💜 THE RUSSIAN PLUMBER 💜

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WILLIANNY MERAN







𝐀𝐝𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: Este fanfic contiene contenido sexual y lenguaje obsceno. (Como les gusta)

                 𝐓𝐡𝐞 𝐑𝐮𝐬𝐬𝐢𝐚𝐧 𝐏𝐥𝐮𝐦𝐛𝐞𝐫.

𝑰𝒍𝒆𝒏𝒌𝒐 𝑹𝒐𝒎𝒂𝒏𝒐𝒗.

Recorro las calles asoleadas de este país. La camisa no es algo que me ayuda ya que se me ciñe a los pectorales y brazos debido al maldito calor que me recorre. Es algo obvio, debido al sol de Phoenix. Las cosas no iban como quería en Sodom, me desligué por completo de las ratas hipócritas que osan de llevar mi apellido. Todo lo quieren fácil, y eso no es algo que vaya conmigo. Sigo condiciendo en mi camioneta, observando a los críos, a las mujeres con piel bronceada, y los demás seres mediocres que me dan dolor de cabeza. Tengo que empezar desde cero, tengo dos empleos de medio tiempo. En uno de ellos, diseño armamentos legales para el ejército americano, pero cuando cae la tarde, me empecino en desarmar, reparar y destapar.

Me veo en el reflejo del retrovisor, tenso mi mandíbula al recordar la tanda de sexo que tuve hace noches en una orgía de mujeres con cuerpos de infarto. El miembro todavía me duele, y no es por la máxima satisfacción, es por los estrellones que les metía en busca de placer, cosa que solo se veía en mi semi erección. Mis ojos verdosos son algo que las intimida, no tengo que ser un amo para que las putas me obedezcan ya que con mi aura dominante se humedecen a cada nada.

No tengo límites mentales, los tabúes son un término que no me preocupa a la hora de buscar la satisfacción carnal, he hecho de todo con una larga filas de mujeres, que mientras más las someto, menos me la endurecen. No sé qué diablos me sucede que ni penetraciones dobles, ni con incrustaciones de mis zapatos, juguetes de goma, objetos calientes, no logran llevarme a ese punto en donde el cerebro se entumece y el cuerpo explota.

La música avasalla mis oídos aislándome de lo que me rodea mientras me aproximo y cierro los ojos con el hambre presente, con las fantasías oscuras queriendo emerger de mi retorcida mente, esto es cada vez más fuerte. Luego de una hora de viaje llego a donde tengo que llegar.

Me echo la larga trenza atrás, me recojo las mangas y voy reconociendo la figura que se ve a lo lejos. Es una mujer medianamente alta, mientras avanzo a lo que parece ser un patio enorme, me estaciono. Salgo y camino fijándome en los escoltas que vagan alrededor de esta residencia. Ubico la piscina enorme hasta que unos ojos azules de una tonalidad irreal me examinan de arriba abajo.

–Buenos días, lo estábamos esperando. –La voz demandante de esta mujer que ronda por los cuarenta acapara mi atención. Tiene el pelo tan oscuro al igual que el vestido que cubre sus piernas luciendo muy recatada. Medio ladeo la cabeza a modo de saludo y no disimula el asombro al ver mi aspecto, y es que alguien como yo no pasa desapercibido. –Soy Luciana Mitchells, mi esposo lo espera dentro.

Me indica que la siga y nos adentramos y la casa grande de dos plantas. Es lugar es cálido, cuenta con sus lujos a pesar de tener un estilo rústico. Me fijo en una mesa ubicada en la esquina de una pared marrón que tiene una cúpula con alacranes negros haciéndome arrugar las cejas. Salimos a lo que parece un establo. Hay caballos en una caballeriza no tan grande y mis ojos recorren el lugar hasta el hombre que esta recogiendo unas pajas en compañía de una mujer de melena oscura que se ve más joven.

–¡Rick! –La mujer vocifera y luego carraspea molesta. –¡Ven rápido! ¡Ya vino el hombre que estabas solicitando!

El hombre se voltea soltando la pala que llevaba y se limpia las manos en los pantalones antes de acercarse.

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