78 (II)

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— ¡Sorpresa! — Gritaron muchas voces a la vez que ingresaba a su casa. Apenas la luz aclaro la habitación la recién llegada pudo reconocer los rostros.

— ¡Por eso insistías tanto en irme a buscar al aeropuerto! — Le recriminó a Joaquín mientras lo empujaba con ternura.

— ¡Bentonarto a casa! — Musitó Joaquín al oído de Luz. La mezcla de idioma italiano con la tonada tucumana de Joaquín llevo a que los sentidos de Luz se expandan por cada poro de su cuerpo.

— Lo sono. — Musitó en su oído al abrazarlo y luego soltarlo. El jugador solo sonrió y se quede observando cómo su pareja se abrazaba a la novia de Higuaín.

— ¿Sabes que la podés ojear no? — Otra tonada tucumana se hizo presente a sus espaldas. Joaquín se giró con una sonrisa a mirarlo y negó con la cabeza.

— Vos con una cerveza en la mano y diciéndome que la puedo ojear. — Exclamó el ex delantero del Sevilla. — ¡Esto ya lo viví! — Una sonrisa se dibujo en su rostro mientras volvía a posar su vista en Luz quien tenía a Federico en su brazos. — No hay día en el que no me arrepienta de haberla lastimado tanto.

— Tucu mírala, te está dando una oportunidad. — Emitió Matías bebiendo un trago de su botella. — Luz siempre dice que las cosas pasan porque el destino así lo quiere. ¿No te parece mucha casualidad que ustedes dos estén en Italia juntos? Porque a mí no, para mí el destino quiere que ustedes dos aprendan del pasado, como vienen aprendiendo para seguir con lo que le tienen preparado. — Suspiro y una sonrisa se dibujo en su rostro. — Si no mírala a Belén, le hice las mil y una, por boludo que soy, y ella sigue a mi lado, al pie del cañón. Estamos formando nuestra familia y tratando de mejorar nuestros errores.

— ¿Dicen que de los errores se aprende no? — El ex volante millonario asintió con la botella en su mano. — ¿Dijiste "formando una familia"? — Le pregunto al caer en la cuenta de lo que Matías había dicho. — ¿Que me estás ocultando?

— Nada amigo, no te alteres antes de tiempo. — Golpeó su hombro amistosamente y ambos se concentraron en mirar a sus parejas que estaban juntas bailando con su grupo de amigas. — ¡Lo bueno de todo esto. — Hizo una pausa provocando que Joaquín lo mirará. — si la besas estando borracha, nadie te va a culpar!

Joaquín lo miro confundido y peatañando más de tres veces por minuto, incluso por segundo.

— ¡La verdad que no sé qué te estás refiriendo! — Se defendió tratando de hacerse el que no sabía de qué estaba hablando.

— ¿Te pensas que yo no sé lo que pasó  la noche de la fiesta en mi casa? — Le pregunto Matías divertido. — ¡Que me haga el boludo no significa que lo sea Tucu!

— ¡Yo no la bese! — Se apresuró a decir con nerviosismo.

— ¿Si no la besaste porque estás tan nervioso? — Comenzó a reírse, recibiendo un golpe de parte de Joaquín. — ¡Está bien, no la besaste, solo le diste respiración boca a boca porque le faltaba el aire a causa del alcohol! — Joaquín lo fulminó con la mirada, mientras Matías seguía riendo. — Ya que estamos hablando del tema, ¿La noche de la fiesta discutiste con Desire por Luz?

Joaquín negó con la cabeza. — Esa noche, discuti con Desire porque estaba ahora justamente de discutir con Desire. — Comenzó a explicar. — Obvio que ver a Luz influyó y mucho, después de la cena en su casa nada fue igual en mi relación.

— ¿La besaste porque discutiste con Desire? ¡Porque si fue así te rompo la cara ahora mismo! — Exclamó el volante y Joaquín rió volviendo a negar con su cabeza.

— En la charla que nosotros tuvimos al costado de la pileta en tu casa, ella dijo que yo la tenía que cuidar y eso me pegó fuerte. — Una sonrisa apareció en su rostro y algo de nostalgia también en su voz. — No me imaginé que al llevarla a su casa me pasarían tantas cosas por dentro, me quedé un rayo observandola dormir y después de ese momento me di cuenta que no quiera estar con nadie más que con ella, que la extrañaba y que tenía que encontrar la forma en la que ella pueda perdonarme, no me aproveche de ella ni de su estado. —Miro a Matías con toda la sinceridad del mundo. — Yo me estaba yendo cuando ella se despertó y me llamo, los dos teníamos alcohol en la sangre pero sabíamos que las cosas que nos estaban pasando no tenían nada que ver con el grado de alcohol que manteniamos, murmuró un te extraño y me acerque con una sonrisa, cuando me di cuenta la estaba mirando como la miraba años atrás, con una sonrisa, acariciando su mejilla. Me sentí completo después de tanto tiempo.

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Where stories live. Discover now