vuelo #98

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Shang Qinghua es alguien que puede parecer tonto a veces, pero a decir verdad es un tipo muy inteligente, no por nada ha sobrevivido de manera inexplicable a todos los puntos de trama mortales, así como se percató del enamoramiento de Luo Binghe y de lo tonto que era el hermano Pepino, quizás merece algo de crédito de parte de esos dos malagradecidos, que ahora viven en una constante luna de miel, comiendo delante de los pobres...

La vez que Shen Qingqiu quiso venir a ver por mera curiosidad el palacio de hielo, parecía que estaban vacacionando, ambos muy acaramelados disfrutando del palacio y aprovechando las bajas temperaturas para hacer arrumacos mientras Shang Qinghua les hacía de guía, un momento muy incómodo para el otro.

Él no tenía tiempo para jugar a ser la niñera de esos dos, esperaba que se marcharan pronto, al menos.

Mientras Shang Qinghua retomaba sus actividades como administrador de este palacio, veía el trabajo que no parecía terminar, su rey había dicho que esto era urgente, detestaba cuando todo era urgente.

Revisó uno de los papeles viendo que había algo mal con el sello real, claramente era casi ilegible y la tinta parecía que se estaba acabando y su rey no se había percatado de ello. Otro asunto más del cual ocuparse. Los demás documentos estaban igual lo cual casi los hacia inválidos, suspiró.

Se levantó de su silla y decidió ir a la oficina de su rey y buscar el sello real, reponer la tinta y así remarcar el sello, por más rastrero que sonara.

En el almacén consiguió la tinta, azul profundo, el color favorito de su rey.

Se dirigió a la oficina, notando que bajo la puerta se filtraba la luz indicando que su rey si estaba allí.

Escuchó un par de pasos en el pasillo y por alguna razón, como si retomara sus hábitos de espía se escondió tras uno de los pilares, se asomó levemente para ver quién venía en la dirección contraria, no parecía haber sido descubierto.

Esos pasos lentos pero agraciados le daban una pista de quién se trataba, así como el leve tintineo de los adornos de plata.

Frente a la puerta se detuvo la elegante figura de Shen Qingqiu y a Shang Qinghua casi se le cae la tinta al piso.

Dos toques suaves y la puerta se abrió, Shen Qingqiu entró y la puerta se cerró.

Shang Qinghua corrió rápidamente y se acercó a la puerta con la extraña idea de escuchar, porque se preguntaba ¿qué hacía el consorte Shen visitando a su rey a altas horas de la noche? No debería estar compartiendo su cómoda cama en el ala de invitados.

- Estoy aquí como pediste - se escuchó la firme voz de Shen Qingqiu y Shang Qinghua se quedó sorprendido, ¿su rey había pedido una audiencia con el consorte Shen? ¿Por qué?

Se esforzó por escuchar mejor, apenas podía escuchar lo que se decían.

- Necesito que digas, ¿cuál es más adecuado? - se escuchó la voz de Mobei-jun, ¿Mobei-jun le estaba pidiendo su opinión sobre algo?

- Si fuera yo elegiría algo como esto, después de todo nunca se es lo suficientemente ostentoso, debe ser algo vistoso después de todo sino no entenderá el mensaje.

- Ya veo.

¿Entender el mensaje?

¿Cuál mensaje?

Al apoyarse en la puerta esta levemente se abrió, pero no hizo ruido a diferencia de las puertas viejas y rechinantes en su casa de descanso. Sus ojos pudieron ver cómo Mobei-jun colocaba un anillo en el dedo de Shen Qingqiu y entonces se alejó como si hubiera visto algo que no debía.

Como conquistar a un autor idiota y no morir en el procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora