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Olivia estaba de pie junto a Jonathan en la puerta de la casa, saludando a todos los invitados, dejando que Jonathan los presentara y agradeciéndoles por haber asistido. Prefería ir a ocultarse en su habitación y quizás llorar por lo extraña y estresada que se sentía en esos momentos, pero tenía ciertas obligaciones para con los invitados y no podía escaparse.

De ser posible; ambos ya habrían huido a refugiarse en algún cuarto.

—Dios ¿Cuánta gente ha venido? Pensé que sería una fiesta pequeña.

—Mi madre se ha emocionado y ha acosado a casi todo el pueblo para que se animara a asistir —le explicó Jonathan y ambos sonrieron y dieron las gracias a otra pareja de invitados—. Al parecer tiene un don para persuadir a la gente.

—¿Y cuánto durará la fiesta exactamente?

—Depende...Es tradición que dure toda la noche —. Olivia podría haberse roto el cuello por la brusquedad con la que lo miró. Jonathan se rio—. Descuida, pasada la cena tú y yo podemos excusarnos y nadie dirá nada.

—¿Y en que habitación dormiremos?

—Por esta noche nos quedaremos en la casa que mi madre ha mandado a limpiar, luego supongo que puedo trasladarme a tu dormitorio o tu al mío.

—¿Y los niños?

—Ellos tendrán su propia habitación.

Olivia volvió a forzar una sonrisa y saludar a rostros que no conocía y cuyos nombres se le olvidaban en el momento que lo decían y cuando tuvieron otro minuto de calma, continuó hablando.

—Pero Adrian no duerme bien si yo no estoy.

—Supongo que podemos hacer una excepción con el pequeño, la cama es grande —. Jonathan saludó a un matrimonio y la miró de reojo—. Lo escuche llamarte mamá ayer por la tarde.

—Sí, no lo culpo...Perdió a su madre muy pequeño.

—¿No te molesta?

—No podría, he aprendido a amar a esos niños muy rápido en este año —. Aceptó que un hombre besara sus nudillos y le sonrió dejando que ingresara en la casa—. Y sé que él necesita de una mamá.

—Se te da bien.

—¿Qué cosa?

—Ser madre —. Jonathan saludó a una mujer y sus dos hijas y continuó—. Te he estado observando desde que llegamos y se te da muy bien, es innato en ti.

—¿Es esta tu forma de comenzar una conversación sobre si tendremos hijos?

Jonathan se atoró en medio de un saludo y se disculpó con la pareja, los dejó ingresar y maldijo para sus adentros con renovados nervios.

—No... ¿Tú quieres que tengamos esa conversación?

—Por favor, no.

—Bien, entonces no la tendremos.

—Bien.

El silencio los acompañó durante otros minutos en los que saludaron a nuevos invitados y agradecieron la compañía y los regalos.

—Aunque tal vez...

—Jonathan.

—No dije nada —aseguró cambiando sus intenciones y cuando notó que ella lo miraba seriamente alzó las manos—. No he dicho nada, ignórame. Probablemente ya he tomado mucho whisky.

—Ajá, seguro es eso.

Cuando el último invitado entró en la casa, Jonathan se giró hacia Olivia, le ofreció su brazo e ingresaron juntos a una habitación repleta de gente y aplausos. Volvió a obligarse a sonreír y agradecer y dejó que Jonathan la guiara en esa marea de confusiones.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now