34 (II)

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  — ¡Lo que me faltaba! — Emitio de repente Luz y la mirada de todos alrededor se pozo sobre ella, especialmente la de Lautaro. — ¡Lautaro, necesito hablar con vos! — Ordeno levantándose y dirigiéndose hacia la cocina. 

  —  ¿Que paso? — Pregunto ingresando a la cocina.

  — ¿Vos sabias de esto?  — Tiro el celular encendido enfrente de su cara, el sobrino de su novio lo examino y trago saliva. — Si lo sabias. — Se auto respondió con una sonrisa irónica. — ¿Cuanto tiempo pesaban seguir viéndome la cara?

  — ¡Para Luz, no es lo que vos pensas!  — Exclamo tomándola por el brazo. 

  — ¡Seguro que no! — Su voz estaba a punto de quebrarse y no pensaba hacerlo delante de el ni delante de nadie. 

Se dirigió a su cuarto lo mas rápido que pudo y allí se desahogo, lloro lo que tenía que llorar. Su intuición no le había fallado, era verdad algo malo estaba por pasar entre ellos dos y eso se remitía en el nuevo encabezado que circulaba por todo internet. "Paulo Dybala y Oriana Sabatini juntos en un departamento de puerto madero."

Unos golpecitos en su puerta la saco de esos pensamientos, respiro antes de emitir palabra. 

  — ¿Quien es?  — Pregunto lo mejor que pudo.

  — ¡Soy yo!  — La voz de su amiga se escucho del otro lado de la madera. Se levanto de la cama y saco el seguro de la puerta para que ella ingresara y volvio a la posición en la que estaba anteriormente. — ¡Hey! ¿Que paso? Abandonaste la sala llorando, me preocupas. — Emitio sentándose a su lado mientras acariciaba su cabello. 

Estaba tan mal que no podia ni siquiera hablar. Solo tomo su celular y se le dio para que observara. 

  — ¡Tiene que ser un chiste de mal gusto, de MUY MAL GUSTO!  — Exclamo cuando termino de leer la nota. — ¡Tiene que haber una explicación para esto!

  — ¿Qué explicación puede haber? — Rompió en llanto delante de su amiga como nunca lo había hecho antes. 

Lara sabia que cualquier palabra que dijera en ese momento no iba a ser suficiente, estaba rota en pedazos, completamente destruida. La persona que menos imaginaba acaba de romper la pequeña ilusión que ella tenía de ser feliz, de formar una familia con el y de poder olvidar todo lo malo que había sucedido en su pasado, pero en este momento esa ilusión se desvanecía lentamente. 

Ninguna emitía nada y lo único que se escuchaba en la habitación eran los sollozos de Luz.

— ¡No puedo creer esto! — Emitió la nada mirando a Lara con la cara completamente hinchada y desfigurada por las lágrimas que estaba largando. — ¿Con que necesidad de hacerme esto?

— ¡Capaz todo esto tiene una explicación, Luz! — Aconsejó tomando su mano. — ¡Tal vez es solo un mal entendido!

Luz la miró, y Lara entendió que no iba a ver ninguna posibilidad de que ella cambie de parecer. Cuando Luz estaba por emitir palabra alguna, la pantalla del celular se encendió y se apagó.

— Es Paulo. — Emitió sin ganas mirando su celular.

— ¿Querés que hable con el? — Negó con la cabeza y respiro.

— Cuando esté lista para atenderlo y escuchar la sarta de mentiras que me va a decir lo voy a atender, mientras tanto que siga llamando.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño en el que se encerró durante un buen tiempo, cuando salió envuelta en toallas estaba sola en la habitación y todavía tenía esa necesidad de seguir llorando.

Se sentó en la punta de la cama bien en el centro y suspiro fuerte buscando la forma de creer lo que estaba pasando, y nuevamente su celular la sacaba de sus pensamientos.

- ¡Paulo! — Respondió lo mejor que pudo tratando de calmarse.

- ¡Luz! — La voz del cordobés se escuchaba vacía. – ¿Cómo estás?

Cayó en la cuenta que justo esa era la pregunta que no tenis que hacer.

– ¿Cómo estoy? ¡Estoy como puedo Paulo, como querés que este! — Su voz estaba a muy poco de quebrarse.

¡Luz, yo te puedo explicar todo! — Se hizo notar la desesperación en su voz.

– ¡ES LO MÍNIMO QUE PODES HACER! — Exclamó rompiendo en llanto.

– Luz, ¿Nos podemos ver?

– Lo mínimo que me merezco es que me expliques todo lo que está pasando en la cara, Paulo, ¿Pero encima pretendes que yo viaje a Barcelona para hablar con vos?. — Suspiraba una y otra vez para intentar calmarse y mantener la cordura. – ¿Si la cagada me la hubiese mandado yo sería todo diferente no? Me echarias la culpa y no me dejarías ni siquiera poder defenderme, y no me digas que no sería asi, porque si sería asi.

– Sabes que si pudiera salir de la concentración lo haría.

Luz rió irónica del otro lado de la línea.

– ¡Menos mal que no podés salir de la concentración eh! ¿No podés salir o no querés salir para enfrentar los problemas que vos mismo te ocasionaste? Porque si mi memoria no falla, saliste de la concentración y te vieron saliendo de un lujoso departamento en Puerto Madero. ¡JUSTO CON LA PERSONA QUE DECIAS QUE NO PASABA NADA!

Solo se escuchaban los suspiros y sollozos de un lado y del otro.

– Cuando estés listo para afrontar tus problemas, sabes dónde vivo. Suerte.

Corto la línea sin dejarlo responder y dedicó su vista al ventanal que tenía en la habitación mientras veía como el sol se resplandecía en las plantas de si jardín a la vez que varias lágrimas caían tan rápidamente por su rostro que no permitían que el lagrimal se seque.

Suspiró y comenzó a acariciar su vientre. — Ahora somos sólo vos y yo. — Emitio mientras acariciaba con delicadeza e intentaba salir adelante.

Ya no era ella sola, ya no podía quedarse acostada todo el día llorando hasta deshidratarse, tenía que seguir adelante por ella, por su familia y por la nueva persona que iba a llegar a su vida en tan solo unos meses.

Espero que les guste, ya se viene el final de la maratón.

PD: no podía romperle el corazón a Paulo, pero había que armar quilombo. Sorry. ♥️🤞🏼

PERFECTA • Joaquín Correa • [Wattys 2018]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ