34

5.6K 649 662
                                    

Fue un dieciséis de diciembre que lo vio marcharse en su caballo con un bolso listo para su viaje y durante los siguientes tres días, esperó en el porche cada tarde para verlo volver. Su ausencia, dejaba un gran vacío en la casa que Olivia ya no podía explicar. No se sentía como cuando él se iba al banco y sabía que volvería para la cena, era angustiante y deprimente y la perseguía todo el día mientras continuaba con sus tareas como si fuera un fantasma lentamente enloqueciéndola. Las cenas eran silenciosas, los desayunos lúgubres, las tardes desesperantes y las noches especialmente frías.

Las noches eran la peor parte, pues era el momento en el que su ausencia se volvía realmente presente en la habitación e incluso en su cuerpo. Extrañaba sus brazos envolviéndola y su calor protegiéndola del cruel frío del invierno.

El diecisiete de diciembre amaneció con nieve cubriendo los campos y toda su huerta. Hizo que los días se sintieran más largos a pesar de durar menos; con el frío y la nieve no había mucho para hacer salvo quedarse en la casa, cocinar y cuidar de los niños. Pasó bastante tiempo intentando familiarizarse con el hilador, siguiendo instrucciones de los libros que le habían regalado en su boda para poder preparar el hilo con el que luego cosería sus ropas. Los niños no iban a la escuela con la nieve, así que los tuvo en la casa haciéndole compañía y al menos llenando el silencio que sentía.

El dieciocho de diciembre esperó por Jonathan toda la tarde sentada junto a la ventana para verlo llegar, pero no sucedió. Tampoco el diecinueve y el veinte en la mañana ya despertó con otro sentimiento y una renovada preocupación.

Comenzó con culpa ante el peor escenario que se podía imaginar, donde Jonathan acababa muerto y ella debía vivir sabiendo que no había hecho lo suficiente para detenerlo y continuó con una corazonada que llevaba acompañándola desde que Jonathan se había marchado. No entendía porque la había ignorado, pero ahora se sentía estúpida. Este sentimiento, le advertía que debía ir con Jonathan y acompañarlo, quizás no sería capaz de protegerlo de asesinos, pero podía salvarlo si el momento se presentaba.

Así que el veinte por la mañana partió hacia la ciudad, siguiendo esta corazonada, sin un plan de respaldo o sin una idea en mente. Cargó el caballo de James Taylor, ese bello Tennessee que le pertenecía, con un bolso donde tenía todo lo que imaginaba podía necesitar en un viaje en invierno; una botella con una bebida caliente, un cuchillo, equipo para cocinar en la intemperie (que incluía una sarten y un plato), una cuerda (pues no sabía cuándo necesitaría atar algo o atarse a algo), una caja de yesca (que en realidad era de Jonathan y tenía todo lo necesario para iniciar un fuego; paño carbonizado, pedernal y metal, yute de cera, pequeños palitos, etc), un saco de dormir de lana (el mismo que había usado al viajar con la pandilla), el rifle que se había traído de la granja de los Taylor y por supuesto su abrigo y una bandana para proteger su rostro del frío. Cargó absolutamente todo lo que alguna vez le había visto usar a Jonathan en sus viajes. 

Decidió que no podía viajar con su vestido, así que partió unas horas más tarde por dedicarse a modificar uno de los pantalones de Jonathan para que le quedara a medida. Tuvo que achicar un poco las cinturas y las piernas, así como cortarle unos centímetros de la tela, pero, aunque no fue un resultado perfecto, le quedó cómodo y con un cinturón de Jonathan resolvió el problema de la cintura floja. Se puso una de las camisas que normalmente usaba debajo del vestido, el corsé (que le resultaba más útil y cómodo de lo que habría imaginado) y por encima uno de los chalecos de Jonathan y una campera de invierno.

Cuando regresó a su caballo, se encontró con los niños mirándola desde el porche.

—Prometiste que no nos dejarías —sollozó Adrian.

—No te dejaré, cielo, volveré ¿de acuerdo? Pero tengo que ir a buscar a Jona ¿comprendes ¿verdad? —. Adrian negó y se limpió las lágrimas—. Vamos, mi amor, ¿no quieres que Jona vuelva?

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now