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Quería familiarizarse con la nueva área en la que se ubicaba, donde muchos de los soldados no le eran familiares y tampoco conocía demasiado sobre los doctores o los pacientes que atendían en la carpa.

El cuerpo de soldados dirigido por el General Anderson y Jonathan contaba con veinte mil soldados y se dividía en divisiones de aproximadamente seis mil soldados cada una. En esos últimos meses todo el cuerpo se había reunido en un punto especifico, por lo que las tres divisiones convivían, pero en cualquier momento podían ser enviados en distintas direcciones. Las divisiones se dividían en brigadas y esas mismas en regimientos y eran esos regimientos que los tenientes generales comandaban y guiaban hacia la batalla. Normalmente mil hombres por regimiento.

Pero actualmente esas tres divisiones estaban reunidas y, por lo tanto, por cada división cinco cirujanos debían atender a unos seis mil soldados y rara vez aceptaban la asistencia de las enfermeras. A pesar de llevar tres años en guerra, muchos cirujanos seguían rechazándolas en el campo de la medicina, pero afortunadamente muchas mujeres seguían optando por luchar para involucrarse.

Olivia dejó la carpa ya vestida y con su cabello propiamente recogido y un bonnet de tela en la cabeza. A veces optaba por no usar el sombrero de Jonathan por miedo a estropearlo entre toda la sangre y desorden y esa era una de esas veces. Tenía un chal sontag de lana cubriendo su torso para mantenerla caliente y en sus muñecas unos calentadores también de lana, de esa forma el frío no congelaría hasta sus huesos.

La división donde ella solía ubicarse se veía desde la distancia sobre la colina e instalado entorno a la mansión Henry, no muy lejos, había otra división de unos seis mil hombres y finalmente la que ocupaba en esos momentos y donde había tan pocas mujeres que apenas se las podía visualizar entre tanto hombre.

Caminó entre las carpas, caballos y soldados para ir a buscar una tarea con la que ocuparse. El ambiente era bastante desorganizado, pero no se podía mantener demasiada limpieza cuando dormían en la tierra y el viento levantaba tanto polvo que a veces sus pestañas quedaban tapadas. Fue recogiendo algunas latas de porotos vacías que los soldados tiraban y las apiló todas al llegar a la cacerola donde se cocinaba la comida en el fuego.

Había un hombre evaluando que la comida no se quemaba, era afroamericano y no era el único desde que se había aprobado que los mismos se enlistaran y aunque era un hombre libre, debía soportar mucha discriminación por parte de los soldados blancos. Entre algunas cosas que lo pusieran a cocinar o servir.

—¿Necesita ayuda, soldado?

—Le agradecería mucho, señora.

Se acercó a la olla y tomó una cuchara para revolver la comida y probarla. Estaba bastante insípida y aun le faltaba cocción, pero no era nada que no pudiera reparar agregando algunos vegetales cortados y sal. Y afortunadamente ella guardaba algunos condimentos en su baúl.

—Deje que se cocine, volveré en un momento.

Regresó a su carpa, agarro sus condimentos y se regresó a la cacerola para poner un poco de sal y otras especies y revolverlo. Se agachó junto a los canastos de comida enlatada y se fue con dos latas de tomates cocidos y tres de maíz para abrirlas con la cuchilla y volcarlas en la comida. Le agregó agua para duplicar la cantidad y que alcanzara para al menos sesenta hombres y repitió lo mismo en todas las cacerolas sobre el fuego que había.

Aquel trabajo podía tomarle de entre dos a tres horas, en lo que cruzaba todo el campamento hacia los distintos fuegos y modificaba las comidas. Finalmente se quedó cerca de una de las ollas y vació la mesa de madera para ponerse a preparar unos panes. Usaba harina de cebada y agua, lo que no necesariamente daba como resultado un pan gustoso, pero ella había aprendido a darle su toque especial. A veces ponía menta en el pan y otras veces manzanas cocidas o jugo exprimido de naranja, el último había descubierto a los soldados les encantaba y además quedaba muy esponjoso si lo servían caliente.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora