CUARENTA Y CINCO

1.2K 104 4
                                    

Culpa al corazón de Prince Royce era la canción que sonaba y Daphne tuvo que morderse la lengua para no sonreír como una tonta. Él le había dicho que esa canción le encantaba. Pero, ¿cómo lo sabía? Solía... ponérsela de fondo, a veces, cuando llegaba antes que sus alumnos.

—¿Por qué lo has hecho? —quiso saber.

Lucas, como era de esperar, se hizo el tonto.

—¿El qué?

—Sacarme a bailar —aclaró—. Debe de ser muy difícil para ti hacer algo que no controlas.

Como bailar.

Llevaban quince segundos de canción y ya la había pisado tres veces. Daphne estaba confirmando lo que ya imaginaba. Lucas De la Vega era un pésimo bailarín y, joder, eso era algo maravilloso. Porque, por fin, había algo que Don Todolohagobien no hacía bien.

Siento si no te gusta como bailo —su expresión se endureció.

Y algo cálido se apoderó del interior de Daphne, encogiéndole el corazón. Quiso lanzarse a sus brazos y besarlo hasta quedarse sin aliento.

—No importa —sonrió sincera—, me gusta.

—¿Si? —le devolvió la sonrisa.

Sintió un aguijón en la parte baja del abdomen.

—Oh, sí, por supuesto —su gesto se tornó juguetón—. Esto me demuestra que no eres un robot.

A él no pareció hacerle gracia su broma.

—¿Hasta cuando vas a seguir machacándome? Te pasas el día criticando y juzgando mi forma de ser.

—¡Será posible! —exclamó atónita—. Si es al revés.

Se quedaron mirándose fijamente durante un instante antes de echarse a reír. Daphne perdió el paso y Lucas la pisó de nuevo.

—¿Qué quieres de mí, Bambi? —preguntó él de repente.

Estaban cerca, demasiado, y todo lo que Daphne quería de verdad, era que lo estuvieran todavía más. Que no existiera ni un centímetro de aire entre él y ella. Entre sus bocas. Entre sus cuerpos.

Sin embargo, se obligó a centrarse en lo importante.

—Ya lo he dicho —hizo un mohín—. Quiero que me ayudes a convencer a tu madre para que nos deje hacer el festival.

Porque, por muy en contra que estuviera de la dichosa venta, era un hecho que se iba a hacer. Por lo que, solo le quedaba intentar conseguir una despedida para Baila Conmigo.

—Creo haberte dejado claro que voy a inmiscuirme en esa chorrada.

—Por fa, Lucas —lo miró suplicante—. Si no quieres hacerlo por mí, hazlo por tu madre. Yo... sé que en el fondo sabes que tengo razón. Le hará ilusión.

Él resopló con fuerza.

—Eres incansable, lo sabes ¿no?

—Solamente lucho por lo que quiero.

—¿Estás segura de eso?

—Si, ¿por?

—No sé —se encogió de hombros, sin soltarla. La canción había acabado hacia rato, pero ellos seguían meciéndose al ritmo de la que sonaba ahora—. Te veo luchar contra la venta y reconstrucción de la academia e incluso, no dejas de darle vueltas a cómo conseguir convencerme a mí y a mi madre para hacer una estúpida despedida. Sin embargo, todavía no te he visto luchar por nada que te afecte directamente a ti.

Un baile y nada más   [FINALIZADA]Where stories live. Discover now