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11 de junio 1860.
Louisville, Kentucky.

Olivia estaba de pie en la esquina de una calle junto al Shoutland club, tenía al pequeño Adrian con ella y un pequeño puesto montado con algunos ejemplos de los productos que se vendían en la tienda del señor Dick y panfletos

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Olivia estaba de pie en la esquina de una calle junto al Shoutland club, tenía al pequeño Adrian con ella y un pequeño puesto montado con algunos ejemplos de los productos que se vendían en la tienda del señor Dick y panfletos. Hasta el momento el negocio había sido un desastre y aunque muchos habían leído el artículo en el periódico; a nadie le había interesado y la otra gran parte de mujeres no sabía leer.

Así que pasaba a su plan B) interactuar directamente con el público.

—Productos de belleza. ¡Belleza para mujeres! Lleven sus productos de belleza y le aseguro que no se arrepentirán —. Maldijo para sus adentros reorganizando los frascos en la mesa y continuó cantando las mismas palabras una y otra vez—. ¡Belleza para mujeres! Lleven sus productos de belleza...

No tenía caso, muchas mujeres pasaban por su lado y ni siquiera la miraba, algunas la miraban, pero la ignoraban de igual forma. Se exasperaba ante el fracaso y principalmente ante la idea de que no podría pagar la renta cuando el dinero que Jonathan guardaba se les acabara. Y estaba cerca de acabarse pues vivir en la ciudad era mucho más caro de lo que habían anticipado.

Perdió su paciencia, se plantó junto a su puesto y dejó de lado su moral o dignidad para decir todas aquellas cosas que parecían funcionar en esa época.

—Si no quieres que tu marido te deje por una joven más hermosa que tu (como muy probablemente te sucederá si no cubres tus arrugas), entonces ven y usa los productos del señor Dick para tener una belleza eterna a cualquier edad. ¡Sean atractivas para sus maridos! ¡Y digan adiós a la fealdad!

Puso una morisqueta al girarse hacia Adrian tras burlarse de sus propias palabras y ambos se estaban riendo cuando un grupo de mujeres se detuvo a escucharla.

—¿Qué productos son los que vendes exactamente?

—Pues tengo de todo, señora. Desde productos para un cabello suave y brillante, hasta para tener una piel más tersa o incluso un mejor aliento. Lo cual le recomiendo para impresionar a su hombre.

Las vio reírse como si estuvieran ante una gran travesura y una de ellas tomó uno de los frascos y le quitó la tapa para oler el interior.

—Uhm, huele muy bien ¿Qué tiene?

—El especial del señor Dick, no puedo revelarlo ya saben...Por la competencia.

Ellas asintieron y después de entregarle unas monedas por los productos se marcharon llevándose también algunos panfletos. Y detrás de ellas, aparecieron otras mujeres.

—Al parecer si quieres que las mujeres te compren algo debes llamarles feas en la cara —le comentó a Jonathan esa noche cuando llegó a la casa cargando su pesado bolso con las partes de la mesa que armaba en la calle—. Les he dicho feas y prácticamente me han asaltado el puesto para conseguir los productos.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now