132. ¿Que Puedes Perder?

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El ex Canciller Jaha que permanece apoyado en el exterior de la asentada nave en Arcadia contempla a lo lejos como Raven trata de ayudar a reparar y reemplazar los paneles a pesar de haber sido intervenida hace tan solo unos días.

La chica es tozuda, debe admitir.

Cualquier otra en sus mismas circunstancias no habría insistido, pero Raven estaba empecinada en ser útil y era de las que le costaba aceptar un no, por respuesta.

De cuando en cuando la observa llevarse la mano al estomago o a la cadera con gesto de dolor pero en cuanto este pasa, Raven sigue trabajando sin cesar.

—La terquedad es un rasgo muy común que comparten las personas más inteligentes —manifestó A.L.I.E con la cabeza algo inclinada observándola trabajar a lo lejos—. Raven lo es...

—Su puntuación en el examen de ingeniería fue perfecta —recordó Jaha sin apartar sus ojos de Raven, la dedicación con la que hacia las cosas era magistral—. Se convirtió en la mecánica de gravedad cero más joven de toda su promoción y eso sin contar con los propios test de actitud.

—Le duele —señalo A.L.I.E fijándose en ella a lo lejos.

—Así es —dijo Jaha viendo como Raven se detenía y se distanciaba un poco de la mesa de trabajo con cuidado de que nadie cercano la viese inclinándose ligeramente por el dolor.

—No es solo dolor físico —reconoció A.L.I.E viéndola cerrar sus ojos y temblar concentrándose en lidiar con sus emociones para poder continuar.

Un par de chicos pasaron por delante del ex Canciller con un enorme panel entre las manos trasladándolo hacia donde se encontraban los otros. Jaha les siguió con la mirada.

—El dolor espiritual puede ser mucho más insoportable que el físico —apuntó Jaha con cierto conocimiento de ello.

A.L.I.E volvió la cabeza para verle y se le quedo mirando con interés como si no comprendiese el significado de sus palabras. Jaha que la miro entendió eso y volvió a mirar a Raven que daba algunas instrucciones a los chicos para que le acercasen alguno de los paneles.

—La inhibición de instintos, el razonamiento, los sentimientos es lo que nos diferencia de los animales, lo que nos hace humanos. Esos sentimientos, esas emociones que nos embargan cuando la vida nos golpea tan duramente una y otra vez hace que en ocasiones enfrentar el dolor que no puede ser remediado de forma física sea una tarea casi imposible. Esa clase de dolor puede quebrarte el espiritu, el alma y hacer de ti el ser más desdichado de la Tierra.

—Su voluntad es fuerte —dijo A.L.I.E impasible observándola a lo lejos—. Su tolerancia al dolor resulta extraordinaria.

—Hasta la muralla más resistente tiene sus grietas solo haz de indagar muy cerca —contestó Jaha apartándose de allí antes de encaminarse hacia Raven bajo la atenta mirada de A.L.I.E—. Parece pesado, permite que te ayude.

Raven que sintió al ex Canciller acercarse por detrás se volvió sin soltar el panel a tiempo de ver como Jaha pasaba por su lado y lo sujetaba con fuerza para ayudarla a darle la vuelta en la dura mesa.

—Gracias —masculló Raven por lo bajo cogiendo las herramientas para seguir trabajando—. Ya sigo yo sola.

Jaha que hizo un gesto conforme, retrocedió un paso apartando sus manos del panel a fin de dejarla trabajar nuevamente.

—Me alegra ver que estás bien —acertó a decir él sin quitar sus ojos su rostro—. He oído lo que te ocurrió.

Raven que se quedo quieta al escucharle rebuscó entre las herramientas hasta dar con la que quería y simulo usarla en el panel.

—A veces la vida nos pone duras pruebas que hacen que...

—¿Puedo ayudarte en algo Jaha? —le interrumpió bruscamente Raven al mirarle—. Tengo mucho trabajo que hacer aquí y no quiero ser grosera pero me estás entreteniendo.

A.L.I.E que admiró su fortaleza ahora situada tras ella la contemplo deleitándose en su potencial antes de mirar a Jaha por encima de su hombro.

—No hay nada que puedas hacer por mi, Raven —respondió Jaha con una apacible sonrisa—. Pero si hay algo que yo puedo hacer por ti.

Raven que se le quedó mirando vio como Jaha sacaba una pequeña cosita azul y la dejaba junto a su mano sobre la mesa.

—¿Qué es eso? —preguntó ella vacilante tras unos segundos.

—Es la solución a todos los problemas, Raven —contestó él apaciblemente sosteniendo la mirada en sus ojos—. Una manera efectiva de dejar atrás todo sufrimiento y dolor.

Raven que se le quedo viendo sin entender bien de qué iba todo eso puso su mano sobre el pequeño dispositivo y lo empujó hacia él.

—Valoro tu preocupación, pero no me interesa —repuso ella apartando la mirada para seguir trabajando. Al tratar de bordear la mesa una nueva punzada de dolor atravesó su cadera y tuvo que detenerse abruptamente agarrada a ella para soportar el dolor.

—¿Recuerdas cómo era tu vida antes de todo este dolor? —preguntó Jaha contemplándola sin moverse—. ¿Recuerdas cómo era sentirte tú misma? ¿Cómo era tener elección?

Raven que cerro los ojos mientras permitía al dolor pasar a través de ella tembló ligeramente.

—Yo puedo devolverte eso, Raven —planteó el ex Canciller mirándola.

A.L.I.E que ladeo la cabeza viendo a la joven mecánica lidiar con su dolor y sopesar cuánto Jaha le decía presto mucha atención.

—Puedo y lo haré si tú me lo permites —murmuró Jaha viendo a la gente ir y venir reconstruyendo todo aquello—. Mirales Raven, ellos no comprenden tu sufrimiento. Van como hormiguitas atareadas de un lado a otro para mejorar este sitio en lugar de tratar de mejorar a las personas que viven en él. Son egoístas, interesados y olvidadizos. Ya no recuerdan cuánto has hecho por ellos ni cuántos de ellos siguen vivos por ti. Antes cuando podías les eras útil y acudían a ti para todos, ahora que creen que no lo eres dime, ¿cuántos de ellos se han acercado a ti? ¿Cuántos se han puesto de tu parte con lo de Gina?

Raven que sintió sus ojos humedecerse ligeramente tragó al escuchar aquellas palabras un tanto afectada.

—Ninguno...

—¿Y es eso justo? —repuso Jaha contemplándoles a todos en la lejanía—. Mereces algo mejor, Raven espero que lo sepas.

—No sé que es eso pero dudo mucho que vaya a hacer que el dolor desaparezca Jaha —respondió Raven reprimiéndose bastante al contemplar sus ojos—. Ningún dolor desaparece así como así...

—¿De verdad crees eso?

—Si, lo creo —sentenció Raven directa.

—Entonces si es así —dijo Jaha tomando su mano y dejando sobre ella el dispositivo azul—. ¿Qué tienes que perder?

Raven que cambió su rostro ligeramente dándose cuenta de ello bajó la mirada a su mano viendo la pequeña cosita azul sobre ella. ¿Y si Jaha tuviese razón? ¿Y si su dolor desapareciese de alguna forma con aquello? ¿Podría Raven dejar de desear ser quien una vez fue para poder serlo de nuevo?

Nada tenía ya que perder, ¿no?

Además, ¿qué probabilidades existían de que eso funcionase?

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang