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13 de mayo 1865

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13 de mayo 1865.
Caledonia, Minnesota.

Había un gran estante detrás del mostrador de la tienda general donde Flanagan Madison organizaba mucho de sus productos y ahora que Jonathan trabajaba para él, era su trabajo hacerlo. Había acomodado algunas latas en los estantes inferiores, unos platos con pasteles y panes en los estantes del medio, tomándose el tiempo extra de limpiar correctamente el entorno recordando que Olivia lo mataría si manipulaba comida en ambientes sucios y sin lavarse las manos y en los estantes superiores había acomodado productos más grandes, como ollas, adornos y canastos. En el proceso atendió a algunos clientes, en su mayoría mujer que venían a hacer las compras para la casa y cuando no tuvo más que hacer, se sentó a leer el periódico y comer lo que Olivia le había empacado para su almuerzo.

Flanagan Madison se había tomado el día libre aprovechando que él estaba en la tienda y también el anterior y el anterior a ese día. Jonathan no lo culpaba, sí el tuviera el dinero para tener una tienda y contratar a alguien en esta, probablemente también estaría quedándose en su casa, pero, aunque tenía dinero; probablemente más que cualquiera en Caledonia, aun no quería gastarlo.

Estaba leyendo el periódico recostado en su silla, viendo que ofrecían un millón de dólares por la captura de los asesinos de Abraham Lincoln, cuando la campanilla sobre la puerta sonó y levantó la vista para ver a un hombre entrar apresuradamente. Su primer instinto fue buscar si el hombre traía algún arma en sus manos, pero como venía desarmado y además no ocultaba su rostro con un trapo, permaneció sentado en una posición relajada y lo vio acercarse al mostrado.

—Señor...Señor, un joven se está robando su caballo.

—¿Mi caballo? ¿Mi bello Shire con cola negra? —. El hombre asintió todavía respirando de forma agitada y con una mano en su corazón—. ¿Mi Shire?

Se puso de pie y dejó el periódico y su comida sobre el mostrado, agarró su sombrero de camino a la salida y asomó con paso tranquilo para mirar hacia el final de la calle, donde había dejado su caballo atado a uno de los postes. Bajó los escalones del porche de la tienda, con la madera crujiendo bajo el peso de sus pies y se detuvo en el centro del camino de tierra con ambas manos en el cinturón de su pantalón.

Había algunos hombres sentados en los porches de las tiendas leyendo el periódico o simplemente descansando, que también se detuvieron a ver como el niño conseguía montar en el enorme caballo de Jonathan y arrancaba en la dirección opuesta.

—¿No lo detendrá, señor?

Jonathan le hizo un gesto al hombre para que esperara y se quedó viendo como su caballo comenzaba a alejarse galopando por el camino, esperó unos segundos hasta que comenzaba a volverse pequeño en la distancia y entonces se llevó dos dedos a la boca y silbó.

El bello y enorme Shire se detuvo bruscamente, levantando una nube de polvo a su alrededor y aunque el niño intentó sujetarse a las riendas, acabó golpeando el suelo con su espalda en cuanto el caballo se alzó en sus dos patas y lo tiró.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now