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[Devuélveme el corazón no quiero vivir así, devuélveme las promesas y la vida que perdí.]

Desde que Joaquín llego a Turín las cosas comenzaron a complicarse aún más de lo que estaban. Belén había llegado en la madrugada a socorrer a su amiga quien estaba a punto del brote psicótico.

— Con eso va a descansar al menos unas horas. — Emitio sentándose en el sillón en frente de Paulo. — ¿Hace cuánto tiempo que está así alterada?

Paulo no respondió. Estaba como perdido.

— Desde que yo llegue. — Su voz apareció de la nada, rápidamente la cara de Belén cambio al verlo parado en el living. Pero no era una cara de enojó, era más de tristeza.

Ella había sido quien levantaba a Luz cada vez que caía, y cuando no quería levantarse se acostaba a su lado en el piso haciéndola reír, Belén había sufrido en carne propia lo que le pasó a su amiga sin que me pase a ella y ahora estaba reviviendo todo nuevamente.

— ¡Tucu, acompáñame a la cocina! — Ordenó Paulo con su voz firme. — ¡Necesito hablar con vos!

Belén solo miraba a Joaquín con tristeza en sus ojos, en el fondo sabía todo lo que él estaba sufriendo, pero no sé comparaba con lo que sufrió y sufre su amiga día a día por el.

Se levantó del sillón y se dirigió a la habitación, desde la puerta observaba como Luz descansaba, definitivamente las gotas y el te de tilo que le había preparado estaba haciendo efecto, una lágrima cayó seguida de otra y otra, respiro hondo y se acercó a ella.

— ¿Que necesidad tenés de pasar por esto devuelta? — Murmuró mientras acariciaba su mano. — Mírate cómo estás Luz, otra vez utilizando gotas para podés descansar, totalmente estresada con la sola aparición de Joaquín. Se me rompe el alma cada vez que te veo así, yo sé que siempre te digo que tengo fuerzas guardadas para estas ocasiones para no dejarte caer, pero se me están agotando las reservas amiga, vos no me estás ayudando mucho que digamos a reponerlas. — Sus lágrimas recorrian la curva de la nariz hasta caer por su barbilla. — No es justo que el aparezca a arruinar todo lo que lograste sin el, para por un segundo y mira a tu alrededor, conseguiste ser feliz devuelta, no voy a olvidar la sonrisa en tu rostro cuando le dijiste a Matías que estabas saliendo con Paulo hace unos meses, ¿A vos te parece que ahora tengas que estar recurriendo a los ansiolíticos para poder descansar? Porque a mí no, y por más que estás dormida yo sé que me estás escuchando y que te vas a acordar de esto como si fuera que lo soñaste, porque esto ya lo pasamos y salimos, cómo vamos a salir de esta otra vez.

— ¿Como está? — Era Paulo, se lo notaba completamente triste.

— Dormida. — Respondió. — Parece tan tranquila cuando duerme, que incluso es raro. — Belén levantó la vista y Paulo trataba de ocultar sus lágrimas. — Esto no es culpa tuya, acá hay un culpable pero no dos vos. — Una mueca apareció en el rostro de la tucumana. — Tampoco es culpa de Luz o culpa de Joaquín, yo estoy buscando a alguien a quien culpar desde que todo esto comenzó y cada vez me convenzo de que el único culpable es el destino.

Paulo suspiro, se estaba aguantando las ganas de llorar.

— ¡Yo voy a ir a ver qué cocino! — Emitio Belén levantándose del piso. — Se va a levantar con hambre y seguramente mal humor, de todos modos si te ve a vos al levantarse no va a ser tan así. — El cordobés sonrió y asintió con la cabeza. — Cuidala Paulo, y no hablo de que la cuides solo cuando despierte. Cuidala siempre y trata de entenderla, se vienen tiempos difíciles para ella y va a necesitar de alguien que la sostenga.

Le dedicó una sonrisa al cordobés y una mirada cálida a su amiga y abandono la habitación con algo de alivio en su cuerpo. Ingreso a la cocina y ahí estaba el problema mayor.

— ¡Pensé que te habías ido! — Emitio y le tendió una carilina, sus ojos estaban tan hinchados que no había forma de ocultarlo.

— ¿Despertó? — Preguntó secando sus lágrimas y tratando de que su voz suene firme.

— No, pero mejor es que descanse. Estaba muy estresada cuando llegue hoy a la madrugada. — Respondió observando la alacena. — ¡Tucu! — El levantó la vista y no hizo falta preguntar.

— Paulo me hizo la misma pregunta que vos estás queriendo hacer. — Emitio con su mirada perdida. — Y te voy a responder lo mismo que a él. — No vine con la intención de arruinar nada, yo quiero que ella está bien, que sea feliz, que pueda rehacer su vida sin quedarse estancada. Pero...

Belén lo interrumpió. — ¿Pero lo que siente tu corazón es más fuerte de lo que vos querés hacer? — Emitio como si estuviera leyendo su mente. El jugador solo asintió. — Se que me voy a arrepentir de lo que estoy por decir, pero dale tiempo. Cuando más fuerces las cosas peor van a ser, ustedes están destinados a terminar juntos. — Suspiro.

— ¿Si estamos destinados a terminar juntos porque es tan difícil?

— Yo dije que están destinados a terminar, nunca dije que iba a ser fácil. Van a pasar por esta y por todas las que se vienen, pero al final van a terminar juntos. — Ya se estaba arrepintiendo con el solo hecho de haberlo mencionado. — Y no preguntes cómo lo sé, solo lo sé.

— ¿Y si esta vez te equivocas? — Su voz tenía un temple tirando más a quebrarse que a ponerse firme.

— No suelo equivocarme, yo veo ese algo que los demás no ven. Cómo ahora veo que cuanto más te metas entre Luz y Paulo más vas a salir lastimado, porque en este momento Paulo le está dando un respaldo que no se lo puedo dar ni yo, pero el tiempo va a poner las cosas en su lugar.

— Creo que esta vez te estás equivocando. — Emitio levantandose. — La última vez que la ví sonreír así con sinceridad, con amor y cariño fue hace mucho, y ahora Paulo lo logra en cada palabra que dice.

— Tucu. — Pozo su mano en el antebrazo del jugador en señal de cariño. — Vos no tenes una idea de los días grises que ella tuvo, si realmente todavía la querés, déjala que acomodé su vida, el mundo es redondo y tarde o temprano se van a volver a cruzar.

[Devuélveme el corazón no quiero vivir así, devuélveme las promesas y la vida que perdí.]

Perdón por hacerlas sufrir a las que sufrieron.

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Where stories live. Discover now