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19 de marzo 1861

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19 de marzo 1861.
Propiedad de Jonathan, Minnesota.

En la madrugada del día siguiente, Olivia estaba acostada en la cama con Jonathan a su lado, sumidos en la oscuridad y el silencio, con su firme mano acariciando su vientre por sobre el camisón.

Él se sujetó en un codo y levantó su camisa para dejar su piernas y vientre desnudo y Olivia lo miró en la penumbra, su rostro alumbrado por la luz de la luna que se filtraba por la ventana. No había dicho nada durante el resto del día y dado los problemas y el estrés, había tenido que posponer la fiesta de Adrian hasta que las cosas se aclararan.

Jonathan acarició alrededor de su ombligo y descendió con la yema de sus dedos por su vientre bajo. El embarazo no se notaba todavía, solo un poco más hinchado su vientre. Extendió su mano sobre todo su vientre y lo acarició, ascendiendo hacia sus costillas y volviendo a descender por sobre su ombligo.

Olivia contuvo sus lágrimas cuando él apretó sus labios contra su vientre y lo sintió llorar contra su piel, dejando un rastro húmedo en su cintura.

—Perdóname —susurró sobre la panza y continuó acariciándola—. Perdóname por querer hacerte daño, hijo mío...Y perdóname tu también, por favor.

Olivia sonrió con las lágrimas descendiendo por sus mejillas y asintió.

Le acarició el rostro y lo recibió en sus labios cuando él se acercó. Él respiró profundo mientras la besaba y ella sollozó y se pegó a su cuerpo, cambiando lugares para acostarse sobre él y que Jonathan acariciara sus piernas.

Le peinó su largo cabello que caía sobre ellos y respiró profundo, sin separarse de sus labios y sin dejar de tocarla y abrazarla.

—Soy un bruto, te lastime esta tarde.

—No lo hiciste, Jona. Eres maravilloso, atento y yo detesto ser tan impulsiva y tener mi horrible carácter...

—Amo tu carácter —interrumpió. 

—Pero te hago daño, amor, cuando todo lo que intento es protegernos a todos...Protegerte. Tu siempre cuidas de mi, de los niños, has hecho tanto por nosotros y yo... —. Las lágrimas la hicieron trancarse—. Mereces más, Jonathan, a alguien mejor...

—Nena, no, jamás digas eso ¿de acuerdo? Te amo, amo tu carácter y yo también tengo un temperamento de mierda, pero logramos resolver las cosas y eso es lo que importa. 

La besó y Olivia se abrazó a él y lo apretó con fuerza. 

—Te amo, Jonathan, jamás lo dudes ¿sí? Jamás dudes del buen hombre que eres y de lo mucho que agradezco tenerte en mi vida. 

Él sonrió y unió sus frentes, tomó su mano y miró su muñeca donde no le había quedado marca, pero sabía que la había apretado muy fuerte.

—Estoy bien —le aseguró, al verlo.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora