YOLANDA ESPITIA RADA
"SE BUSCA NIÑERA PARA UN LEÓN"
Capítulo 3:
ILENKO
No sé en qué momento me dormí, aún sigo en el hospital, aun es de noche y me recuesto en el sofá, recordando la serie de eventos que tienen al Boss de la Bratva velando el sueño de una cría de 18 años. Emma James sostiene a mi hijo cerca de su pecho como si fuese un salvavidas y ambos duermen plácidamente en la reducida cama de hospital, Varias enfermeras se han acercado a "Revisarle los signos" pero noto la forma lasciva en la que me miran, y solo basta una mirada fría desde mi lugar en la ventana para que corran fuera.
-No Necesito que se queden - Dice la voz femenina a mi espalda, giro mi cuerpo y noto que ella también me está mirando ¿Hace cuánto se despertó? ¿Por qué tengo la guardia tan baja?
-Vladimir va a hacer una escena si intento moverlo de ahí - Digo serio, la escaneo con la mirada y luego me giro para darle la espalda.
Dormita, pero parece hacer un esfuerzo inhumano para mantenerse despierta, da un pequeño saltito en la cama y sus mejillas se tiñen de rojo, no habla, no dice que le molesta y eso me estresa.
-¿Qué Mierda te pasa? - pregunto exasperado por su actitud y la clara preocupación que toma su rostro.
-Tengo que ir a orinar - Dice bajito y procedo a ayudarla, retiro un poco el cuerpo de mi hijo y lo acomodo en la cama mientras ella se sienta, toma aire y cuando va a hacer el esfuerzo de pararse la tomo en brazos hasta el retrete - N-No tenías que cargarme - dice y se sacude en un pequeño temblor, la electricidad que parece haberla tomado pasa a mis manos y se extiende por mi cuerpo, todo esto ocasionado por la cercanía entre los dos y el contacto de mi piel con la piel desnuda de su espalda, la dejo ahí, puedo escuchar como hace esfuerzo por orinar, me retiro y admiro a mi hijo unos minutos.
Descansa plácidamente, como antes de todo esto, como si su madre no fuese una rata enferma, como si mi hermana no hubiese muerto para dejarnos solos dependiendo de nuestra relación padre e hijo.
Escucho los ligeros gemidos, que no puedo evitar que me afecten, mandando una corriente eléctrica hacia mi miembro, ella sale a paso lento del baño, la mueca de dolor en su rostro es clara y se mueve despacio paso a paso hasta que alcanza el borde de la cama
Mocosa Terca - Digo y me esfuerzo por ignorar su incomodidad, no hay motivo para que vaya a ayudarla como si le debiese algo.
El resto de la noche pasa sin mucho más, no duermo y salgo a comprar algo para que mi hijo desayune, las enfermeras cuchichean en los pasillos exasperándome (Si tuviese que explotar una institución médica esta sería la seleccionada sin duda). Hablan abiertamente, creen que no las escucho hablando de la "Hermosa Familia" de la 206, de como aquel guapo "hombre maduro" y la jovencita tienen algo sólido y han formado una increíble relación a pesar de la diferencia de edad, blanqueo los ojos mientras tomo el pasillo, me paro frente a la habitación de Emma y dejo salir una tos mesclada con una risa... porque la puerta tiene inscritos los números "2.0.6"
Dejo que mi mente deseche los chismes de pasillo y entro, miro hacia la cama, Emma está sentada, tiene un semblante mucho mejor que el de anoche y habla con mi hijo en pequeños susurros, Vlad se ríe escandalosamente por lo que sea que le dice, y mira en mi dirección cuando Emma señala hacia la puerta.
¡Papi! ¿Sabías que la señorita Patina en hielo? - Me dice con los ojos brillosos como si aquello fuese lo mejor que ha escuchado en su vida, más alegre incluso que el día en que fue nombrado Underboss - Me ha dicho que puedo ir a visitarla cuando quiera y verla patinar - el anhelo toma sus ojos, la luz que siempre hay en el resplandece y me siento incapaz de borrar a la pequeña hechicera de ojos azules de nuestras vidas; porque comprendo hoy más que nunca que si está en la vida de Vlad va a estar en la mía.
