Capítulo 24: Equilibrio del corazón.

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En una cafetería en el centro de París, se encontraba una chica de cabello azabache, con una taza de capuccino a medio tomar y lo que quedaba de una tarta de queso con zarzamoras, estaba revisando algunos apuntes de la clase de inglés que había tomado apenas unos minutos atrás...

- ¡Marinette! –gritó una chica morena arrastrando a un chico con audífonos colgados del cuello.

- ¡Hola Alya! Veo que Nino también nos acompañará. –contestó la chica al ver a sus amigos.

- Bueno es que después iremos a otro lugar –contestó Nino mientras los tres tomaban asiento -¿Quieres acompañarnos?

Marinette sabía que ambos estaban tratando de entablar una relación y eso al parecer era una cita, sin embargo, Alya había tratado de hablar con su amiga por las múltiples llamadas que Félix le hizo para saber algo del paradero de la ojiazul, lo que hizo que la morena se asustara, después de llamar varias veces a Marinette, le conto grosso modo lo que Bridgette le había hecho, Alya estaba furiosa pero necesitaba primero ver las reacciones de su amiga antes de hablar, por eso la citó en esa cafetería aunque ya tenía planes con Nino.

- No, gracias chicos pero aún tengo pendientes que hacer. Diviértanse. –contestó la ojiazul ante el ofrecimiento de su amigo, sabía que él lo hizo por cortesía y ella no quería hacer mal tercio.

- Muy bien Marinette, cuéntame que hizo la bruja de tu prima...

La ojiazul, no defendió a Bridgette de ese apelativo, pues ella también tenía ganas de llamarla así. Les contó a sus amigos acerca de la invitación que la diseñadora no le dio y como tuvo que excusarse con Félix. Era evidente que a Marinette le dolía, pero Alya no quiso ahondar más en el tema aunque no evito despotricar contra Lady Julianne...

- ¡¿Se cree dueña del mundo?! –gritó la chica de lentes.

- Cálmate Alya, pero tiene razón. Marinette ¿por qué es tan exigente tu prima? No hay duda que los adultos siguen siendo un enigma para mí. –dijo Nino.

- Es obvio que a ella le ha costado llegar a dónde esta, pero si me hubiera dicho tal vez no me sentiría tan mal.

A Marinette no le pareció justa la forma de actuar de Bridgette, con que hubiera comentado que aún no estaba preparada para una reunión de ese estatus, ella lo comprendería, pues sus conocimientos eran básicos. Su mundo se estaba cerrando más y más. Ahora no sabía si era bueno confiar en su propia familia, Félix también parecía sospechoso, Adrien no era el mejor apoyo, y menos ahora que tenía dudas por el hilo rojo del destino que estaba unido a Chat... ese también era un problema.

Tikki había tratado de convencerla que no se forzara a pensar en su unión con Chat y que se hiciera sus propias conjeturas en base a conocerlo, pero aún sentía algo por Adrien y así había quedado escrito después que dejara sus celos fluir tanto para akumatizar a Lila... otro problema.

La italiana había mentido acerca de su amistad con Ladybug, pero era verdad sobre ser hija de dignatarios extranjeros, de todo lo que había dicho... ¿qué era verdad y cual era mentira? Pues ahora sería su compañera de clases y era obvio que estaba interesada en Adrien... bueno pues los dejaría en paz, ya no quería más akumas en su salón de clases. Aunque ahora Chloé tendría competencia. La azabache decidió dejar a la pareja y se dispuso a ir a casa, aún tenía mucho por hacer además de ayudar en casa con el negocio.

- Buenas tardes Marinette... ¿Dónde estabas? –Una figura femenina estaba en la barra del comedor de los Dupain-Cheng... Bridgette. Con su perfección al momento de vestir, que hacía pensar a Marinette en cuáles eran sus hábitos cuando estaba "descansando". –Pasé al centro de idiomas y no estabas ahí.

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