3. No Tuviste Elección

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Bellamy entró en su habitación y se acercó a la cama donde Clarke permanecía sentada en silencio. 

Su aspecto era lamentable, cubierta tan sólo por una manta y con las mejillas aún mojadas.

Cuando Bellamy le tendió una humeante taza de hierbas relajantes, ella ni siquiera se movió. 

Bellamy se preocupó al verla así. 

Inclinándose, dejó la taza sobre la caja que actuaba de improvisada mesilla y se percató de que seguía temblando igual que antes. 

Inconscientemente llevo su mano a la suave piel de su mejilla, y la acarició. 

Clarke cerró los ojos instintivamente sintiendo su tacto, y Bellamy se estremeció.

Antes de que pudiese decir alguna cosa, el sonido de alguien llamando a la puerta le interrumpió. 

Clarke se sobrecogió un poco y desvió la mirada casi por instinto y Bellamy al darse cuenta de ello, se levanto de inmediato acercándose a la puerta. 

Pensó en no abrirla pero finalmente, lo hizo.

—Tengo que hablar contigo —dijo Octavia nada más verle asomar un poco sujetando la puerta.

—Ahora no es un buen momento Octavia —dijo él al darse cuenta de que solo era su hermana, sin querer abrir mucho más la puerta.

—No, tiene que ser ahora Bellamy —insistió ella mirandole con determinación—. Es sobre Clarke.

La expresión de Bellamy cambió súbitamente, y saliendo al rellano cerró la puerta tras de si.

—¿Qué pasa con ella? —preguntó él.

—Lincoln me ha dicho que Azgeda la está buscando —replico ella rápidamente.

—¿Azgeda? ¿La Nación del Hielo? —preguntó Bellamy confuso.

—Si, su reina cree que Clarke tiene un gran poder y que por eso ha derrotado a los Hombres de la Montaña. Cree que consumiendo su carne, consumirá también su espíritu y con él su poder.

La cara de Bellamy se desencajó al oír esas palabras. No podía creer lo que su hermana le estaba contando.

—Salvajes —musitó Bellamy visiblemente molesto.

La cara de Octavia fue la que cambió esta vez al escucharle.

—Bellamy —protestó ella al instante dolida—. Puede que no entendamos del todo sus costumbres, pero no somos mucho mejores que ellos.

—No, lo que no entiendo es cómo sigues defendiéndoles después de todo lo que ha pasado. Esa gente es cruel, Octavia.

—Esa gente como tú la llamas es ahora mi gente, Bellamy —se defendió Octavia.

—¿Tu gente? Tu gente como tú la llamas nos traicionó, tu gente intentó matarnos y ahora intentan comerse a Clarke —bajando la voz realmente enfadado—. Ellos no son tu gente Octavia, nunca serán tu gente. Tu gente somos nosotros y si no eres capaz de aceptar eso, la única que tiene un gran problema aquí eres tú.

Ella le lanzó una dolida mirada llena de rencor y dolor.

—Te he avisado. Lincoln te ha avisado y no tenía porqué así que recuerda eso la próxima vez que quieras llamarnos salvajes —le recriminó ella duramente disponiéndose a irse.

Bellamy que supo que otra vez había metido la pata con ella cerró los ojos, y se dio la vuelta disponiéndose a entrar cuando un lastimero sonido se coló a través de la apertura de la puerta. 

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora