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Casey Bunker estaba en su oficina en el ultimo piso, encerrado entre libros y fumando una pipa con olor a flores. Era un hombre alto, medio calvo y panzón. Debía tener unos cincuenta años y se le notaba en las arrugas y las canas. Vestía de traje y zapatos y usaba lentes mientras leía y aunque tenía una mirada intimidadora y una voz gruesa, era un hombre tranquilo. 

—Señor Bunker tenemos un problema con esta mujer que cree tener lo que se requiere para tratar a los enfermos del ala seis.

Olivia se contuvo de rodar los ojos al escuchar al señor Harrell y se paró en el centro de la oficina.

Era un espacio amplio e iluminado por los enormes ventanales detrás del escritorio de roble del señor Bunker. Las paredes de los lados estaban cubiertas por libreros cargados y donde no había un libro había un cuadro. Detrás del escritorio había una cajonera rectangular con más adornos encima y una botella de coñac.

Casey pasó la página de uno de sus libros, fumando tranquilo su pipa y transcurridos algunos minutos, dejó el libro en su lugar y dirigió su vista hacia ellos en lo que caminaba hasta posicionarse frente a su escritorio y reclinarse en este.

—¿Las mujeres con sífilis? —. Harrell asintió—. ¿Y cual es su motivo para creer que puede tratar a las mujeres, señora...?

—Olivia Morgan, señor y creo que puedo mejorar sus condiciones gracias a mis conocimientos. Estudie medicina en Francia hace varios años.

Casey alzó las cejas sorprendido y soltó el humo por la nariz.

—¿Eso hizo? Felicidades entonces, usted es una de las pocas que he tenido el privilegio de conocer. ¿Ha tratado sífilis antes?

—No, pero conozco la enfermedad y sé que no es producida por la "inmoralidad" de sus portadoras.

—¿Cómo se produce entonces?

—Sería un poco difícil de explicar y no tenemos tiempo que perder, la vida de estas mujeres está en alto riesgo.

Casey se mostró intrigado ante el misterio rodeándola, pero comenzó a asentir.

—A mi mujer le gusta la medicina, se ha leído cada uno de mis libros e incluso me ayudó a salvar mis exámenes cuando estaba en la Universidad. Maravillosa mujer, se alegrará cuando le cuente que he conocido a una doctora en persona.

Harrell parpadeó atónito.

—¿No estará considerando aceptarla ¿o sí, señor?

—No veo razón para no hacerlo. Aunque he de admitir que lo que usted propone va en contra de los libros, señora Morgan, pero creo en la evolución y el cambio, así como creo que el trabajo de un médico no es juzgar, sino salvar vidas —. Rodeó el escritorio y dejó su pipa sobre la mesa—. Le daré una semana, por favor no me haga lamentarlo.

Olivia le agradeció y se retiró con una sonrisa victoriosa, dejando al señor Harrell atrás para que intentara convencer a Casey de que era una mala idea.

Bajó las escaleras y cuando se encontraba regresando al pasillo de entrada, se encontró con Jonathan y Jian que la buscaban.

—Sí lo que Jian dice es cierto, me confirmas de que estás completamente demente —. Le cerró una mano suavemente en el brazo para alejarla de la niña y la enfrentó con cientos de dudas—. No puedes tratar a esas mujeres, Olivia.

—Tampoco puedo quedarme sin hacer nada. Sé lo que produce la enfermedad y conozco cosas que esta gente no.

—Sigue siendo peligroso —. Movió su cuerpo para permanecer frente a sus ojos y que ella no lo evadiera—. Quiero que sepas que estoy en contra de esto.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora