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La mujer era delgada y alta, aproximadamente unos centímetros menos que Jonathan y, aun así, tenía una postura que demostraba cierta seguridad y carácter. Su cabello castaño estaba recogido en la parte baja de su nuca, pero algunos mechones más cortos y enrulados caían hacia su frente, enmarcando su rostro. A diferencia de James, la mujer no tenía una cicatriz o una marca, corrompiendo su perfecta piel. De hecho, en su vida Jonathan recordaba haber visto a una mujer con piel tan perfecta. Sus ojos eran cafés y hacían juego con el vestido que llevaba, el cual se ajustaba en su cintura por sobre el corsé y terminaba unos generosos centímetros antes de llegar al suelo y arruinarse con la tierra y humedad que impregnaba el pavimento.

—¿Cómo ha dicho que se llama?

—Jonathan Morgan, señora —respondió, esta vez optando por quitarse el sombrero y sostenerlo contra su pecho—. Supongo por su reacción que ya nos hemos conocido...

Intercaló su mirada confundida entre la mujer, que parecía impactada y James, quien se encontraba casi igual de desorientado que él.

—No...No, no nos hemos conocido —soltó finalmente, regresando en sí con rápidos parpadeos—. Tan solo pensé que el nombre me era familia, es todo.

—Mmm, comprendo. ¿Podría usted decirme el suyo?

Ella asintió, todavía mostrando un aspecto asombrado o incluso asustado y se limpió las manos en su vestido antes de extenderle una, que Jonathan miró con más confusión.

—Olivia Eades, señor.

Normalmente no habría estrechado la mano de una mujer como lo hacía con un hombre, pero haberla rechazo habría sido incluso aún más descortés, así que volvió a colocarse el sombrero, se limpió la mano en el pantalón y la estrechó con la suya. Se sentía frágil contra su palma callosa y firme.

—Señor Morgan, la joven Eades se hospeda conmigo y mi familia desde hace ya algunas semanas —explicó James, obligándolos a romper el apretón de manos cuando ambos llevaron su atención hacia él—. Y ha sido muy amable de ofrecerse a venir conmigo esta mañana.

—Muy amable de su parte, señora Eades.

Ella asintió, muda y mirándolo tan intensamente que comenzaba a preocuparle. Temía que aquella mujer lo conociera de algún robo que había llevado a cabo en el pasado y de ser así, entonces temía que fuera con la policía. Sin duda su expresión de asombro lo hacía desconfiar.

—Volviendo a lo que me decía antes, señor Morgan, sobre buscar un trabajo. Me vendría bien la ayuda de un muchacho fuerte en la granja, si le interesa.

—¿Una granja?

—Así es, propiedad de los Taylor —. El hombre se subió al carruaje y tomó las riendas, esperando por la muchacha para acompañarlo—. No hay forma de perderse, esta a unas horas a caballo siguiendo el camino hacia el norte.

Jonathan rodeó el carruaje y se detuvo junto a Olivia para ofrecerle su mano y ayudarla a tomar asiento junto a James. Ella le agradeció, aun con esa mirada de desconcierto puesta en él y él se esforzó por no darle importancia y mantuvo su charla con James.

—No busco un trabajo permanente, señor...Mi familia y yo tenemos planes de marcharnos pronto.

—Bueno, eso es mejor aún. Realmente solo necesito ayuda reparando el cerco y adiestrando a unos caballos que me han llegado hace unos días. ¿Cree poder manejarlo, señor Morgan?

—Estoy seguro que sí.

—Entonces nos estaremos viendo muy pronto.

El carruaje se puso en marcha cuando James agitó las riendas y mientras comenzaban a alejarse lentamente, Olivia no pudo evitar mirar por su hombro y encontrar los ojos de Jonathan, fijos en los de ella. Era mucho más intimidante de lo que había imaginado y más grande de lo que se podía apreciar en las fotos. Debía medir un metro noventa seguro, quizás un poco más siendo que ella media uno ochenta y dos y Jonathan era sin duda alguna mucho más alto. Al menos por media cabeza. Se parecía demasiado a su abuela ahora que obtenía la oportunidad de verlo en su juventud y en carne propia, pero seguía sin poder superar el asombro. Sus ojos grises encontrándose con los suyos, incluso su mano áspera y firme contra su piel o su voz rasposa y su acento sureño, que dejaba escapar las palabras lentamente con ese canto al final.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now