90. Competencia

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Ontari camina con pasos decididos de regreso a su estancia privada pasando por delante de los numerosos guardias apostados en su pasillo de la Torre, cuando al aproximarse a la puerta un sonido extraño para ella la desconcierta.

Ella acerca el oído a la puerta con sigilo y es una débil risa lo que diferencia. Su pequeño, su niño está riendo.

Sus ojos se cierran disfrutando de aquel sonido y no puede evitar que una escondida sonrisa aflore en su rostro como consecuencia.

Al apoyar la mano de la manilla y abrir despacio la puerta ve de espaldas arrodillada en el suelo a Halena frente a él jugando con sus pequeños dedos provocándole cosquillas al hacerlo. Eilan no puede parar de reir al notar como Halena atrapa sus dedos y como pasa los suyos por el suelo como si fuesen pequeñas patitas que recorrer este hasta subir por su pierna mientras le cuenta uno de sus preferidos cuentos.

Ontari que les contempla en silencio cuando abre un poco más la puerta, esta chirría haciendo que Halena se detenga y vuelva la cabeza algo impresionada.

—No estaba haciéndole nada malo —prometió de inmediato ella algo azorada por su presencia—. Lo prometo.

—Lo se —repuso Ontari con calma cerrando ahora la puerta tras ella—. Es por eso que sigues con vida.

Halena que se la quedo mirando apartó los ojos volviendo a tomar las manitas del niño que trataban de tocar su rostro para que siguiese jugando con él.

—Le echaba de menos...—reconoció tímidamente la niña tomando sus manitas para llevarlas a sus carrillos viéndole sonreír nuevamente de aquella particular manera.

Ontari que se la quedo mirando largamente conocía bien esa sensación y se acercó a ellos cogiendo al pequeño en brazos.

—Puedes venir a verle siempre que quieras aunque preferiría que me lo mencionases antes para no creer que una extraña se ha colado por mi puerta.

—Lo siento —se disculpó un poco Halena algo inquieta—. No creí que...

—No pasa nada —dijo Ontari viéndola de cerca—. Tengo la impresión de que Heda, te espera...

—Me marchó ya —murmuró ella acercándose al pequeño Eilan antes de posar los labios sobre su suave mejilla—. Te veré mas tarde, sé bueno con ella.

El niño que se sonrió como si la entendiese quiso coger su cara para abrazarla y terminó cogiendo un mechón oscuro de cabello de Ontari que caía sobre su pecho.

—Adios —se despidió de Ontari ella con una pequeña reverencia antes de dirigirse a la puerta saliendo con ella.

El niño que se distrajó con el cabello de Ontari la miro a los ojos llamándole la atención que sus cicatrices fuesen similares a las de Halena y Ontari le meció suavemente junto a ella.

—Así que vas a ser todo un conquistador, ¿eh? —murmuró casi en broma ella sonriendo para si antes de fijar su mirada por la puerta viéndola cerrada ante ella—. Debería empezar a sentir celos de ella...

Su sonrisa hizo que Ontari sonriese aún más y posando los labios sobre su rostro cerro los ojos aspirando su sutil aroma de bebé que hacia demasiado tiempo que no tenía la suerte de poder apreciar cerca de ella.

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Место, где живут истории. Откройте их для себя