SideStory V: Susurros del corazón

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Tú y yo.

Era un sábado soleado de inicios de septiembre cerca de las dos de la tarde y en la ciudad del amor nunca había calma, si no era por los mismos parisinos eran por las hordas de extranjeros que asistían al lugar. Al ser fin de semana sólo hacía que el bullicio fuera más estridente, entre las personas que se encontraban en el lugar, se podía observar a una pareja que paseaba después de ir a comer a un restaurante cercano.

Ambos eran sumamente atractivos, aun cuando la chica envolvía el brazo de su acompañante no era impedimento para que diversas mujeres lo voltearan a ver. Era un hombre, de cabellos rubios, ligeramente despeinado, que resplandecían con los rayos del sol. Iba vestido de manera casual, con unos jeans en tonos obscuros y una camisa negra, cuyos puños estaban enrollados a la altura de los codos. Sus bellos ojos azules eran cubiertos por una gafas de sol, un detalle que sólo conocía su acompañante, pero sabía que si las mujeres, que no disimulaban su agrado por él, vieran esa penetrante mirada enmarcada con sus pestañas doradas; habría varias tratando de coquetearle.

Aunque los caballeros no eran la excepción, el chico podía sentir las miradas que las personas de su género lanzaban a la bella mujer que tomaba su brazo. Los rayos del sol hacían que la larga cabellera color obsidiana tomara algunos tonos azules, aquélla melena sólo era atada por una diadema que aparentaba unos diminutos brillantes pero que resplandecían, contrastando con su cabello obscuro, la hermosa figura lucía un vestido estampado en tonos verdes y cafés, corte imperio de tirantes que le llegaba a medio muslo, permitiendo que sus torneadas piernas lucieran, además, para aderezar el outfit, llevaba una chaqueta de mezclilla remangada y unas botas 3/4 en color café.

Iba totalmente diferente a lo que las reglas de diseñadora de alta costura tendrían en mente, pero era una forma de relajarse y disfrutar de ese día con su novio. Una palabra, que aun después de dos años de relación le parecía como parte de un sueño, algo que jamás llego a creer se haría realidad.

El paseo era una parte de la cita que disfrutaban ese fin de semana, Bridgette estaba enfrascada en un tema que había tomado mucha importancia para Félix y su familia: los problemas que habían surgido después que Polarís se declarara en quiebra y Charlotte entablara un juicio por malversación de fondos por parte de Augusta Grayson, sobrina de Demian, pues la madre de los Agreste tenía el testamento de Mr. Grayson donde dejaba la empresa a Félix y Adrien al ser sus nietos de manera legal aunque no lo fueran de forma sanguínea.

Este, estipulaba que una vez que alguno de ellos cumpliera la mayoría de edad debían ponerse de acuerdo en cuál sería el destino de la empresa, el mayor y el albacea del menor, en este caso Charlotte. Ella había peleado por la Compañía, no por el dinero sino por lo que representaba Polarís, el sueño y trabajo anhelado de Demian por muchos años. Charlotte no dejaría que se perdiera a manos de una inescrupulosa creída como era Augusta.

Sin embargo el juicio tomó más de lo esperado, Bridgette, Félix y Gabriel hicieron todo lo que estaba en sus manos para poder recuperar Polarís, pues era muy importante para Charlotte. Mercury, el mejor amigo, socio y abogado de Félix era quien llevaba el caso en Nueva York, había algunas irregularidades y por eso le estaba costando trabajo.

Charlotte no se dejaba vencer, como ella decía, no le importaba el dinero. De hecho, como inversionista de Agreste, sumado a sus recursos que le dejó ser modelo contaba con un capital excelente. Pero quería recuperar la empresa de su tío y que no se perdiera en el limbo.

Algo parecido pasaba con Bridgette, Polarís fue su cuna como diseñadora, ahí aprendió, conoció, trabajó, y disfrutó la moda; siempre de la mano de Mr. Grayson y Melanie, de hecho el plan original, cuando llegó a París aquel verano de hace dos años, era vengarse de los Agreste por la desaparición de Charlotte y truncar su sueño, dejando pasar el tiempo para que Polarís perdiera valor en el mercado y luego comprársela a Augusta. Una vez que ese plan se había ido a pique, al saber muchas verdades y las circunstancias cambiaran, aún quería recuperar la empresa, aunque la aparición del testamento había hecho las cosas de forma legal para que fuera entregada los verdaderos herederos. Quiénes, eran infinitamente mejores que Augusta para administrarla.

Detrás del antifaz #MlbAwards2018Where stories live. Discover now