SideStory I: Para hablar contigo.

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¿Todo había acabado? ¿El lobo negro se había esfumado del mundo humano? ¿Aquello era realidad?...

La noche caía en la ciudad, que estaba intacta, como si nada la hubiera perturbado. Los monumentos regresaron a su esplendor. Los edificios estaban completos. Los pilares que antes atravesaban la ciudad no habían dejado huella alguna. Los adolescentes que quedaban encerrados ahora yacían inconscientes en la Plaza a los pies de la Torre Eiffel.

Los héroes, los representantes de los Miraculous se difuminaron en la luz dorada que los cubrió. Sin embargo, quiénes durante un tiempo portaron aquellas bendiciones dudaban de la realidad y creían que todo eso era un sueño. Presentían que en cualquier momento el lobo negro volvería para burlarse de ellos, al creer que habían alcanzado su libertad y con ella la del mundo.

—Todo terminó. —Anunció el maestro Fu, al escuchar algunos de los ruidos de la ciudad romper con el silencio que reinaba. —Esto fue el fin.

Los siete se quedaron expectantes a alguna otra señal, esperando lo inevitable. Seis mil años de búsqueda, de muertes, desesperación, congoja, sufrimientos... habían concluido. Parecía irreal, una utopía, algo imposible, pero lo era.

El menor de la casa Agreste colapsó, sus piernas se doblaron sin más, su propio peso lo hizo caer, sus extremidades ardían y sus nervios se erizaron.

—¡Adrien!

La mujer de cabellos dorados corrió para tratar de detener la caída de su vástago. Aunque ella tampoco estaba en buenas condiciones. Había utilizado su energía espiritual sin freno alguno. Todo lo acontecido estaba por cobrarle las consecuencias a su cuerpo, aunque la felicidad que rebozaba en su corazón era más grande de lo que esperaba.

Para ella, pasaron algunos días que no había visto a su familia; guardó su secreto de heroína, vehementemente desde que tenía diecisiete años y en ese instante, sin más, se había mostrado como Saphirblau delante de las personas que más quería, quienes también habían sido elegidos por kwamis. De Félix lo sabía, pero en esos años era Chat Noir, ahora había sido tomado bajo el poder del zorro. Gabriel había sido cobijado por el kwami de la mariposa y su pequeño hijo, a quien tenía entre brazos se convirtió en el último portador de la pantera negra, además de haber cerrado el ciclo.

Las preguntas comenzaban a desfilar en su mente, una a una las dudas la abrumaban sobre cómo había llegado a París, cómo es que la ciudad se había visto inmersa en todo eso y cómo es que Nightmare había sido capaz de salir de la prisión creada por el poder de Saphir...

Saphir, su única compañía, amiga, consejera, se había ido sin siquiera despedirse. Esperaba escuchar en cualquier momento su vocesilla reclamando sobre sus actos, pero ya no lo haría.

—Ma-má.

La voz de Adrien la sacó de sus pensamientos. Los expresivos ojos color esmeralda, de su hijo la observaban añorantes. Ahora que lo veía de cerca, sus facciones infantiles ya casi desaparecían. No era el mismo niño que había dejado jugando en su habitación. Era mayor de como lo había visto la última vez. ¿Cuánto tiempo había pasado?

—Así es pollito. —Charlotte sentía como las lágrimas fluían de sus ojos, pero no podía detenerlas —Estoy en casa.

—Perdón, mamá. No pensé que ese día sería el último que te vi, yo... ¡Mamá ha pasado tanto!

—Todo es mi culpa. Me aventuré a hacer las cosas sin medir las consecuencias. —comentó Charlotte tratando de mantener compostura.

Adrien se aferró al cuerpo de su madre con todas las fuerzas que le quedaban. Ese calor maternal era lo que había anhelado durante los últimos dieciséis meses. Escuchar la voz que lo arropaba durante su infancia, era algo que jamás pensó volver a experimentar.

Detrás del antifaz #MlbAwards2018Where stories live. Discover now