36. Solo Para Nosotros

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El cálido amanecer acaricia la piel de Octavia que duerme al raso fuera del campamento Arcadia. La celebración se ha extendido hasta mucho después de abandonar Polis. Todo es perfecto. Tal cómo ella imaginó que debió ser desde un principio.

Estirándose sentada sobre la tierra, contempló maravillada como Lincoln aún dormía sobre la verde y frondosa hierba junto a ella. Una apacible expresión en su rostro la hizo sospechar que tenía un buen sueño.

Lo habían pasado tan bien durante la fiesta. Indra y su gente habían vuelto a acogerle en cuanto supieron que la Comandante levantó su injusto veto. Se sentía verdaderamente feliz por él. Feliz por ella. Indra quería seguir con su entrenamiento, que fuese completamente una de ellos.

Y así era tal y como se sentía Octavia, una de ellas.

Se inclinó posando sus labios sobre los de Lincoln en un pequeño y cálido beso hundiendo después la cara sobre su cuello. Lincoln que se removió ligeramente al sentir sus tiernos besos supo al instante que era ella y se dejó hacer, entreabriendo los ojos contemplandola muy de cerca.

Octavia se sonrió al sentir la forma en que la miraba y se le quedó viendo a los ojos.

—¿Ha sido un sueño entretenido? —quisó saber ella acariciando su mejilla con la yema del dedo suavemente jugando con su rostro—. ¿Aparecía yo?

Lincoln que llevó la mano a su rostro jugó con un largo mechón de su pelo.

—Tú si, pero ni rastro de tu ropa —respondió Lincoln sonriéndose para si fijándose en cómo apenas quedaba algo de su ropa puesta de la noche anterior.

Ella rompió en una pequeña risita.

—Se ha fugado —musitó Octavia confidente en broma antes de besarle dulcemente.

Lincoln que dejó escapar una risita le apartó suavemente el cabello inclinándose para besar su hombro.

—Esta noche ha estado bien, ¿verdad? —murmuró Lincoln viéndola cerrar los ojos deliciosamente—. Os han acogido.

—Si, lo han hecho —murmuró Octavia disfrutando sutilmente del gesto—. No pensé que lo hiciesen, pero lo han hecho.

Lincoln se la quedo mirando en silencio unos minutos sin dejar de acariciar su cabello.

—Indra está orgullosa de ti y yo también —dijo con verdadero amor viéndola a los ojos—. Has demostrado ser una autentica guerrera para tu pueblo.

—El único pueblo que a mi me importa eres tú—murmuró Octavia sincera mirándole a los ojos sin dejar de acariciar su piel.

Sus palabras derritieron a Lincoln por completo. Él, que jamás había podido imaginar poder amar a alguien tanto como la amaba a ella. Él que la había antepuesto al bienestar de su pueblo, incluso a su Heda. Él que había perdido por ella la razón por completo.

Después de lo ocurrido en el Monte Weather, Octavia era lo único que le mantenía cuerdo. Tanto como para demostrarle que lo único importante para él, era ella.

Lincoln la tomó del rostro besandola lenta y deliberadamente. Renunciaría a cualquier cosa por ella, a cualquier cosa.

Octavia cerro sus ojos disfrutando de aquel perfecto beso, como todos los que Lincoln le regalaba. Todos y cada uno de ellos únicos a su deliciosa manera.

Le quería tanto...

Ella si que estaba orgullosa de él, de poder estar a su lado.

Entre ellos sobraban las palabras. Las muestras espontáneas de afecto definían mejor su relación que cualquier otra cosa que pudiesen decir. Lo que sentían el uno por el otro era mágico.

Amor puro y constante. Un amor para pocos entendible aunque para ellos más que razonable.

Uno verdadero.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Where stories live. Discover now