124. Tenemos Que Salir De Aquí

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Atravesar el bosque que conducía hasta Polis desde luego no había sido tarea fácil, el persistente viento, la inagotable lluvia y el cansancio extremo eran algo que había resultado difícil de combatir para Lincoln, Clarke y Abby pero eran serios obstaculos que habían combatido con persistencia y a los cuáles parecían haber vencido con el paso de las horas.

Poco a poco la lluvia había ido aplacando aunque los afluentes de agua habían rezumado de la tierra sin control provocando grandes torrentes de lodo y grandes caudales de piedra, agua y árboles que el viento había arrancado desde las raíces.

Clarke que está completamente enlodada de arriba a abajo tiembla apretada contra su madre en el interior de una cueva mientras Lincoln trata de conseguir algunas ramas secas que prender para hacer una hoguera. Han perdido los caballos, los suministros y las medicinas que llevaban en sus mochilas deben estar completamente empapadas pero la firme idea de llegar a Polis y salvar la vida a Halena es lo que les mantiene.

—¿Creéis que el sol saldrá pronto? Hace mucho frío aquí —preguntó Clarke sin poder dejar de temblar extendiendo el encendedor a Lincoln que había sacado del fondo de su mochila—. Aquí tienes, espero que funcione aún.

Abby que tenía los ojos cerrados la abrazaba contra su cuerpo tratando de retener su calor sin poder parar de tiritar tampoco.

—Está no es mi espléndida idea de morir...—murmuró Abby temblorosa escurriendo el agua de su camisa con las manos para que no se le siguiese pegando así al cuerpo.

—¿Es que acaso tienes una? —balbuceó Clarke al tiempo que Lincoln trataba de prender el encendedor sin éxito entre las pocas ramas secas que había podido reunir.

—No, la verdad es que no —mintió Abby viendo como en un último intento la llama prendía, y lamía las ramas rápidamente brotando en una pequeña hoguera.

Lincoln que estaba calado hasta los huesos se dejó caer sentado en el suelo llevándose las manos hacia la cabeza tratando de sacar barro del cuello de su empapado abrigo.

—¿Tú la tienes Lincoln? —preguntó Clarke fijándose en que él apenas decía nada ya.

—Lincoln, ven acercate —le pidió Abby viéndole levantarse con dificultad y acercarse a ellas débilmente—. Hablanos por favor, ¿habías vivido una tormenta antes?

Lincoln que temblo violentamente sin poder evitar hacerlo posó su mirada entre las llamas perdiéndose en el recuerdo.

—Cuando era un niño....

—¿Y qué paso entonces? —quiso saber Clarke que no tenía ni idea de cuanto tiempo debía durar este monzón.

—Que perdí a mi hermano —recordó Lincoln vagamente sintiendo el calor de Abby llegar a él sentado a su lado. Ambas le miraron casi de inmediato, y Clarke lamentó temblorosa haber posado su mirada a él—. Era mayor que yo, solo unos años... Indra no soltó mi mano, me salvó, pero él...

—Lo siento —dijo Clarke quedamente temblando, lo último que quería era traerle malos recuerdos a la memoria durante un momento así.

Abigail que tembló aún más en medio de ambos se abrazó las rodillas sintiendo algo caliente y pegajoso resbalar por su mano al hacerlo. Cuando bajo la mirada hacia ella le pareció distinguir la roja sangre entre la suciedad y el barro, y levantó la mirada buscando los ojos de Lincoln, que se dio cuenta de que lo sabía e hizo un gesto para que no dijese nada ante una ya de por si asustada Clarke.

Abigail que no dijo absolutamente nada sobre ello bajó la mirada desconcertada por su cuello, su torso y mucho más abajo, hasta detenerse en la profunda herida de su muslo la cuál sangraba lenta pero abundantemente.

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Where stories live. Discover now