91 (V)

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— Yo habló con la familia. — Advirtió Ana Laura y Elena negó con la cabeza.

— ¡Es mi sobrina y estaba bajo mi responsabilidad! — Emitió mirando a su colega. — Lo mejor es que yo sé lo diga.

Ana Laura le dedicó una sonrisa sincera a Elena y salió con ella del quirófano.

En la sala de espera Joaquín caminaba por las paredes, iba se un lado al otro, dejando sus lágrimas por toda la sala. Los amigos de Luz se hacían presente junto a él, al igual que su hermana que llego de España con su tía.

— ¿Cómo está? — Pregunto Joaquín sumamente alterado, alertando a algunos que estaban durmiendo en los sillones.

Solange quien estaba sentada al lado se Belén se levantó junto con Matías al notar la cara de su tía. Elena hizo el amague a hablar pero el sonido no salió de su boca y eso preocupó a la familia.

— ¿Elena? — Preguntó Solange fulminandola. — ¡No, no puede ser real!

— Hicimos todo lo que pudimos. — Exclamó hundiendo por completo a la familia y amigos en tristeza. — Sus antecedentes cardíacos se sumaron a lo que pasó hoy, su corazón se paró completamente. — Su voz se quebró. — Administre dosis de dopamina y reanimación pero no respondió.

Matías y Gonzalo se acercaron a Joaquín quien poco a poco caía al suelo completamente desconsolado.

— ¡Todavía no sé cómo explicar lo que pasó en ese quirófano! — Se puso a la altura que Joaquín estaba haciendo que lo mire a los ojos. — La estaban declarando muerta y su corazón comenzó a latir Joaquín. — Se largo a llorar y la mirada del jugador se intensificó. — ¡Estaba muerta y volvió a la vida!

La sala no podía creer lo que estaba pasando, ni ella tampoco. En tantos años en la profesión nunca había visto un caso igual. Su corazón estaba muerto, ella estaba muerta y un segundo antes de ser declarada muerta comenzó a fibrilar.

Solange y Joaquín abrazaron a Elena que estaba arrodillada en el piso completamente devastada y era de estarlo, su sobrina murió y volvió sobre su mesa de operaciones.

— ¿Está viva? — Pregunto Joaquín con su voz cortada. — ¿Luz está viva? — Ana Laura asintió y luego correspondió al gesto del jugador.

Matías, Solange y Belén se abrazaban entre ellos mientras una sonrisa se dibuja en su rostro y las lágrimas de felicidad caían por el mismo, Paulo quien estaba del otro lado de la multitud se sentía todavía más culpable al notar que estaba solo.

— ¡Doctora Bellizi! — Llamo Ana Laura. — La paciente está por despertar y va a querer ver un rostro familiar. — Advirtió mirando el aparato que estaba sonando.

Elena asintió con la cabeza y se levantó del suelo como pudo, sus fuerzas habían quedado en ese quirófano.

— ¿Sabes que ella no estaría acá si no fuera por vos no? — Le pregunto a tres de ingresar a la habitación donde Luz se encontraba. — Si vos te hubieses dado por vencida, ella también lo habría hecho, y si yo no te hubiese fastidiado toda la cirugía tal vez no estarías tan estresada.

— Tu fastidio me ayudó a seguir con la cirugía Ana. — Le respondió ella con sinceridad. — Tenías razón cuando dijiste que tenía un lazo con ella, me hiciste darme cuenta que tenía que tratarla como a una paciente más y no como mi sobrina, eso fue lo que me hizo ser tan optimista.

Acarició el hombro de su compañera y le dedicó una sonrisa. Puso la mano en el picaporte y largo un fuerte suspiró antes de ingresar.

— ¿Le podrías decir al señor Correa, a mi sobrina y Matías Kranevitter que se acerquen a la habitación? — Le pregunto a Bregman abriendo la puerta. La obstetra entendió que quería un tiempo a solas con su sobrina. Solo asintió y se fue.

— ¿Cómo está? — Pregunto a la enfermera que se encargaba de ella.

— Estable. — Respondió ella y le entrego la ficha médica. — No se registró ninguna anomalía cardíaca, los injertos uterinos siguen resistiendo, el feto tiene pulso fuerte. ¡Buen trabajo doctora Bellizi! — La dejo sola en la habitación para que pueda tener privacidad.

Comenzó a controlar los síntomas, sabiendo que en cualquier momento despertaría.

— ¡Bienvenida! — La saludo con alegría cuando Luz abrió los ojos. — ¿Cómo te sentís?

— Tengo sed. — Exclamó abriendo uno de sus ojos. — ¿Porque estoy en un hospital?

— Es efecto de la dopamina. — Le explicó tendiéndole un vaso de agua. — ¿Recordas algo?

— ¡Estaban operando a Federico de la cabeza! — Comenzó a contar a la vez que bebía pequeños sorbos de agua. — Después no recuerdo más nada.

Sonrió y se acercó a ella.

— ¡Me hiciste pasar el peor día de mi vida Luz! — Le recriminó con lágrimas en sus ojos. — ¡Tu corazón dejo de latir en mi mesa de operaciones, en mi mesa! ¿Porque siempre tengo que tener el corazón en la boca con vos? ¡Ni con mi hija tengo estos problemas!

— ¿Me devolviste la vida? — Tomó la mano de su tía mientras ella asentía. De repente su mirada se puso triste y se posó en su vientre.

Elena sonrió y antes de que ella emitiera palabra alguna se adelantó.

— Sin duda alguna ese bebé tiene sangre Andersonn. — Exclamó con nostalgia. — Si no no se explica.

— ¿No lo perdí? — Negó con la cabeza.

— Pusimos injertos en las paredes del útero para que resistan. — Le explicó con una sonrisa en su rostro. — Las probabilidades que puedas quedar embarazada más adelante son pocas y muy riesgosas, yo lo pensaría dos veces.

— ¡Por suerte tengo la mejor obstetra! — Elena negó.

— Después de esto no pienso volver a atender familiares. — Exclamó con una sonrisa. — Es mucho estrés para una sola persona que encima ya está mayor.

Luz sonrió y la abrazo con lágrimas en sus ojos.

— Gracias tía. No caben dudas que si vos te hubiese dado por vencida yo no estaría acá. — Elena largo una que otra lágrimas en ese abrazo.

— ¿Te pensas que me iba a perder la oportunidad de verte caminar al altar en un vestido blanco? — Le preguntó acariciando su cabello. — ¡No me vuelvas a asustar así!

— Lo prometo. — Le sonrió y ella dejó un beso en frente.

La puerta se abrió dejando ver a Joaquín, Matías y Solange, que rápidamente sonrieron al verla despierta... Todo comenzaba a marchar bien, por ahora.



Lo prometido es deuda, acá está el capítulo final de la maratón. Perdonen por hacerlas llorar, yo también lloré. Sufrí escribiendo como ustedes sufren leyendo. Los adoro. Un beso.

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Where stories live. Discover now