89 (III)

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– Tenés suerte que sigo en España, en tres horas a más tardar llego. — Emitió del otro lado de la línea. – ¡Está haciendo todo lo que le especifique que no hiciera! ¿Es estúpida o tiene un hijo con otro estúpido? — Corto la llamada sin dejar que el jugador responda.

Joaquín guardo su celular y se sentó en uno de los sillones.

— ¿Que te dijo? — Preguntó Belén que estaba sentada tratando de mantener la calma pero que tampoco podía conseguirlo.

— ¡Por suerte todavía estaba en España! — Suspiró con pesadez. — Es mucho estrés para ella, debí haber entrado yo con Federico no ella.

— No Joaquín. — Alicia tomó la mano del tucumano. — Así hubieses pataleado, gritado o la hubiesen metido en una jaula no ibas a impedir que entre a ese quirófano, es su hijo. — Trato de transmitirle tranquilidad con esas palabras pero el levantar la vista y ver a Paulo del otro lado de la sala. — ¡Yo me encargo de el! — Palmeo el hombro de Joaquín y se fue a donde se encontraba su hijo.

Del otro lado de la puerta del quirófano la cirujana advertía a Luz de lo que podía llegar a pasar.

— Señorita Andersonn. — Luz la interrumpió antes de que prosiguiera.

— Luz, tiene la cabeza de mi hijo abierta, llámeme Luz. — Suplicó con tristeza en su voz.

— ¡Muy bien, Luz! El anestesiólogo va a comenzar a reducir la dosis de anestesia y Federico se va a despertar queriendo sacarse todo. — Explico mirando a los ojos de la tucumana que escuchaba con atención. — Usted va a tener que calmarlo y cuando yo le diga hacerlo hablar. — Luz asintió con la cabeza y tomó la mano de Federico. — Inizia a svegliarlo. — Ordenó y poco a poco comenzó a reducir la anestesia.

Cómo era de esperarse la dosis de la anestesia comenzaba a dejar de hacer efecto en el pequeño cuerpo de Federico y el comenzaba a moverse intentando sacarse el tubo de la boca.

— Sh, sh Fede. Tenés que estar tranquilo si no le voy a decir a papá que te portaste mal y que no vas a ir a la cancha. — La cirujana asentía con la cabeza cada vez que Luz la miraba dándole a entender que estaba haciendo bien.

Mientras Luz hablaba con Federico, lo mantenía tranquilo de alguna forma, la enfermeras retiraban el tubo de su boca.

— Luz cuando yo te diga necesito que Federico hablé. — Le advirtió a la madre. — Pero no que hable por hablar, estoy en la parte donde su cerebro almacena la memoria. — Luz entendió y sonrió por debajo del barbijo por lo que estaba por hacer. — Ahora Luz.

— ¿Fede querés que cantemos una canción? — Le pregunto y el pequeño que estaba sobre la mesa de cirugía con el cerebro abierto solo sonrió. — Soy de La Plata, soy pincharataa lo sigo a todas partes a donde va. — La voz de Fede se escuchaba al eco de ella y de repente solo se escucho la voz de el. — La badaa ta loca, quiede dar la vuetaa. Coder a los triperos una vez maa. — Con lágrimas en sus ojos siguió cantando la canción que quería borrar de la memoria de Federico desde que lo escuchó cantarlo por primera vez. — Pídeme la luna y te la bajaré, pídeme cincuenta para un papel. — Miró a Fede y parecía estar en la cancha. — Pera ni mg picea qba na veals maba. — Luz miró alterada a la cirujana quien no sacaba la vista de lo que estaba haciendo.

— Marquen eso. — Le ordenó a quien estaba con ella y miró a Luz quien. Se desesperaba con la mirada. — Usted siga cantando, que el siga hablando y recordando. — Luz asintió con la cabeza.

— Pero no me pidas que no venga mas, porque cada día yo te quiero más. — Imploraba que por favor Federico terminé con la canción, lo miró y el sonrió. — Soy de la pataa, soy pinchadataa y cada dia yo te quiedo maaaa.

Suspiró Luz, y todo el quirófano. La cirujana asentía con una sonrisa y brillo en sus ojos dándole a entender que está a todo bien.

— Excelente Luz. — Felicito a la madre. — Ya hiciste todo lo que tenías que hacer acá, poder volver a la sala de espera.

Luz asintió e hizo el amague de levantarse de la silla pero de repente sintió que algo caía por su entre pierna.

— ¿Luz estás bien? — Pregunto la cirujana que estaba cerrando la cirugía de Federico. — ¡Luz! — Grito al verla caer desmayada al piso.

La enfermera la examinó y miró rápidamente a la doctora. — ¡Está sufriendo un aborto espontáneo!

— Subanla a una camilla ya mismo y llevenla al quirófano. — Ordenó mientras terminaba de suturar la pequeña cabeza de Federico. — ¡Llamen a un obstetra y avisenle a la familia!

La residente quien había salido a buscar a Luz hace unas horas fue la misma que salió a avisarle a familia.

— ¡Señor Correa! — Llamó la atención de Joaquín y de todos los presentes.

— ¿Cómo está? — Preguntó refiriéndose a Federico.

— Bien, la operación salió bien. El pequeño está siendo llevado a su habitación. — La sala de espero suspiro por si sola debido a que más de uno sintió que la tormenta había pasado. Belén fue quien notó que la chica seguía aún ahí.

— ¡Tucu! — Le advirtió a Joaquín y este se dió vuelta mirando a la doctora.

— La señorita Andersonn se desmayó en la cirugía. — Le comunicó con tranquilidad. — Sufrió un aborto espontáneo, detuvimos el sangrado antes de trasladarla al quirófano, no sabemos en qué condiciones está ella, ni tampoco el feto. Esperamos por la obstetra de guardia, que también se encuentra en cirugía. Lo siento mucho.

— ¡La única obstetra que va a tocar a Luz Andersonn soy yo! — Exclamó Elena ingresando a la sala y desapareciendo de ella junto con quien estaba dándole la noticia a la familia.

Joaquín sintió que su mundo se caía a abajo, Matías intentaba sostenerlo de pie pero el tampoco tenía la fuerza de hacerlo. La sala de espera pasó de felicidad a angustia y desolación de un momento a otro. La felicidad comenzaba a esfumarse.



Holi, ya puedo sentir su odio hacia mi persona. Pero cabe aclarar que yo pregunté y ustedes optaron. Espero que disfruten porque ya se acaba. 🙆💛

Tenía el capítulo escrito hace varios minutos PERO WATTPAD NO LO GUARDO Y BUENO TUVE QUE ESCRIBIRLO DE VUELTA.

(Parezco más hincha de Estudiantes que de Boca lpm)

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Where stories live. Discover now