Vuelo #8

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Shang Qinghua nunca había besado a nadie, era un virgen otaku en su mayor expresión, había terminado plasmando parte de sus deseos en su novela pese a no tener idea de cómo era un beso real mucho menos un relación sexual. Todo lo que sabía lo había aprendido de internet y de los videos porno.

Podía decirse en ciertos términos que era un perdedor por no haber logrado si quiera tomarle la mano a alguien que no fuera su madre, de la cual poco o nada recordaba ya.

Desde que vio por accidente a Shen Yuan y a su hijo Luo Binghe muy acaramelados, una cierta envidia se había instalado en él. ¿Cómo era posible que el dios de este mundo no fuera capaz si quisiera obtener un beso de alguna bella doncella o algún chico guapo?

Realmente había tenido muchas expectativas de que alguien pudiera enamorarse de él pero eso parecía imposible.

¿Era repulsión lo que provocaba en la gente?

No podía evitar deprimirse de solo pensar en ello.

Terminó por manchar con tinta el importante papel que estaba transcribiendo.

- Maldición - masculló con molestia viendo que tendría que empezar de nuevo.

- Shang Qinghua - Mobei-Jun le habló y casi se le había olvidado que su rey estaba allí muy callado supervisándole, seguramente para evitar que no escapara o descansara sin permiso.

- M-mi Rey, no se preocupe comenzaré de nuevo, lo tendré listo la mitad de tiempo antes de lo previsto - dijo rápidamente buscando papel en blanco y comenzando a mojar su pincel con suficiente tinta.

- Shang Qinghua - volvió a pronunciar su nombre provocando que Shang Qinghua se sobresaltara.

- ¿Ocurre algo mi rey?

- Ve a dormir - le ordenó dejándolo un tanto sorprendido.

- ¡No puedo! si me duermo tendré todo esto acumulado para mañana, ve esa montaña de allá es el trabajo de mañana y aquella es la de pasado... no puedo retrasarme - explicó Shang Qinghua - Mi rey confíe en mi, tendré el trabajo listo antes de que se dé cuenta.

Mobei-Jun rodó sus ojos, Shang Qinghua era realmente terco.

Bajo su mirada era evidente que había algo molestando al otro, no entendía qué pero pensaba que su trabajo podría ser la fuente de su molestia.

- Si el trabajo no te molesta, ¿entonces qué? - preguntó con serenidad esperando obtener una respuesta satisfactoria.

Shang Qinghua parecía no esperarse esa pregunta porque le miró un tanto sorprendido, luego pareció alterarse soltando su pincel para que posteriormente su rostro adquiriera un color rojo brillante.

- ¡Mi rey! no hay nada que me moleste, como me puede molestar algo cuando está usted aquí honrándome con su presencia, me alimenta y mantiene bajo su protección en el palacio... ¡jajaja! no me preste atención... - Shang Qinghua había comenzado a escribir más rápido para intentar librarse del trabajo lo antes posible, la mirada inquisidora de su rey solo le estaba poniendo más nervioso y torpe de lo usual.

La temperatura en la sala bajó de golpe, Mobei-Jun estaba insatisfecho con su respuesta.

- M-m-mi rey, ¿dije algo que le ofendió? disculpe a este sirviente duplicaré mi trabajo yo...

- Shang Qinghua, quiero una respuesta a mi pregunta- dijo cortante y entonces Shang Qinghua bajó el rostro algo apenado.

Mobei-Jun seguía dándole vueltas en su cabeza a que podía estar mal, la biblioteca tenía la temperatura ideal según había dicho Shang Qinghua, tenía suficientes semillas de melón, incluso le había preparado los condenados "fideos", tenía una habitación para sí solo en el palacio, las ropas más finas y nadie se atrevería a ponerle una mano encima estando bajo su protección, ¿entonces que más necesitaba? si era algo extraño lo buscaría y lo traería aquí, sea lo que sea, entonces por qué Shang Qinghua no parecía ser tan feliz como decía.

Como conquistar a un autor idiota y no morir en el procesoWhere stories live. Discover now