Olivia Eades es psicóloga y periodista con una vida hecha en el 1970, con su madre y hermano, sin deseos de casarse o tener hijos, sin preocuparse por la comida que todos los días tiene en su mesa y sin tener que luchar cada segundo para sobrevivir...
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11 diciembre 1982.
Minnesota, Estados Unidos.
Elisa tomó la gema en sus manos y la apretó para volver a envolverse en los susurros del pasado.
Miró por la ventanilla desde el primer piso y respiró profundo intentando no alterarse con todas las voces llegando a ella. Intentaba entender que significaba todo lo que escuchaba, pero apenas podía entender algunas palabras sueltas y todo lo que sabía era que Olivia hablaba.
Acomodó el recogido que traía en su cabeza y apoyó ambas manos en el borde de la ventana.
Hacía frío afuera, pero adentro de la mansión y con las estufas encendidas se estaba a gusto, por eso llevar un vestido de mangas cortas y mariposas no le afectaba, de hecho, era bastante cómodo y amaba ese vestido.
Hasta el momento todo lo que sabía gracias a la gema es que Olivia había discutido con Jonathan en esa casa, una gran pelea. Le había tomado un tiempo deducir que debía ser Jonathan con quien discutía, pues todo lo que escuchaba era la voz de ella y le había tomado aún más tiempo identificar esa misma discusión entre todas las conversaciones que se apilaban. Pero la discusión estaba ahí y ahora no podía ignorarla. Luego había escuchado una conversación sobre maridos, se atrevía a deducir que había tenido esa charla con alguna de sus hijas y por último una conversación con Jonathan sobre infidelidad, otra vez...asumía era con Jonathan.
Era todo lo que había logrado escuchar en esos siete años antes de que todas las conversaciones le provocaran dolor de cabeza y tuviera que dejar la gema en el alhajero por al menos una semana hasta que su malestar pasar.
En cuanto a la investigación, pues no habían avanzado mucho, aunque saber que ella había vivido en el pasado y podían dar con una forma de reencontrarse los tranquilizaba.
Por cinco años habían pensado que no volverían a verla y ahora tenían una oportunidad por más pequeña que fuera.
—Elisa —. Se giró cuando Jacob la llamó y soltó la gema para callar todas las voces—. Mi madre ya llegó.
Guardó la gema en el alhajero de la habitación y salió al corredor detrás de Jacob para ir al salón en la planta baja. Era el día en el cual le confesarían a Marie todo lo que sabían y tenían miedo de cual podría ser su reacción, planeaban enseñarle fotos donde no solo aparecía Elizabeth, sino Olivia, a quien ellos habían dado por muerta cinco años atrás e imaginaba para Marie sería difícil ver a ambas mujeres en la fotografía sabiendo que las había perdido y descubrir que toda su vida era una mentira.
Sin duda había sido difícil para Jacob.
Marie estaba a un año de los ochenta y su corazón era delicado, era una mujer fuerte y aunque no era mentira que los Morgan acostumbraban a vivir hasta rozar los cien años, Marie seguía siendo una señora mayor y Jacob quería cuidarla.
