Vuelo# 131

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Nota: Feliz año(?)

Shang Qinghua no sabe si está más cansado por tener que administrar todo un reino en el mundo demoníaco o llevar la administración de la secta más importante del mundo humano.

El peso sobre sus hombros es molesto, sencillamente quisiera echar la toalla. Pero ya se le hizo la promesa de unas pequeñas vacaciones. Y luego de un último esfuerzo podrá tener un merecido descanso. No puede negarse a la tentadora oferta luego de que Yue QingYuan diera su palabra.

Ha estado terminando de pulir detalles para la asamblea en la montaña Cang Qiong. Solo tiene algo muy claro Liu-shidi siempre se lleva gran parte del presupuesto, aunque sería muy osado de su parte acusarlo. Tiene que seguir insistiendo en que sean más prudentes con el uso de recursos en la secta. Tiene que hacer miles de malabares para que todo funcione.

Sus discípulos son como abejas mieleras, siguen órdenes diligentemente, aunque aún son algo inexpertos y el grueso del trabajo debe llevarlo en sus hombros, quizás es su culpa por no haberles prestado la suficiente atención, estaba más ocupado con no morir.

Está muy cansado, casi hecho polvo, aun así, se presenta en la sala de reuniones. Todos los señores del pico están ansiosos, quizás para terminar con esa molesta asamblea anual y que todos volver tranquilamente a sus picos.

Shang Qinghua es en este momento el centro de atención, sus palabras son las de mayor peso, aunque a muchos poco le importen.

El solo quiere dar su discurso y exponer lo que tenga que exponer rápido y mecánico. Aunque no sabe qué hacer cuando el hermano Pepino cuchichea con Liu Qingge, o Mu QingFang parece más entretenido con su té o como Yue QingYuan sonríe despreocupadamente, ante todo.

- En resumen... - Shang Qinghua ya quiere finalizar toda esta parafernalia.

Las linternas que mantienen iluminada la sala se apagan de golpe. Todo se queda en silencio.

Los ojos de Shang Qinghua tardan un poco en acostumbrarse a la oscuridad. Shen Qingqiu se apresura a encender un talismán de fuego al tiempo que Liu Qingge desenvaina su espada.

Entre las sombras, ocultos, aparecen demonios. Todos de inmediato acuden a enfrentarlos. Shang Qinghua tiene miedo se trata de esconder tras los pilares de la sala. Todo es una escena confusa para él, pero solo sabe que tiene que ir con sus hermanos marciales allí estará más seguro.

Uno de los demonios le agarra del cuello, de inmediato la espada de Shen Qingqiu corta el brazo del demonio.

- ¿Estás bien? - pregunta Shen Qingqiu manteniendo a los demonios a raya, lejos suyo.

- Estoy bien hermano Pepino...

- ¿Sabes que está pasando? ¿Por qué hay demonios en la montaña? - Shen Qingqiu está tan confundido como él. Shang Qinghua solo asegura no saber nada de esto. No reconoce a estos demonios de las filas de Luo Binghe.

De repente el alboroto se calma cuando los demonios empiezan a retroceder.

¿Acaso están huyendo?

Liu Qingge no pretende permitirlo.

Uno de los demonios antes de desaparecer suelta una esfera que rueda hasta los pies de Shen Qingqiu y Shang Qinghua quienes miran extrañado aquel artefacto, comienza a brillar y entonces ambos gritan "¡Huyan!"

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En el reino demoníaco, un diablillo viene corriendo lo más rápido que puede y entra en medio de la corte sin siquiera anunciarse.

Como conquistar a un autor idiota y no morir en el procesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora