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El día previo a la boda fue un absoluto alboroto.

Primero Olivia despertó escuchando gritos en la casa y cuando bajó las escaleras cubriéndose con su salida de cama, las voces se hicieron más fuertes y claras hasta que pudo ver a Jonathan y Wright discutiendo en el salón. Olivia sabía que tenían que haberle avisado de los cambios con anticipación, pero según Dalia y también Jonathan, haberlo hecho le habría dado tiempo a Wright de cancelar todo lo ya planeado y arruinarles la boda. Así que le habían avisado esa mañana.

—¡¿Querías que me casara?! ¡Pues felicidades!

—¡Con Marla Pilgrim, no esta prostituta de pueblo! 

Jonathan iba a golpear a su padre y tenía su puño en alto para hacerlo cuando Olivia gritó su nombre por sobre el alboroto de la habitación y los detuvo a ambos.

—Disculpe, señor Morgan, pero ya he escuchado suficiente de sus comentarios hacia mi esta última semana y me guardé mis opiniones por suficiente tiempo. No soy ninguna prostituta o ramera de pueblo y tampoco aceptaré que vuelva a llamarme de esa forma. Su hijo tomo la decisión de desposarme y yo de aceptarlo, debería simplemente respetarnos y dejar de interferir. 

Wright había quedado impactado, no tanto por las palabras, sino por el valor de Olivia para enfrentarlo y luego darse la vuelta y abandonar la habitación con su mentón en alto, mucho antes de que Wright pudiera empezar a disculparse. Probablemente, fue mejor que ella se marchara, porque haberse disculpado habría estado mal, sabía que no podía hacerlo. 

Pocos minutos después, cuando Olivia volvía a encerrarse en su habitación para vestirse, los gritos regresaron.

Betsy la ayudó a aprontarse para ese día y en el proceso los nervios de Olivia fueron en aumento. Era difícil creer que ya se había consumido todo el tiempo del cual en su momento había contado para mentalizarse y que, aun así, seguía sin controlarse.

Esa era su última noche como una mujer soltera y ni siquiera sentía que tenía una elección en ese "negocio" que se llevaba a cabo. Nunca había planeado casarse, pero le gustaba creer que, de haberlo hecho, habría sido por amor y, sin embargo, esa razón no estaba presente cuando se disponía a entregarse a Jonathan; solo obraba acorde a lo que era mejor para los niños y renunciaba a su libertad en el proceso o al menos así se sentía considerando que Jonathan tendría todos los derechos sobre ella una vez dieran sus votos.

La discusión entre Jonathan y su padre no fue el único problema de esa tarde.

La cocina era otro caos donde Mary Ann (la cocinera) y otras ocho mujeres intentaban organizar el menú para el día siguiente y los que serían unos ochenta inventados. Pocos según la señora Morgan.

En el jardín, unos diez hombres que trabajaban en la mansión acomodaban las sillas y construían un altar para que Jonathan y Olivia dieran sus votos.

Los niños estaban en la escuela y, por si fuera poco, su vestido llegaba esa tarde y Dalia brincaba de emoción.

—Estarás hermosa, querida...Muy hermosa y solo espera a tu primer embarazo.

Aquello la sacó por completo del momento y los nervios e inseguridades regresaron como tambores de invierno. Se excusó para abandonar la casa y cruzó el jardín para refugiarse en el establo con los caballos; al menos allí no se sentía observada a cada paso ni presionada a cumplir con el rol de una novia.

Se sentó en el suelo a pesar de que su falda se llenara de heno y recostó su cabeza contra la pared de madera, volviendo a replantearse toda su vida.

¿Qué había hecho mal? ¿En qué momento se había equivocado como para acabar en esa situación? Todo estaba tan bien en el siglo veinte y ahora se encontraba atrapada entre vestidos de seda y compromisos. ¿Y qué sería de su vida una vez se casara? ¿Tendría que acompañar a Jonathan, sonreír y verse obediente y sumisa? No estaba lista para nada de eso.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now