121. Tu Me Ayudaras

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Respirando pesadamente contra el duro y frío suelo de piedra, sintiendo la caliente sangre espesarse pegajosamente bajo él, el una vez gran maestro Titus kom Trikru, Maestro de Natblidas, Guardián de la Llama y Embajador del Pueblo Arbóreo supo que la muerte le rondaba.

El intenso y lacerante dolor que sentía en cada pequeña parte de su cuerpo no le indicaban lo contrario. Lamentablemente para él, ahora mismo la desgarradora culpa era mucho más desoladora que cualquier pena física que le aquejase.

Sus vacías cuencas contemplaban supurantes el suelo y su mejilla se pegaba a la sangre apoyada en él mientras se sostenía el costado con las temblorosas manos arrodillado en el suelo sin poder dejar de temblar.

Un primer paso quebrantó el sordo silencio de la sala, a lo que le siguió un segundo y un tercero. Alguien se acercaba a él, podía olerlo. Podía sentir el gelido aire colarse desde algún rincón no muy lejano logrando hacer corriente con la entreabierta puerta.

—Estás ahí —murmuró el Príncipe Roan de Azgeda contemplándole impávidamente mientras se paseaba a su alrededor contemplando lo que Ontari había hecho con él al convertir al experimentado maestro en tan solo un despojo—. Me preguntaba qué habría decidido Ontari hacer contigo cuando lo descubriese...

El maestro que emitió un sordo quejido al tratar de levantarse tratando de agudizar el oído al sentirle caminar a su alrededor supo que no tenía ahora mismo muchas posibilidades de defenderse.

—Solo hice lo necesario para proteger a Heda de si misma —se defendió Titus mirando vaciamente a la nada con inquietud.

—Estoy seguro de ello —dijo Roan sin dejar de andar vacilantemente a su alrededor sin quitarle los ojos de encima—. Por supuesto, lo que Ontari te ha hecho no es nada en comparación con lo que Lexa te hará cuando descubra que has sido tú quien ha envenenado a esa cría.

La inquietud por sus palabras hizo que un escalofrío le recorriese la columna al gran maestro haciéndole temblar de impotencia y temor.

—Verás, Titus he estropeado mucho las cosas con ella —dijo Roan agachándose a su altura para hablarle cara a cara aunque no le pudiese ver—. No he sido el consorte cariñoso y atento que se esperaba que fuera. He aceptado ordenes que me han puesto en una delicada tesitura con ella que ahora he de enmendar de algún modo, ¿entiendes?

—Heda nunca te amará, siempre te verá como su más acérrimo enemigo —escupió Titus con rabia en su cara revelándose contra él.

Roan que apartó la mirada al sentir su sangre salpicar su rostro, volvió a posar sus ojos en él.

—Descuida, ya tengo quien me ame solamente necesito que sienta alguna clase de aprecio por mi y tú mi querido y solemne maestro —murmuró él inquietantemente antes de soltarle un fuerte golpe en la cara que le hizo caer con fuerza a sus pies—. Vas a hacer quién me ayude a conseguirlo.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Where stories live. Discover now