123. Tanto Que Decir

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Octavia que coge una de las botellas de debajo de un extenso cajón cargado de suministros está sentada trás la improvisada barra del bar comedor con la espalda apoyada contra otra de las cajas.

Ha sido una semana muy larga. Demasiado larga en su opinión.

Bellamy que está sentado frente a ella se pasa la mano por la nuca algo agobiado mientras sus codos reposan sobre sus flexionadas rodillas.

Fuera la tormenta aún aúlla con fuerza cuando Octavia la abre y se la lleva a los labios bebiendo un amargo y largo trago que quema su garganta al descender por ella. Sacudiendo la cabeza con una agria expresión en el rostro, vuelve a dar otro largo trago antes de extender el brazo ofreciéndosela a su hermano Bellamy.

—¿Imaginaste alguna vez que nuestras vidas terminarían siendo así? —planteó Octavia observándole con paciencia antes de apoyar su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos—. Porque yo no... Creía que viviría y moriría bajo el suelo, y ahora no solo estoy en la Tierra sino que soy la jodida Canciller del mismo pueblo que me mantuvo escondida y el cuál me flotó en cuanto tuvo ocasión.

—Vivir es un asco —murmuró Bellamy tras dar un largo y amargo trago de la botella bajando la mirada al suelo.

—Morir lo es aún más, Bell —frunció el ceño ella en tono evidente haciendo un resignado gesto al apoyar el codo sobre su rodilla para sujetarse la cabeza con la mano y poder verle.

—De una forma u otra esta no es la clase de vida que deseaba para ti, Octavia —reconoció su hermano resignadamente—. Te lo prometo...

—Desear las cosas no sirve de nada, Bellamy —alargó la mano ella arrebatándole la botella para beber—. A estas alturas, tú mejor que nadie ya deberías saberlo...

Bellamy que cerro los ojos apoyando la cabeza en la pared tomó aire dejándolo escapar en un cansado suspiro.

—Si tan sólo pudiese desaparecer...

—No digas eso —le dijo Octavia dándole una miradita desde el frente—. Es obvio que las cosas no han salido tan bien como querríamos pero todo se puede arreglar, tú me lo enseñaste.

—Si al parecer te enseñe cosas bastante estúpidas... —murmuró él con cansancio bajando la mirada a su regazo resignado.

—Bellamy...

—Nunca debí llevarte a aquella maldita fiesta, Octavia no te haces una idea de como me arrepiento de ello —reconoció él trastocado sin mirarla—. Le prometí a mamá que cuidaría siempre de ti y ahora me doy cuenta de que le he fallado de la peor manera...

—Yo diría que lo has hecho bastante bien a pesar de las circunstancias —respondió ella con una vaga y resignada sonrisa—. Al fin y al cabo, he llegado a Canciller, ¿no?

Eso hizo sonreír tristemente a Bellamy y dedicarle una genuina miradita a su hermana. Octavia dejó escapar una débil risita al haber conseguido hacerle sonreír.

—Echaba de menos esa sonrisa —murmuró Octavia quedándosele viendo largamente con cariño—. Ya casi nunca la veo...

—¿Es qué tengo algún motivo para hacerlo? —dejó caer Bellamy con cierta ironía.

—Se me ocurre uno muy bueno, mide un metro sesenta y cinco, tiene el cabello rubio... —canrurreó divertidamente Octavia ocultando una picara sonrisa.

—Madre mía...—se pasó la mano por el rostro suspirando con una cansada sonrisa.

—¿No te suena...?

—Vale, vale, mejor pásame esa botella —dijo Bellamy extendiendo la mano escuchándola reír al pasarle la botella.

Desde luego esa charla con su hermana estaba resultando intensa.

—Oh vamos, no te pongas así —respondió Octavia un tanto entretenida por su actitud sintiendo el calor del alcohol subirle a las mejillas—. Somos hermanos, podemos hablar de estas cosas...

—No, no podemos eres una niña —repuso Bellamy dándole una miradita como que no le llevaría a su terreno.

Octavia dejó escapar una sonrisa al oírle y se apartó el cabello de la cara.

—Hace demasiado tiempo que ya no lo soy y aunque te fastidie reconocerlo, sé que sabes que no lo soy Bellamy —devolviéndole una obvia miradita a su hermano—. Así que déjate de historias y cuéntame qué pasa entre tú y Clarke, ¿quieres?

Bellamy que la observó durante un largo momento finalmente dejo escapar un suspiro conformista.

—Pasa que la he cagado Octavia —admitió él con pesar y resignación—. Que he intentado pedirle disculpas a Clarke, enmendar lo que hice y arreglar lo que teníamos y ya no es posible. Ella no volverá a confiar en mi, la he perdido, hermana.

Octavia que ladeo la cabeza al escucharle observándole llevarse la botella a los labios y beber hizo un gesto golpeando su pierna con su pie.

—El Bellamy que creció a mi lado no se rendiría tan fácilmente...

—Ese Bellamy está muy cansado de luchar por las causas perdidas Octavia —se resignó él bajando la mirada a la botella—. Tal vez ya no haya solución para mi, tal vez Clarke este mejor sin mi.

—Si creyeses eso de verdad no estarías intentando volver con ella, Bell —repuso ella alzando una ceja obvia—. Y yo no tendría que esforzarme en no levantarme de aquí y patearte el culo por rendirte de esa manera con ella...

—Octavia...

—Octavia no, Bellamy —contestó su hermana con un gesto llevada en parte por el alcohol—. Esa chica te importa, te importa de verdad y eso no cambia solo por intentar apartarte de ella. Ese sentimiento seguirá ahí, créeme lo sé. He intentado hacerlo con Lincoln y no he podido lograrlo.

Bellamy que se inclinó hacia delante sabiendo que ahora mismo ella necesitaba esa botella mucho más que él suspiro.

—¿De verdad creíste que se había acostado con Gina en tu ausencia?

Octavia que la cogió bebiendo amargamente de ella bajó la mirada arrepentida a la botella.

—Soy una completa estúpida...

—No lo eres, solo tenías miedo de perderle.

—Si, explícale eso a él —suspiró ella con una amarga sonrisa—. No debe ser agradable que desconfíen de ti, Bell.

—Dimelo a mi...—dijo él con un resignado gesto mirándola complicemente—. Desde luego, menudos dos...

Octavia que se sonrió sin ganas jugó con la botella entre sus manos dándole en eso toda la razón.

—Si, menudos dos...

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu