YOLANDA ESPITIA RADA
"SE BUSCA NIÑERA PARA UN LEÓN"
CAPITULO 6:
EMMA
Me sentía extraña, el hombre de dos metros me llevaba en brazos y lograba mermar el frío ambiental que amenazaba con causarme una hipotermia, mis tenis habían quedado completamente olvidados y aunque insistí en volver por ellos dijo que no volvería a necesitarlos, entramos a la fortaleza aún en esa posición.
Uriel jugaba con Vladimir quien reía fuertemente, sacándome una delicada sonrisa
-¿Qué te parece tan gracioso? - Pregunta el ruso que aún conserva su cara de pocos amigos - No me gusta que otros te mire, o se acerquen, Eres Mi bruja, y no quiero a nadie cerca de lo mío.
-Eres muy posesivo para no ser celoso - Le dije con una sonrisa, intenté que me dejara bajar pero realmente no lo hizo
-Vamos a aprovechar que Uriel está con el niño, te demostraré cuan posesivo puedo ser - Me dijo con la voz oscura y comenzó a caminar hacia la escalera - Leoncillo, Emma y yo vamos a hacer algo importante, quédate en la primera planta con el tío Uriel.
-Bueno, papi - Dice el niño alegre y nos ignora para seguir con lo que sea que hacía con el tío
El hombre me sube a su hombro como si fuese un costal y sigue el camino al pasillo, pasa de largo la puerta de mi habitación y me adentra en la suya; la mandíbula amenazaba con descolgarse cuando vi aquel lugar, la cama de cuatro postes era Enorme, fácilmente podrían dormir 10 personas ahí, y aquello me dejaba mucho espacio para imaginar lo que podría suceder en este lugar.
-Quítate la ropa - Dijo el hombre en tono de orden y me tiró en la cama, lo vi deshacerse de su camisa y comenzó a rebuscar en un cajón.
Pensé en decirle que no quería, la actitud que tenía me ponía a temblar, debía definir si de terror o excitación pero el temblor fino estaba presente, dificultándome la tarea de quitarme la ropa, primero la chaqueta, luego la falda y cuando me retiré el Top me arrepentí de no usar brasier
-¿Enserio Emma? No solo le muestras tus pantaletas a mi primo, también lo dejas ver estos bonitos pezones - Dice y se acerca para darles un lametón que roba un gemido, no sabía que aquello se sintiese tan bien, y quería que volviese a hacerlo.
-No se veían - Dice con un puchero, el hombre besó tiernamente mi labio inferior y negó - Mis pequeños pechos no son tan grandes para que eso se note
-La ignorancia no te va salvar del castigo bebé - respondió y lo vi sentarse en una amplia silla, La correa de su pantalón estaba desabrochada, y a su lado había una pequeña mesa con objetos que no lograba identificar - Ven aquí - Dijo desde su lugar, me acerque llena de nervios, me tomó de la cintura y me acomodó recostada sobre sus piernas, la pequeña tanga que usaba no cubría mucho de mi húmeda intimidad, que se mostraba brillante ante el esperando ser devorada o penetrada de acuerdo a su preferencia.
Esperé por unos segundos que hiciera algún movimiento y lo miré interrogante, dándome cuenta de la forma en que me miraba, como si el me deseara de la misma forma que yo lo estaba haciendo.
-Voy a Zurrar ese culo - Me dijo acercándose a mi oído - Inicialmente serán 15 y quiero que las cuentes en voz alta, si pierdes la cuenta o no das el numero tendré que comenzar de nuevo y aumentarán 5 por cada error.
La primera nalgada llegó antes de que siquiera respondiera, sentía el ardor subir por mi glúteo y el grito que vino después de aquel contacto fue imposible de contener
