4

8.5K 295 33
                                    

— ¿Cuando volvés a Italia? — Pregunto Belén mientras se sentaba en el sillón.

Cuando Luz estaba por responder el timbre volvió a sonar. Abrió la puerta e ingresaron dos personas.

— ¿Llegamos muy tarde? — Preguntó Candela una de las personas que habían ingresado recientemente.

— Si lo hicimos, ¡Fue culpa tuya! — Emitió Malena, quién la acompañaba.

— Dejen de pelear, no llegaron tarde. — Respondió Luz mientras cerraba la puerta.

— ¡Genial! — Emitió Candela y tomo asiento al lado de Belén. — ¡Trajimos café de Starbucks!

Luz preparo tostados para cada una y los dejo en el centro de la mesa para acompañar el café que sus amigas habían traído.

— Respondiendo a lo que me preguntaste. — Emitió mirando a Belén una vez que se sentó junto a ellas. — Pienso quedarme hasta las fiestas, más por mi familia, que por mis ganas de hacerlo.

— ¿Estas segura de eso? — Pregunto Malena al notar que no la hacía muy feliz quedarse en Argentina.

— Si china, el año pasado no vine a pasar las fiestas, mi mamá sufrió mucho no me puedo permitir verla sufrir otra vez así. — Respondió bebiendo un poco de café. — Aunque detesto la idea de quedarme, además extraño mucho a Simba.

— ¿Con quién lo dejaste? — Pregunto Candela.

— Paulo se ofreció a cuidarlo. — Los rostros de sus amigas en cierto modo se extrañaron. — ¡No me miren así!

— ¿Dejaste a Simba con Paulo? — Pregunto Belén para asegurarse. Luz asintió. — ¡Esto es nuevo!

Rió. — ¿Porque?

— Porque vos no dejas a Simba con cualquiera, Luz y mucho menos con alguien que conoces hace poco tiempo. — Interrumpió Malena sacando las palabras de la boca de Belén.

— Si lo sé, pero con Paulo se lleva bien, además se que el lo va a cuidar como si fuera suyo. — Los rostros de las tres personas que la acompañaban se veían impresionados.

— ¡Esto es algo nuevo! — Emitió Candela. — ¡Estoy que no lo creo!

— ¡Tampoco es tan raro, exagerada! — Emitió Luz. — Paulo es un amigo, como ustedes.

— Si, la diferencia es que a nosotras no nos dejas ni siquiera acercarnos a Simba. — Emitió Malena rompiendo su silencio. — Y a él se lo dejaste para que lo cuide, cuando lo conoces desde que te mudaste. — Finalizó haciendo una mueca con la cara.

No se había puesto a pensar en eso, tenía una cierta confianza con el que le daba tranquilidad, desde el día uno.

— ¿Luz? — Interrumpió Belén sus pensamientos. — Dame una respuesta porque si me dejó llevar por tu silencio estás más hundida que el Titanic.

— ¿Que me preguntaste? — Emitió volviendo en si.

La morocha giro los ojos mientras que las otras dos murmuraban mientras se reían.

— ¿Que te pasa con Paulo? — Eso te pregunté.

— ¡Nada! ¿Que me va a pasar? — Respondió exaltada. — ¡Se están haciendo un mundo que no es! Paulo es un amigo y fin de la historia. — La campana, más bien el timbre la salvo del interrogatorio que se venía.

— ¡Cómo safaste! — Le dijo la novia de Kranevitter antes de que abra la puerta.

— ¡Siempre tan oportuno vos! — Emitió y lo abrazo por un momento, hasta que sus ojos vieron con quién se encontraba.

— ¿Que hace acá? — Le pregunto clavando su mirada en los ojos del ex volante millonario.

— ¡Vamos a ir a jugar a la pelota! — Emitió con tristeza. — Tenía que pasar a buscarlo y traerle esto a Belén. — Tomo las llaves de la mano de su amigo, pero su mirada seguía conectada a la del delantero del Sevilla, una mirada que guardaba miles de sensaciones, pero principalmente bronca.

Cuando ambos abandonaron su casa, cerró la puerta y tragó saliva, tratando de ocultar las lágrimas que se acercaban. Subió corriendo las escaleras hasta su habitación y allí trato de calmarse, minutos después escucho unos pasos que se acercaban.

— ¿Luz? — Emitió abriendo la puerta. — ¿Estás bien? — Se sentó a su lado.

Ella solo negó y su amiga la abrazo.

— ¡Necesito sacarlo de mi cabeza! — Emitió con su corazón fragmentado al ritmo que sus otras dos amigas ingresaban a su habitación. — ¡Necesito buscar la forma de que deje de lastimarme!

Solo le dieron un abrazo grupal, sabian que cualquier cosa que le dijeran en ese momento sería en vano, ya que cuando uno ama de verdad, con cuerpo y alma, como Luz ama a Joaquín, no es imposible, pero si muy difícil de quitar. Cuando se ama como ama Luz, cuesta el doble arrancar de nuevo, porque cuando uno ama de verdad, ama con defectos y virtudes, porque acepta las lágrimas como lección y cree que a la vuelta de la esquina está la solución de aguantar tanto, por tan solo un poco de amor. Porque cuando uno ama, ama incondicionalmente.

Buenas, como están? Espero que les guste este nuevo capítulo, como verán muy diferente a lo que venía escribiendo. Levanté la mano quién ama incondicionalmente como Luz?

— 🙆 levanto las dos porque yo soy un caso especial para eso.

Un abrazo enorme.

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora