153. Encontradles

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  Roan que llega cabalgando a Polis junto a sus hombres les ve alejarse viendo como a lo lejos decenas de hombres arrastran algo pesado y grande atado en cuerdas, algunos parecen heridos y otros sangran aunque empujan la enorme carreta.

Roan que se desconcierta un poco se acerca a caballo y su rostro cambia al ver el cuerpo enorme y negro de un pauna tendido sobre la dura madera en un charco de su sangre y con parte de la cabeza desprendida del cuerpo.

—¿Qué es esto? —preguntó Roan afianzando bien las riendas viendo al caballo inquietarse ante su presencia.

—Lo hemos encontrado en el bosque tal como Heda dijo —anunció uno de los hombres en voz alta creyendo que salía a su paso con ordenes—. No hemos hallado rastros del cuerpo de Wanheda ni tampoco de sus acompañantes pero si hemos encontrado esto en una cueva.

Roan que le vio acercarse a él entregándole una mochila raída y una radio puso una cara viendo manchas de sangre en ellas. ¿Así que existía una posibilidad de que Wanheda estuviese muerta?

Interesante, caviló él durante unos segundos antes de descabalgar del caballo.

—Entregaré esto a Heda —dijo Roan fijándose bien en ellos antes de volverse para dirigirse a la Torre. Lexa que estaba ya de pie allí a pocos pasos de él clavó sus fríos ojos en Roan antes de extender su mano para que le entragase lo que fuese que hubiesen encontrado sus hombres.

Roan que se detuvo de avanzar al no esperar encontrarsela enfrentó sus ojos y finalmente alargó la mano tendiéndole la radio y la mochila lentamente. Lexa bajo la mirada a la radio a través de la cuál había oído por última vez sus voces y las salpicaduras secas de sangre refutaron sus sospechas. Habían sido atacados.

—¿Les habéis encontrado? —preguntó férreamente la Heda de los Trece Clanes al levantar la mirada dirigiéndola hacia sus hombres.

—No, Heda —negó el cabecilla con el hombro herido—. Como le decía al Príncipe Roan, no hemos hallado rastro ni de Wanheda ni de los otros.

—Quiero que sigais buscando —ordenó ella sin un ápice de vacilación en su voz.

—Pero Heda es probable que ya no...

—Peinad el bosque, quiero que les encontréis —se impusó ella interrumpiendo al guerrero fieramente—. Cueste lo que cueste, llevaos más hombres si lo necesitáis pero traedles de vuelta a mi.

Roan que vislumbró el azaroso pesar de sus ojos se volvió hacia ellos.

—Azgeda ofrece a parte de sus hombres para ello —ordenó él para que fuesen a buscar refuerzos entre sus tropas—. Encontradles y no volvais hasta que vuestro cometido este cumplido.

El guerrero asintió con una inclinación de respeto hacia ambos y se volvió hacia sus hombres para que se pusiesen en marcha de nuevo enviado a los heridos a sus hogares y reclutando a los sanos de nuevo.

—¡Ya habeis oído! —ordenó el guerrero los suyos—. ¡Coged provisiones y abrigo! ¡Nos vamos!

Lexa que les contempló sintió los ojos de Roan escrutándola muy muy cerca y sencillamente le ignoró dándose la vuelta para regresar a la Torre.

Hasta que sus cuerpos no estuviesen frente a ella no les creería verdaderamente muertos.

No iba a rendirse en esto, no iba a rendirse con Clarke.

No después de todo lo que por ella había hecho.

No...

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Where stories live. Discover now