Capítulo 61: ¿Qué somos?

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La luna brillaba en su punto máximo, los amantes se entregaban ante la pasión que se desbordaba de su ser, las voces entrecortadas llamando al otro así como el sonar de sus cuerpos al unirse era lo único que reinaba dentro de la alcoba, permitiendo que la somera luz que entraba por el ventanal iluminara el sudor de ambos cuerpos de forma aperlada.

Las noches se aprovechaban para probar los labios del amante, deslizarse y percibir las partes más sensibles del otro, su calor que hacía que todo ardiera y los ahogaba en vehemente frenesí al escuchar como poco a poco aquellos gemidos placenteros que solo desata más pasiones.

Sus cuerpos ansiaba estar juntos y formar un solo ser, aunque las energías se habían acabado, la falta de aire y el cansancio les pedía que cesaran.

—Mi be-lla dama, si segui-mos así, mañana... no po-dré estar des-pierto en la ofi-cina. —comentaba el hombre de cabellos rubios colocándose a lado de la chica.

—Debemos dejar de hacer esto, entre... los entre-namientos con Marinette y la oficina... me voy a desmayar de can-sancio. —decía entre jadeos Bridgette.

—Son las... ¡tres y media! Debo irme, apenas si me da tiempo de llegar a casa.

En un movimiento reflejo, Bridgette sujetó el brazo del chico que se levantaba de la cama, ni siquiera lo pensó, algo dentro de sí le pedía que lo detuviera...

—¿Qué pasa Brid?

—Nada —después de pensarlo un momento continuó —debes irte.

—Si quieres que me quede...

—Te dije que te fueras. —ordenó Bridgette. —Por favor, vete.

—Brid...

—No escuchaste... vete, Agreste.

Félix no entendía que era lo que estaba pasando, de un momento a otro la chica ojiazul cambió de parecer y mientras su mirada le pedía que se quedara, su voz ordenaba que se fuera. El empresario optó por darle su espacio, debía ser complicado estar en ese tipo de "relación"; para él aún era indescriptible esa situación y para ella debía serlo más.

Comenzó a recoger sus cosas, sin decir palabra alguna y salió del departamento de la pelinegra; quien se había cubierto con las mantas para no verlo irse. Una vez que escuchó la puerta principal cerrarse, salió de la cama y buscó su bata de dormir.

—¿Por qué lo haces tan complicado, Bridgette? —habló en voz alta la ojiazul. —Sé que no puedo detener esto, sé que esto no debe ser, no puedo estar con él: no debo estar con él. No podemos ser nada. Pero es como si algo me lanzara directo a sus brazos. Debo alejarme pero ¡no quiero!

Sencillamente Bridgette ya no entendía nada, por más que su mente le pedía que se alejara de él, ni su corazón o su cuerpo querían hacerlo, se sentía bien estando con él. Sabía sus gustos, sus debilidades, las cosas que le desagradaban, ambos se conocían demasiado. No importaba que tanto lo intentaran, no podían estar con alguien más; pero eso estaba mal. No debían estar juntos por el bien de toda la humanidad, Bridgette era el envase predestinado de Nightmare quien a esas alturas, quizá estaba enterado de lo que estaba pasando. El hecho de jugar a no decir que se amaban no significaba que no lo sintieran. Debían hacer algo antes que todo eso fuera irreversible.

Félix sabía en lo que "su bella dama" pensaba, ese sentimiento de culpa los agobiaba día a día, ¿culpa por sentirse bien estando juntos? Desde el momento más sencillo al cruzar una palabra hasta los momentos de intimidad se compenetraban tan bien, era obvio que estaba hechos el uno para el otro ¿por qué todo eso estaba prohibido?

Detrás del antifaz #MlbAwards2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora