158. Compartir

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Lincoln que está apoyado de una mesa dentro de su tienda tiembla ligeramente necesitando pensar detenidamente en qué hacer. Se mira la pierna y sabe que ahora mismo su desventaja es evidente, aún faltan días puede que semanas para que se le cure del todo y lo único que sabe es que se queda sin tiempo.

Su camino se cruzó con la Jauría hace muchos años atrás en sus primeras incursiones a los bosques cuando solo era un novato entre las filas de Indra y su ejercito. Ahora que no era ningún niño, ahora que era un guerrero curtido sabía como funcionaban las cosas entre ellos y prefería no tener que tomar parte en nada que le comprometiese.

Abigail era útil para ellos, era una sanadora y no corría riesgos, pero Clarke era demasiado osada, demasiado atrevida e insolente como para entender lo que estaba en juego. Lincoln ya había tenido un par de advertencias avisándole de lo que ocurriría si su "chica" se descarriaba y sabía que una más no le pasarían y sería castigada.

Si tan solo pudiese sacarlas de allí...

Si pudiese sacar a toda esa pobre gente, lo haría sin dudarlo...

Le habían hecho acompañarles a caballo a una aldea a las afueras donde habían vendido a un par de personas, no podía quitarse de la mente la mirada de sus ojos mientras se los llevaban, y luego habían regresado al campamento con más elixir y ganancias. Incluso le habían dado una buena parte que había tenido que coger para no alzar sospechas ante Andros. Esto estaba siendo una pesadilla, algo mucho más duro que cuanto más tiempo pasaba más costaba enfrentar.

—¡Eh, Lincoln hermano! —dijo una desagradable voz a sus espaldas fuera de la tienda—. ¿Qué haces ahí dentro? ¡Ven a celebrarlo con nosotros!

Lincoln que cerro los ojos al escuchar eso se apartó finalmente y cojeo hasta la puerta enmascarando nuevamente la expresión de su cara.

—Más vale que no os lo hayais bebido todo sin mi —repuso él pasando por su lado para ir a la hoguera con Azcar uno de los guerreros—. No querría tener que romper una cuantas cabezas...

Una carcajada escapó de la boca de Azcar y le dio dos duras palmadas en la espalda a Lincoln hablándole complicemente.

—¿Crees que haríamos eso, muchacho? —acercándose al fuego viendo como algunos asaban buena parte de un jabalí y algunas ardillas—. ¡Ahora eres de los nuestros! ¡Nuestro deber es compartir!

Lincoln que le escuchó puso una cara llegando a un grueso tronco apoyándose en él antes de estirar la pierna junto al fuego.

—Y hablando de compartir —dijo Vexor al otro lado mordisqueando un buen trozo de carne entre sus dedos—. Podrías prestarme a la rubita descarriada está noche, no tiene pinta de ser de las lloronas.

Todos rieron al calor del fuego, incluso dos de las guerreras que estaban sentadas despellejando a las ardillas.

—Tú ya me entiendes —guiño un ojo cómplice Vexor con una cruel sonrisa antes de desgarrar un pedazo con fuerza con los dientes.

Lincoln que sintió algunas vigilantes miradas posarse sobre si sacudió la cabeza lentamente haciendo un gesto.

—No te gustaría, créeme hermano —enseñando su muslo con las manos—. Mira a mi lo que me ha hecho.

—Más motivos para domarla —contestó ahora Azcar dándole una sonrisita resabida mientras cogía un trozo de carne de las brasas del fuego—. Una noche con Vexor y nunca más te volvera a dar problemas, te lo aseguro.

Algunos rieron y otros sencillamente parecían más atentos a su comida que a la conversación. Lincoln que sintió los ojos de Vexor posarse expectantes en él no supo ni cómo salir de la conversación.

—Me lo pensaré en algún momento —dijo desviando su atención hacia el barril a su lado—. Pasame eso, el elixir de Polis es una bazofia comparado con lo que compráis aquí.

Clarke que está apoyada en los barrotes de la jaula sentada en el suelo les escucha reir a lo lejos mientras que Nylan les sirve algo de cena en un cuenco y lo acerca a la jaula.

—Comed despacio, os lo aconsejo —dijo él dándose cuenta como Abby cogía el cuenco, la skykru estaba fatigada tras llevar todo el día curando de acá para allá a los guerreros en el campamento—. No nos darán más esta noche.

Abigail que cogió el pedacito de carne asada entre sus manos se fijo en como Clarke no tocaba su cuenco. Estaba preocupada por ella. Apenas había comido nada estos días y conocía esa expresión en su cara. Algo la perturbaba, algo que la tenía agitada.

—Clarke, por favor come algo —le pidió ella preocupada acercándole el cuenco—. No puedes seguir así, te enfermarás si lo haces.

—No quiero comer nada —repuso Clarke con la mirada fija en la reunión a lo lejos.

Nylan que les sirvió algo de agua metió los vasos a través de los barrotes y dejándolos a su lado en el suelo.

—Cuanto menos comas menos fuerza tendrás para defenderte y eso ellos lo aprovecharán —le dijo el joven chico mirándola desde fuera—. No permitas que te vuelvan débil.

Clarke que le escuchó supo que en el fondo en eso llevaba razón, instintivamente su mirada fue a parar a lo lejos en la otra jaula viendo a Starlette acurrucada en ella dándoles la espalda.

Su estomago se cerró aún más ante eso, era imposible poder explicar con palabras lo que sentía al saber lo que le habían hecho y con la impunidad que ese desgraciado de Vexor se paseaba por el campamento.

Clarke que apartó el cuento con el pie hacia un lado negó imperceptiblemente pasándose la mano por el rostro algo rebasada por la impotencia y la situación. Apoyando los brazos después sobre sus rodillas para enterrar en ellos la cara y rezar para controlarse y no meterse en problemas por su genio.

Abby que llevo una mano a su brazo frotó suavemente queriendo reconfortarla mientras intercambiaba una mirada con el chico no sabiendo que decir ni hacer en ese momento. No es que tuviesen muchas opciones tampoco pero el bienestar de su hija la angustiaba sobremanera.

Si la ayuda que Lexa había enviado a buscarles no había aparecido aún, temía que ya no lo hiciesen nunca y quedarse en ese horrible lugar para siempre.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang