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— ¿Te estás echando para atrás? — Le pregunto el tucumano mientras la abrazaba. Ella negó.

— No, no es eso. — Suspiró y levanto la cabeza para mirarlo sin soltarse del abrazo. — Son cuatro años viviendo en Italia y trabajando para la misma empresa. Es complicado. — Los ojos de Joaquín se posaron en los azules de Luz.

— Es entendible Luz. — Acarició la mejilla la mejilla de su compañera con el pulgar. — Son lazos difíciles de cortar. Pero mírale el lado bueno, podés seguir haciendo lo que te gusta acá. — Luz asintió con una sonrisa.

— ¡Luz Andersonn! — Llamó una chica desde la oficina del fondo. — Adelante por favor.

Soltó a Joaquín, que iba a esperarla en la sala e ingreso para realizar los papeles de cambio de residencia.

— Una pregunta. — Emitió una vez que firmó todos los papeles que le correspondían a ella.

— ¿En qué puedo ayudarla? — Preguntó la chica que tenía sentada enfrente.

— Mi hijo nació hace unos días, nació acá en España. — Explicó. — En el hospital me dijeron que tenía que venir a hablar a la embajada para la doble nacionalidad.

— Si, lo que necesita es partida de nacimiento certificada por el hospital, documento suyo o del padre del niño, en caso de ser Argentino solo presentar uno. Partida de nacimiento original. — Se tomó un segundo para respirar y la miró. — ¿El padre del niño se encuentra en este país?

— No, el reside en Italia. — Respondió Luz sabiendo que eso sería un problema para la residencia de Federico.

En ese caso se necesita la autorización del padre, donde expresa la voluntad de otorgarle la doble nacionalidad, la cual debe estar legalizada y certificada. — Posó sus ojos en la computadora y luego miro a Luz. — ¿Alguna otra pregunta? — La tucumana negó. Muy bien señorita Andersonn, oficialmente es residente de España.

Tomó los papeles y salió de la cabina buscando a Joaquín.

— ¿Todo listo? — Preguntó el levantándose de la silla y ella asintió. — ¿Y porque esa cara?

— Para darle la doble nacionalidad a Federico necesito la autorización de Paulo. — Suspiró. — Y sé que no me va a dar a la autorización.

— Eso deberías hablarlo con el, yo creo que ambos van a querer que su hijo tenga la nacionalidad Argentina. — Expreso Joaquín mientras caminaban a la puerta tomados de la mano.

— ¡Joaquín! — El la miró y entendió a lo que se refería. — Paulo lo único que quiere en este momento es perjudicarme la poca paz que me queda, de igual manera voy a hacer que Carol hablé con el. No quiero discutir más con Paulo, porque eso conlleva a que termine discutiendo con vos por estupideces y no quiero.

Joaquín sonrió y dejó un beso en la frente de Luz mientras caminaba abrazados hacia donde se encontraba el auto.

— ¿Lo extrañas no? — Preguntó Joaquín al notar que Luz miraba la foto que tenía de Federico en el fondo de pantalla, que justamente estaba con el. Luz asintió.

— Es raro dejarlo, por más que sea por unas horas. — Su voz empezaba a quebrarse. — Tengo que cortar el cordón umbilical si no voy a terminar como la bomba tucumana y el boludo que tiene de hijo.

Joaquín rió ante esa acotación y negó con la cabeza.

— Es normal extrañarlo Luz, sos su mamá y hace un mes estás prácticamente a disposición de el. — La cara de Luz se tornó a triste y Joaquín lo noto. — ¿Que te pasa?

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora