43 (IV)

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— ¿Vos decís que hay que despertarla? — Joaquín, y Dolores examinaban a Luz. — Yo creo que hay que dejarla dormir. — Emitió el tucumano sin dejar de mirarla.

— ¿Vos te la vas a bancar malhumorada porque no la despertaste? — Negó con la cabeza. — Bueno yo tampoco.

Se acercó a la cama y suavemente apoyo su mano sobre el bulto que estaba en la cama tapado hasta la cabeza.

— Luz, Luz despertate. — Emitía con suavidad en su voz. Habrá hecho el intento de despertarla más de cinco veces, en la sexta recién tuvo efecto.

— ¿Qué hora es? — Preguntó estirándose y volviéndose a tapar, pero está vez dejando al descubierto su rostro.

— Son las siete Luz. — Respondió a la vez que sentía la temperatura con su mano. — Seguís con fiebre.

— Debe ser la gripe. — Le dolió hasta decir esa oración, su cuerpo estaba increíblemente débil. — Me tengo que levantar a bañarme.

— Me parece que vos no estás en condiciones de ir a ningún lado en ese estado. — Joaquín se apartó del marco de la puerta y se acercó al lado de Dolores como si ambos fueran sus padres.

— Es solo una gripe. — Hizo un amague a levantarse pero se quedó sentada debido al mareo producido por las altas temperaturas que mantenía su cuerpo.

— Está decidido. — Emitió Joaquín. — De esa cama no te levantas hasta que te baje fiebre.

— Pero... — Los dos la interrumpieron.

— ¡Pero nada Luz! — Emitieron al unísono. — ¡Y no me hagas llamarlo a Paulo! — Exclamó esta vez el delantero del Sevilla que no iba a aceptar ningún tipo de acuerdo. — Y no creas que me vas a comprar poniendo los ojitos brillosos y mirándome fijo, porque no lo vas a hacer. No hay chance de que te deje salir de este departamento, en ese estado. ¿Vos querés que Paulo me mate?

Abandonó la habitación y esa misma mirada paso al rostro de la sobrina de su ex.

— Si no funcionó con el, ¿Qué te hace pensar que va a funcionar conmigo? Ya escuchaste a Joaquín. — Sentenció y se quedó mirándola como se cruzaba de brazos cuán nena chiquita enojada. — Luz no puedo dejarte ir así al estadio, enojate todo lo que quieras pero igusl no vas a ir.

Abandonó también la habitación y la dejo sola, completamente empacada.

— Los detesto. — Musitó al aire y revoleo un almohadón a la puerta por la que ambos habían salido. La imagen era tan igual a cuando tenía siete años y sus padres no la dejaban ir a la casa de su abuela porque estaba en las mismas condiciones.

Tomó el celular que estaba en la mesita de noche y justo tenía un mensaje de Paulo.

Paulo

¿Estás mejor?

Si, aunque seguro ya te
habran dicho que no es así.

Te mandaste al muere sola,
porque nadie me dijo nada.

LPM.

Quédate en el hotel a descansar
Luz, no seas cabeza dura.

Pero es solo un poco de fiebre
Paulo, hacen espamento por nada.

Si están haciendo espamento,
no debe ser por nada. No seas
caprichosa Agustina.

Te detesto a vos también.

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ