148. Volar Lejos, Muy Lejos

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Starlette que está tumbada sobre el suelo de la mugrienta tienda entre almohadas siente los ronquidos de Vexor a sus espaldas. La sangre en su labio aún tiene un regusto amargo en su boca y las marcas de los burdos dedos de él amoratan su dorada piel.

Ella cierra los ojos sintiendo como el sonido de los pajaros de la mañana llena el cielo y como cada mañana lo único que desea es volar muy lejos de aquel despreciable lugar.

Ni siquiera recuerda la última vez que realmente fue libre, si es que alguna vez pudo serlo. Sus recuerdos antes de llegar al campamento son borrosos en su mente, algunos algo más claros de momentos más tiernos y felices.

Otros recuerdos de después aún lucha por borrar pero su mente es caprichosa y se niega a hacerlo.

"Recordamos lo que más queremos olvidar", solía decir su madre cuando era apenas una niña. Y ahora que ha crecido no ha hecho más que comprobarlo una y otra, y otra vez.

De no ser tan cobarde como era, ella misma habría acabado con su tormento hace ya muchísimo tiempo. Pero el valor para hacerlo le fallaba y el miedo a intentarlo y fracasar era aún peor.

En la Jauría, el mañana no se promete a nadie y solo ellos deciden cuando te dejan ir. Si cometes un error, un fallo lo pagas con algo mucho peor que tu vida.

Nylan paso a lo lejos con un barreño de agua llevándolo hacia la jaula donde Clarke y su madre a duras penas descansaban. Había algo inusual en ellas, algo bueno que ya apenas llegaba a reconocer en alguna persona. Algo noble que destacaba en el corazón de ambas y se atrevería a decir que del hombre que allí las había traído también.

—Aquí tenéis —dijo Nylan a ambas al agacharse para depositar parte del agua en el barreño casi vació de ellas—. Administradla bien y os durará hasta mañana.

—Gracias —murmuró Abby acercándose realmente sedienta para coger un poco con la mano y llevársela a la boca.

Clarke que se pasaba la mano adormilada por los ojos se los frotó un poco agradeciendo con la mirada al chico por el agua, fijándose después tras de él en las vacías jaulas.

—¿Dónde están todos? —preguntó ella desconcertada—. Había cinco personas allí anoche.

—Se han llevado a dos está mañana a una aldea cercana, les venderán allí —dijo monótonamente el chico apartando las hojas sucias de barro de alrededor del barreño.

—¿Dónde están Starlette y el resto?

Nylan que no entendió bien a quien se refería ya que no solían utilizar sus nombres allí se dio cuenta de quien hablaba y bajó la mirada.

—Andros ha premiado a sus hombres esta mañana.

Clarke que no entendió bien a lo que se refería la buscó con la mirada viendo el silencioso campamento ya que parte de los hombres se habían ido.

Humo ascendía de los rescoldos de la hoguera de la noche anterior en mitad del campamento rodeado por las vastas tiendas pero no encontró apenas nada que le indicase donde podría estar ella hasta que sus ojos se posarón sobre los suyos a lo lejos. Viéndola tendida bajo una sucia manta a través de la apertura de una de las raídas tiendas.

Su mirada fue devastadora y Abigail que se dio cuenta en ese instante de lo que había sucedido llevó la mano a la espalda de Clarke para reconfortarla mientras el estomago se le encogía pensando en la noche anterior. Clarke podría haber sido ella. Incluso Abby misma podría haber sido como esa chica y nadie hubiese hecho nada para impedirlo.

Salir de allí era ya una cuestión de supervivencia, de no perder la cabeza. De no caer en su vileza.

—No...

—No podemos hacer nada por ella, Clarke —susurró Abby afligida en voz baja al saber como de afectada estaba en aquellos momentos.

Nylan que bajo la cabeza al oírla terminó atreviéndose a aconsejarla sobre lo ocurrido ayer.

—Alejate cuanto antes de Vexor o empezará contigo —murmuró atormentado antes de alejarse hacia su jaula llevándose lo que quedaba del barreño.

Clarke que sintió una lágrima de impotencia deslizarse por su rostro apartó la mirada no queriendo que su madre la viese así y teniendo que mantener su orgullo y su irá a raya. Vexor era un ser horrible y despreciable, la clase de aberración que no querrías encontrarte en una noche oscura. Un aborrecible y deleznable ser, enfermizo y ruin a todos los niveles.

Si Lexa estuviese allí para detener eso lo haría sin dudarlo, esos "guerreros" no eran más que mercenarios sin honor que se ganaban la vida de un modo deshonroso y deplorable.

Incalificable.

Tenían que salir de allí, tenían que hacerlo o ella misma le mataría. Lincoln tenía que recuperarse cuanto antes y juntos todos se marcharían de allí o en algún momento el odio y el desprecio que sentía por ese ser la llevaría a la tumba. Se conocía demasiado bien como para no temer hacer eso.

Los pajaros volvieron a piar melodiosamente sobrevolando la mañana y Clarke deseo el poder estar libre y volar, volar muy lejos de allí pero tarde o temprano lo conseguiría.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon