Capítulo 41: El nuevo despertar.

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Adrien apenas si había dormido, Plagg se la pasó molestándolo por su afán de acercarse a Marinette. Puede que a los ojos de los demás fuera una manera de evitar la unión con Ladybug con el hilo rojo, pero el modelo de verdad quería estar con la chica.

La noche anterior llegó a casa esperando el regaño de su hermano mayor, pero este le llamó para decirle que estaba un poco justo de tiempo, pues su padre le había dejado demasiado trabajo el cual había aprovechado para terminar ese día; por lo que cenara sin él. Aunque Adrien había tenido otra idea y llevó su Tablet al comedor para enlazar una video-llamado con Félix y así poder conversar sobre sus actividades del día.

El modelo sabía el esfuerzo que hacia su hermano para poder pasar el mayor tiempo posible con él, incluso a costa de su salud, por lo que aún se sentía mal por las cosas que había dicho y pensado de Félix. Después de todo eso, se contactó con Nino para que le pasara sus apuntes de clases, pues al no poner atención ninguna clase no sabía que es lo que habían realizado.

Así cerca de las once y media, llamó a su kwami para transformarse e ir a agradecerle a Marinette los cuidados que había tenido con Chat Noir, preparando el ramo de flores que había comprado de regreso a casa. Su sorpresa fue amplia cuando la chica entendió el mensaje, aumentando la curiosidad de conocerla, pero por consejo de su kwami no debía forzarla a pasar tiempo con él o de lo contrario la chica terminaría odiándolo... al menos podía acercarse siendo el héroe con traje felino.

Habían pasado demasiadas cosas en sólo dos días: el beso que le dio a la ojiazul, conocer al guardián ancestral, saber que estaba unido a Ladybug, darse cuenta que no estaba enamorado de ella, ser atacado y recibir las disculpas de la falsa Ladybug, ir a parar a la azotea/balcón de Marinette para terminar visitándola para agradecerle y ponerla nerviosa, lo que hizo que Adrien se pusiera aún más nervioso, sin embargo aplicó un consejo dado por su amiga Bridgette: "cuando estés nervioso, sólo pon más nerviosa a la otra persona, de ese modo te verás con más seguridad y tendrás ventaja" así lo hizo, después del beso en la mano que le dio a la ojiazul y ver como se ruborizaba debía ponerla más nerviosa por lo que le susurró lo primero que le paso por la cabeza y le dio un beso en la mejilla, hubiera querido que fuera en los labios, pero no iba a tentar su suerte también como Chat Noir y al parecer había funcionado.

Estaba tan contento por lo que había pasado, sin embargo aún debía disculparse con Ladybug. Su padre y su hermano le habían enseñado que una mujer debe ser respetada y que él debía disculparse cuando había obrado mal; por lo que lamentó el haberla confundido con la farsante además de comunicarle que las atenciones, aparentemente detestadas por la heroína, iban a cesar pues él había encontrado a alguien que lo hacía sentir muy bien.

No sabía que sentía por Marinette, pero siempre que la veía con Félix era como si también quisiera que estuviera con él... sólo con él. Adrien quería ser el único que recibiera la atención de Marinette, y se despreciaba por no haberse dado cuenta que ella estaba enamorada de él. Se pasó toda la noche pensando en cómo acercarse a ella y siendo molestado por Plagg que se desveló, aun estando en clases estaba un poco adormilado. Así terminó el día de clases y mientras salían del colegio; conversaba con Nino sobre un proyecto que tenían en conjunto y estaban quedando de acuerdo de verse esa misma tarde, después de las clases del modelo, en la mansión Agreste, aprovechando la ausencia del padre del ojiverde...

- Oye Bro, ya viste a esa mujer... ¡vaya que es hermosa!

Comentó el moreno dándole un codazo en el brazo al modelo, quien volteó a ver a la persona aludida por su amigo. Era una mujer de larga y lacia cabellera negra que resplandecía en tonos azules con el sol, hacían juego con el vestido de una pieza en color azul marino con mangas a medio brazo, el vestido contaba con un escote en V que enmarcaba su figura con un cinturón en tonos dorados que plisaba la falda la cual llegaba a una altura de diez centímetros sobre la rodilla. La delgada muñeca de la mano derecha llevaba una pulsera de oro con algunos diamantes que fulguraban con los rayos del sol, uno de sus delicados dedos era adornado con un bello anillo lapislázuli. Tenía una expresión como si esperara a alguien mientras estaba recargada en un Porche color rojo último modelo, volteaba en dirección a la panadería de los Dupain-Cheng...

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