededor, me abraza, y a nuestro alrededor brilla un campo de fuerza. Estiro mi mano para tocarlo, él me dice con una seña que no lo haga. El humo no entra en el campo de fuerza, estamos a salvo, al menos nosotros. Fuera de las puertas del armario escucho un suspiro, casi como un resoplido. Por las rejillas se cuela ahora un vapor, como cuando hace frío y expiras aire caliente, que ves aquel vaho. Me aprieto más contra aquellos brazos en los que me siento segura. Y esos brazos me sostienen. Y entonces me doy cuenta, yo conozco esos brazos tan familiares desde hace mucho tiempo.


Abro los ojos de golpe, Dreyx me sonríe. Aquel muchacho pelirrojo de mi recuerdo, es él, es Dreyx, es el niño que recuerdo de mi infancia. De repente una fuerte punzada golpea mi hombro, como si me hubiesen apuñalado con un cuchillo al rojo vivo. El calor y el dolor se mezclan en mí hasta que es casi insoportable, pocos segundos después siento como voy perdiendo el conocimiento. Y todo se torna obscuro. 

Elements (Libro Uno) ~ EDITANDOWhere stories live. Discover now