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Miró el collar y se preguntó si podía ser posible que su amiga viajara al pasado. Muchos científicos le dirían que no, pero Elisa no podía estar del todo segura cuando tenía una pintura ante sus ojos que retrataba a la perfección los rasgos de su amiga, se veía un poco mayor...De unos cuarenta años o tal vez más, pero seguía hermosa y radiante y aparentando ser mucho más joven de lo que en realidad era.

—¿Por qué me has traído hasta aquí? —se preguntó con el collar en sus manos—. ¿Qué significa todo esto?

No esperaba una respuesta, pero el collar volvió a brillar en sus manos y la luz calentó su piel y recorrió sus venas dándole una sensación de comodidad y consuelo que se encontraba necesitando en esos momentos, casi como si la estuviera abrazando y no supo cómo, pero descubrió que debía hacer.

Se puso de pie y dejó el collar en el escritorio para tener sus manos libres y poder empezar a revisar en todas las cajas. Pasó el día entero vaciando sus contenidos en el suelo del ático, primero encontró cientos de objetos; joyas, atuendos del siglo pasado, productos y juguetes y luego dio con lo que buscaba; una caja repleta de fotos.

Las extendió en el suelo frente a ella y sujetó la vela para poder verlas en la oscuridad. Todas las fotos tenían una fecha registrada y los nombres de las personas que aparecían en ella escritos del otro lado de la imagen; ciento de fotos de niños y luego los mismos niños de grandes. Era evidente que Elizabeth había tenido un montón de hermanos y hermanas y que la gran mayoría parecía haber vivido hasta la vejez.

Entonces encontró una foto, la primera en tantas que confirmaba sus sospechas un poco más, en esta estaba Elizabeth, probablemente con unos quince años o tal vez dieciséis y a su lado, sonriendo, estaba su amiga o al menos quería creer era su amiga. Se veía esplendida, con un vestido sencillo para los lujos de la vida que tenía y sus manos metidas en un tarro de lavar la ropa, realizando una tarea tan sencilla para la cual tendría que haber tenido cientos de empleados.

Con ellas había otra mujer, una señora muy mayor que las ayudaba a lavar la ropa y Elizabeth estaba sonriendo a la cámara mientras colgaba una camisola en la cuerda. Olivia tenía sus manos en el agua donde frotaba una camisa y la mujer mayor parecía estar encargándose de sacar la tierra de las prendas con una paleta.

Giró la foto y se sentó sobre sus talones soltando una maldición.

Del otro lado detallaba la imagen como con todas las otras: Agosto, 1888, en White Oak. La señora Mitchell sigue viviendo con nosotros incluso después de su retiro y seguirá viviendo con nosotros el resto de su vida. Los Morgan la amamos demasiado y en esta foto ella asiste a Elizabeth y ... mientras lavan la ropa.

El nombre de la mujer que Elisa estaba segura debía ser su amiga se encontraba tachado con esmero para garantizar que nadie podría leerlo.

Pensó que esa podía ser mala suerte, así que buscó por más fotos, pero cuando extendió todas las fotos donde Olivia aparecía, descubrió que todas tenían su nombre tachado o borrado de la imagen y no había forma de ponerle una identidad.

Para ella, eso lo confirmaba todo, pero para Jacob...Sabía que era imposible él se creyera algo como eso, incluso ella estaba teniendo problemas procesándolo; ¿Qué había sucedido? ¿Su amiga había viajado de alguna forma al pasado y se había casado con Jonathan Morgan? ¿Era ella la madre de todos esos jóvenes que aparecían en las fotos? Peor aún... ¿Era ella la madre de Elizabeth? ¿Cómo podía ser posible?

Tomó una de las fotos que más le confirmaban esa mujer era Olivia y miró el reverso.

Boda de Jonathan Morgan y... ¿Y quién? Olivia Eades, seguramente —. Suspiró y miró la foto—. Veinticinco de octubre mil ochocientos sesenta.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora