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14 de agosto 1860.
Louisville, Kentucky.

Apenas lo habían logrado, pero tenían ocho dólares para pagar la renta

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Apenas lo habían logrado, pero tenían ocho dólares para pagar la renta.

Jonathan contó las monedas y pagó dos dólares por el mantenimiento de los caballos en el establo, le dio a Olivia once dólares que tenían restante para comprar algo para comer el resto de la semana y guardó ocho para la renta. No les sobraba ni un centésimo. Y realmente todo lo que Olivia podía comprar con once dólares; era arroz y pescado salado y ni siquiera suficiente pescado para los cinco, por lo que ella y Jonathan almorzaron tan solo arroz blanco.

Sin trabajo y pasando el día en la casa, se estresaban más rápido de lo normal y si no se encontraban bufando ante el polvo que parecía cubrir todos los rincones, sin duda terminaban bufando ante el calor o el hambre. Matar el tiempo cuando no tenían nada que hacer era difícil. Jonathan pudo encontrar una rápida solución, yendo a buscar por trabajo, pero Olivia (que ya sabía no la contratarían en ningún lado) tuvo que quedarse en la casa con los niños y lamentarse todo lo que había sucedido hasta ese momento.

¿Qué opciones tenían? Seguía preguntándose.

Jonathan no consiguió trabajo, aunque buscó y su última opción era la mina (a la cual Olivia se negaba) y la última opción de Olivia eran las fábricas o la prostitución (para lo cual Jonathan también se negaba). Estaban sin salida.

—Quizás yo podría preguntar en la fábrica.

—¿Con que lógica? Si tu no quieres que yo trabaje ahí, menos querré yo que tu lo hagas. Sería como que me ponga a buscar trabajo en la mina.

Sirvió la cena y comenzaron a comer.

Al menos los niños estaban descansados de haber dormido casi todo el día y los acompañaban esa noche para comer.

—Entonces puedo ofrecerme para manejar el correo...Aunque tendré que hacer viajes largos y estarás sola... —. Rechazo la idea por sí solo al imaginar lo peligroso que podía ser dejar a Olivia en la ciudad—. Así que solo me queda la mina o las fábricas.

—Y a mí las fábricas o...

—No —interrumpió con sus labios apretados en una delgada línea—. Ya he dicho que no quiero consideres ese camino.

—¿Crees que yo quiero considerarlo? Me aterra siquiera pensarlo, pero se gana mucho dinero.

—Y también perderás tu reputación y terminaras enfermándote —. Miró hacia los niños, quienes comían en silencio y se acarició la sien—. Quizás es momento de que nos vayamos.

—¿Irnos? ¿A dónde exactamente?

Había estado evitando aquel momento durante dos meses y para hacerlo había trabajado duro y ahorrado cuánto dinero fuera posible, pero ¿con que propósito? Los niños comían siempre un plato de carne y huevo o arroz y pescado, los zapatos de Luke estaban tan gastados que caminaba sobre una delgada suela casi como si estuviera descalzo y el pantalón de Eli se había roto tantas veces, que ya estaba casi completamente hecho de parches que Olivia le había cosido para arreglarlo. Y Olivia...Ella estaba delgada, sucia, angustiada y estresada, usaba siempre el mismo vestido por lo que no podía lavarlo y trabajaba demasiado duro. Todos merecían un descanso y Jonathan podía dárselos si dejaba su orgullo a un lado.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora