116. Llegaremos

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El viento sopla con especial fuerza esa noche arrastrando grandes rafagas de lluvia que lo empapan todo a su paso. El oscuro cielo se ilumina fugazmente a rachas y el estallido de los rayos al cruzar el cielo convierten la tormenta en algo insuperable y grotesco.

Los cascos de los caballos se hunden en el denso fango que ha provocado el agua al entremezclarse con la tierra y enormes extensiones de agua anegan y desbordan algunos empantanados recovecos del bosque.

Clarke tiembla completamente empapada mientras agarra las riendas con fuerza tratando de guiar al caballo por el ciego sendero siguiendo a Lincoln que va a la cabeza tratando de abarcar terreno con el suyo. Su madre a su lado apenas puede ver por donde anda mientras la lluvia la azota con fuerza en el rostro y su yegua flaquea resbalando por la impregnada tierra.

—¿Estás seguro de qué es por aquí? —gritó Abby a través de la tormenta intentando no perder el control de su caballo.

Un nuevo relámpago iluminó rasgo el aire y un rayo impactó con fuerza en un frondoso árbol no muy lejano provocando llamas que con la caída de la lluvia se fueron extinguiendo.

—¡Estoy seguro! —vociferó Lincoln volviendo la cabeza hacia atrás apenas pudiendo distinguirlas entre tanta cortina de lluvia—. ¡Podemos intentar tomar un atajo por los túneles pero temo que el agua ya los haya anegado enteros!

—¡No, no! —gritó Clarke a través del sonido de los truenos—. ¡Seguiremos por este sendero! ¡Es lo más seguro!

La oscura silueta de las montañas se desdibujó a lo lejos con un nuevo haz de luz y la frondosidad de los árboles se tornó mucho más boscosa y contundente. Desbordados riachuelos deslizan la calada tierra chorreando por entre las piedras y las ramas de los árboles.

—¡Aquí nada es seguro! —voceó Abigail preocupada tratando de avanzar junto con ellos—. ¡Nunca imaginé que las tormentas fuesen a ser así! ¡Nunca había vivido nada parecido!

—¡Estad atentas al suelo, mirad bien donde pisais! —insistió Lincoln ignorando el comentario sabiendo por Octavia que esa clase de cosas no sucedían cuando vivían en el espacio—. ¡La tierra cede con la presión del agua!

—¡Tenemos que llegar a Polis cuánto antes! —gritó Clarke a través de la lluvia sin poder dejar de temblar por la calada ropa que llevaba—. ¿Crees que falta mucho desde aquí?

—¡Otra hora al menos! —vociferó Lincoln sintiendo como su caballo relinchaba retrocediendo ante algunas rocas llenas de lodo y fango.

—¡Es posible que Halena no tenga otra hora! —dijo Clarke al oírle con cierta impotencia—. ¡Debemos ser más rápidos!

—¡Hacemos cuánto podemos, Clarke! —gritó Lincoln de vuelta avanzando por otro camino algo más consistente—. ¡No desesperes!

—Por favor, no te mueras....—se dijo a si misma ella sintiendo el agua resbalar por su cabello y su rostro empapando el resto de su cuerpo y su montura calándoles a todos hasta los huesos.

Otra hora más con esa lluvia sin duda se le haría eterna...

Continuara...

Asumámoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 1. (#TheWrites)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora