Capítulo 18: La boda real.

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Las sesiones de moda juvenil de alta costura habían acabado, Gabriel estaba más que complacido con el resultado. Las órdenes que Bridgette le había dado al fotógrafo mostraban secuelas con clase y eran perfectas, llamarían la atención de las altas esferas Europeas y era lo que ansiaba el diseñador. A pesar de tener éxito en su empresa y sus diseños eran solicitados, no había podido entrar a los grandes eventos sociales del continente, haciéndose cargo de vestidos para la realeza Europea, algo que Bridgette ya había hecho a tan corta edad.

Gabriel estaba en su corporativo seguido hijo mayor, Félix y por su asistente, Nathalie. Se dirigían a la oficina de la azabache, después de la gran noticia que el diseñador había recibido: en once meses sería la boda del príncipe heredero de Dinamarca y había contratado a la empresa Agreste para que se encargara de los vestidos y trajes de la familia de la corona así como la pieza más importante en una boda: el vestido de novia.

Desde el anuncio que Bridgette se había unido a las filas de la empresa, las solicitudes para que diseñara algo exclusivo para las personas se habían triplicado, entre socialités, empresarios, actores y actrices de Hollywood, políticos y cantantes pedían e incluso rogaban que les crearan algo para un evento, sin embargo la solicitud de la corona de Dinamarca los mandaba a los cuernos de la luna.

En cuanto llegaron a la oficina la encontraron cerrada aunque se escuchaba música a todo volumen de fondo, no era exactamente la melodía que Gabriel escuchaba para relajarse, el brindis de la Traviata, era una pieza más contemporánea: siendo sinceros era la canción Somebody told me de The Killers cuya letra era cantada con una voz femenina. Gabriel usando la llave maestra de la empresa abrió aquél lugar sin imaginarse lo que encontraría...

Alrededor de ese espacio de diez metros cuadrados, estaban pegados en las paredes de techo a suelo hojas, algunas otras estaban en el piso, otras sobre el escritorio llenas de diseños de outfits casuales y formales como: blusas, faldas, sacos, camisas, trajes, vestidos, pantalones, trajes de baño, lentes, zapatos, bisutería y bolsos.

Frente al gran ventanal apenas entraba un atisbo de luz y se encontraba la diseñadora contoneando las caderas al ritmo de la canción, tenía el largo cabello atado con un pincel, trabajando en otro diseño que era sujeto por un caballete. En el silencio que marcaba el fin y el inicio de las canciones, Gabriel trató de llamar la atención de la chica al aclararse la garganta. Bridgette giró a ver un poco sorprendida por el trío que estaba en su oficina, inmediatamente apagó la bocina de donde emergía el sonido.

La ojiazul vestía una blusa de tirantes de encaje blanco semitransparente que dejaba ver el sujetador de la chica que apenas y cubría parte de su pecho. Se notaba su estrecha cintura y el vientre plano que se podía ver por lo corta que era aquélla blusa. Félix tenía que mantener la calma, pero al verla tan poco cubierta no podía comportarse normal, se preguntaba si acaso la chica lo hacía a propósito para que cualquiera cayera ante ella, porque le funcionaba.

- Monsieur Agreste, no me dijo que vendría. –comentó la diseñadora dejando a un lado su paleta de pinturas.

- Madeimoselle Bridgette, ¿qué son todos estos diseños? –preguntó Gabriel tomando algunas de las hojas.

- Todas las ideas que vinieron a mi mente en el último mes.

- ¡¿Qué?! ¡Todo esto lo acabas de hacer! –exclamó Félix.

- Durante mi estadía en Polarís me dedicaba más a la administración y a los negocios que al diseño pero ahora que sólo me puedo dedicar a mi trabajo, las ideas fluyen libremente.

- Madeimoselle Bridgette, sería tan amable de decirme como es que pegó las telas en los diseños, me parece una técnica curiosa. –dijo el diseñador Agreste.

Detrás del antifaz #MlbAwards2018Where stories live. Discover now